Un fallo a medida de Israel

A principios de abril la Sala II de Casación emite un pronunciamiento respecto de un expediente de la causa AMIA, referido a la presunta participación de Carlos Telleldín en el atentado. La resolución de la cámara, compuesta por tres jueces, es la absolución del imputado. En los fundamentos, el juez Carlos Mahiques aprovecha para expedirse sobre la responsabilidad de Hezbollah y de la República Islámica de Irán en los atentados a la embajada de Israel y a la AMIA. Los otros dos jueces (Angela Ledesma y Diego Barroetaveña) desisten de emitir opinión al respecto debido a que esas afirmaciones exceden largamente el objeto del expediente en cuestión.

Mahiques se lanza a afirmar que el atentado se organizó en Beirut y aventura que estuvo motivado por el incumplimiento por parte del entonces presidente Carlos Menem de tres acuerdos con Irán de provisiones tecnológicas para uso pacífico de energía nuclear. Esos acuerdos habían sido firmados por Raúl Alfonsín. 

Las imputaciones a Irán están hechas en base a dos fuentes: declaraciones de opositores al gobierno iraní, e informes de agentes de inteligencia de la CIA, el Mossad y la SIDE. No hay una sola evidencia que sustente estas acusaciones, menos aún en el caso de la embajada. Un pronunciamiento “judicial” eminentemente político que cubre la ausencia de pruebas con un gran sentido de la oportunidad.

Días antes de hacerse público este fallo, las fuerzas armadas de Israel bombardearon la embajada iraní en Damasco (Siria), asesinando a varios miembros de la Guardia Revolucionaria Iraní, cuerpo militar oficial de la República Islámica. En un mismo acto el régimen sionista asesina altos funcionarios extranjeros y viola flagrantemente la soberanía territorial de Irán y de Siria. Rápidamente se pone en marcha una campaña internacional tendiente a justificar el ataque y presentarlo como una acción de “legítima defensa”. El aporte de imprentables como el juez Mahiques no se hizo esperar, y la difusión en los principales medios de comunicación instaló nuevamente la idea de Irán como un país agresor, promotor del terrorismo, del cual Israel es víctima y le asiste el derecho a defenderse por todos los medios.

Cuando Irán lanzó la ofensiva aérea en represalia a Israel, no se hicieron esperar las condenas internacionales y los respaldos a “la única democracia en Medio Oriente”. Un coro hipócrita que no se ha escuchado para condenar el genocidio que está perpetrando desde hace meses el Estado de Israel contra la población civil palestina de la Franja de Gaza, donde los muertos se cuentan por decenas de miles y muchos de ellos niños. 

El cipayismo sobreactuado del gobierno de Milei llegó al extremo de armar un “comité de crisis” frente al conflicto en Medio Oriente, que se estrenó con una reunión de gabinete donde participó el embajador de Israel en Argentina. Incluir en una reunión de gabinete a un funcionario de una potencia extranjera y en plena escalada bélica es un acto de traición a la patria que no registra antecedentes, y ratifica la voluntad del presidente de avanzar en un rumbo neo colonialista para la Argentina.

Que Israel y Estados Unidos hayan sido los destinos de los primeros viajes presidenciales ha sido el primer paso en esta dirección, pero los poco más de cuatro meses en el ejecutivo están plagados de gestos en dirección a un alineamiento sin atenuantes con las dos potencias más guerreristas. La decisión de instalar una base militar yanqui en Tierra del Fuego, y el pedido de inclusión de la Argentina como miembro global de la OTAN no dejan lugar a dudas: el eufemismo de buscar ser “socios” de los países “libres” apenas disfraza una vocación rastrera a nivel internacional respecto del imperialismo más agresivo en la actualidad.

No a la base militar yanqui en Tierra del Fuego 

Ninguna colaboración con Israel en el conflicto armado 

Viva la lucha del pueblo palestino 

Fuera ingleses de Malvinas, fuera yanquis de América Latina

Leo Funes