Universidades Nacionales: formando nuevos “Milani”

Sábado, 15. Agosto 2015

Sin generar mayor revuelo, el 15 de julio pasado el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, y el jefe de la Agencia Federal de Inteligencia (la SIDE post-Stiusso), Oscar Parrilli, firmaron un acuerdo junto con cinco universidades nacionales para proveer de personal a los servicios de inteligencia del Estado.

Las primeras casas de estudio en suscribir semejante convenio son la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Unicen), la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) y la Universidad Nacional del Comahue (UNCo). Los mismos funcionarios anunciaron que ahora van por la extensión del acuerdo a otras universidades, entre ellas la de Córdoba. El insólito acuerdo de Parrilli, Sileoni y los rectores se propone reclutar entre 200 y 250 personas para el aparato de espionaje antes de fin de año.
La complicidad de las autoridades universitarias con uno de los más oscuros y tenebrosos órganos del Estado tiene antecedentes inmediatos en la obligada renuncia del vicerrector de la UBA, Darío Richarte, luego la disolución de la ex SIDE y en el marco de que el movimiento estudiantil venía denunciando su condición de alto funcionario de los espías estatales durante el gobierno de De la Rúa. En Córdoba, las gestiones rectorales de Scotto y luego Tamarit, han mantenido un silencio cómplice respecto del accionar de agentes del nefasto “Proyecto X” (a cargo del represor estrella del kirchnerismo, Sergio Berni), espiando a docentes y estudiantes y confeccionando listas de activistas opositores en los últimos años.
El discurso del gobierno nacional acerca de una supuesta “renovación” de los servicios de inteligencia y la “Nueva Doctrina de Inteligencia Nacional”, no alcanza para tapar la realidad, que muestra al conjunto de las fuerzas represivas y los diversos aparatos de espionaje abocados a la contención de los conflictos obreros y populares, y a la identificación y persecución de luchadores. Tal como ha sucedido históricamente, y más allá de cambios de nombre y figuras públicas, los servicios de inteligencia han actuado siempre abasteciendo de información sensible a una u otra fracción de la gran burguesía local e imperialista, e invariablemente en contra de cualquier aspiración nacional, democrática y popular. La incorporación de la universidad pública a la cartera de proveedores de la sección más sucia del estado, el contrabando de información en salvaguarda de los negocios de los principales grupos económicos, es un signo coincidente con la orientación social que le vienen imprimiendo los ministerios de Educación y de Ciencia y Tecnología a la educación superior en los últimos años, particularmente desde la aprobación y puesta en práctica de la LES. La formación universitaria diseñada a la medida de los intereses de los principales monopolios y multinacionales con inversiones en el país, pretende asumir ahora el desafío de formar Milanis para su resguardo.
Quienes somos consecuentes con la reivindicación de la universidad anticlerical y antioligárquica de los reformistas del 18, con la universidad antiimperialista y revolucionaria de los Cordobazos, sostenemos que el lugar de los estudiantes y trabajadores universitarios es junto a las luchas obreras y populares, y no como botones del gobierno y las grandes patronales.
Es imprescindible denunciar estos convenios y luchar porque no se apliquen en ninguna universidad del país.

L.F.

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Sábado, Agosto 15, 2015 - 00:30

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