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Empujar la lucha desde abajo
Luego del mísero adelanto de paritaria del 8% al salario básico en enero y febrero, comenzaron los tires y aflojes entre los gremios docentes bonaerenses y el gobierno de Scioli.
Tras haber rechazado la oferta de un 25% para todo el año en dos tramos, SUTEBA aceptó el cierre de paritaria en un 38% en dos tramos e incluyendo el 8% ya percibido. El acuerdo, también aceptado por UDA, AMET y SADOP -integrantes del Frente Gremial-, establece un aumento real del 30% aproximadamente para los maestros de grado que recién se inician, llevando su salario a $7000 en marzo y el de un preceptor a $6500. Este porcentaje va disminuyéndose ampliamente a medida que se tiene más antigüedad: por ejemplo, un maestro con 10 años sólo cobraría $100 de diferencia con respecto a los que recién se inician. De la misma forma se reduce en las horas cátedras y módulos de los profesores, donde el aumento está muy por debajo de lo exigido: en 10 módulos el aumento es aproximadamente de $700, dependiendo de la antigüedad.
En el año de la renovación presidencial, el binomio Baradel - Yasky decidió no hacer olas en tierras del principal precandidato del Frente Para la Victoria, al precio de entregar sin condiciones la lucha de los docentes. Una prueba más de la obsecuencia miserable de la CTA oficialista.
El acuerdo fue rechazado por los SUTEBA opositores conducidos por la Multicolor, además de la FEB -de peso en el interior de la provincia- y de UDOCBA. Si bien tanto desde Nación como desde el Gobierno de la Provincia se buscaba asegurar un comienzo de año con clases y sin ningún tipo de controversia, lo cierto es que marzo volvió a iniciarse con provincias en paro docente, como en Chaco, La Rioja, Misiones, Santiago del Estero y Santa Cruz. En Buenos Aires, el paro convocado por 72 horas tuvo un acatamiento alto teniendo en cuenta la deserción Celeste, dato que muestra que la base de bronca para pelear por un aumento mayor es real. Al cierre de esta edición se desarrollaba el segundo llamado a paro.
De esta forma, la rosca electoral se coló en la paritaria. Del lado de la Celeste, rompiendo la unidad sindical, lo que necesariamente debilita la lucha docente, para subordinarse al armado kirchnerista; por su parte la FEB, en un “rapto de combativismo”, busca ganarle tajada a Baradel, apoyándose objetivamente en la presión del peronismo opositor. En la misma línea hay que analizar la conducta del moyanismo de UDOCBA.
Si se aspira a que la actual lucha no quede en lo testimonial, es imprescindible que los sectores combativos se hagan con la dirección de la misma, planteando profundizar las medidas. Este es el rol que le cabe ocupar a la Multicolor, que debe ser asumido con audacia y por fuera de los cálculos electorales. Para que esto sea posible, es fundamental la presión que se pueda ejercer desde abajo, en las escuelas, entre los compañeros que no se bancan una traición más.
La docencia no puede permitir que la rosca electoral de la burocracia traidora no se cocine al precio de entregar nuestros derechos. Por un salario acorde a la canasta básica familiar, sin sumas no remunerativas, mejores condiciones laborales y mayor presupuesto para las escuelas y la educación pública en general. Por asambleas en cada escuela para discutir las medidas a seguir, organizando la bronca de los compañeros que quieren luchar.
Alejandrina Acosta
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