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Sobre la esencialidad de la educación
El pasado 15 de agosto, la Cámara de Diputados dio media sanción al Proyecto de Ley para declarar a la Educación como “Servicio Estratégico Esencial” en todos los niveles y modalidades comprendidos en la obligatoriedad escolar. Las razones del avance del gobierno de Milei en este sentido tienen que ver con el alto grado de conflictividad docente que se viene desarrollando en varias provincias desde el inicio del ciclo lectivo 2024. Y las causas de estos conflictos radican en que a este gobierno no le importa en absoluto la educación: la esencialidad para quienes gobiernan significa garantizar que la lucha docente no sea un obstáculo en el plan de ajuste y achicamiento del Estado.
El ex ministro de Educación de Macri, Finocchiario, uno de los principales impulsores del proyecto, decía durante su defensa en el Congreso que “hay una colisión entre dos derechos. El derecho de los docentes a ejecutar medidas de fuerza y el derecho de los chicos a educarse”. Bajo este argumento, hay una falsa idea de que los fracasos del sistema educativo son responsabilidad de sus trabajadores y sus medidas de fuerza.
Sin embargo, hay una realidad que es insostenible: en las escuelas de cualquier parte del país se sienten los recortes y duelen las condiciones en la que están llegando los estudiantes a las aulas. Las dificultades pedagógicas y de aprendizaje expresadas en crecientes niveles de analfabetismo y problemas de comprensión y desarrollo de capacidades son algunos de los aspectos de una situación crítica, presente en todos los niveles educativos. El problema que atraviesa la educación es un problema estructural y de gravedad que está marcado por la situación social y de pobreza que vive la Argentina, consecuencia del ajuste en marcha. Crecen así la cantidad de chicas y chicos que llegan a los colegios sin haber comido, que viven en situaciones de vulneración y violencia constantes. A este diagnóstico se le suma el desfinanciamiento y los recortes de presupuesto nacional y provinciales, que derivan en la paralización de obras de infraestructura, la eliminación del FONID, el deterioro de la alimentación brindada en las escuelas, la falta de insumos básicos y equipamiento para las actividades diarias, entre las principales.
Ahora bien, todo este cuadro recae sobre quienes día a día sostienen verdaderamente la educación pública: sus trabajadores y trabajadoras. El argumento de que los días de clases se pierden por culpa de la docencia resulta cínico, cuando son quienes justamente cumplen más allá de sus posibilidades tareas tan complejas como educar masivamente a niños, niñas y adolescentes en tan deplorables condiciones, se les precariza y se le pagan salarios de miseria, pero claro, encima se les ocurre salir a protestar.
Los conflictos provinciales en lo que va del año
En varias provincias se han desarrollado conflictos docentes desde inicio de año hasta la actualidad. En ellos se repiten reclamos centrales en relación a los salarios y jubilaciones, como así también frente al deterioro de las condiciones laborales, de enseñanza y aprendizaje, y el avance de la incorporación del ítem de “presentismo” en al menos ocho provincias.
En la primera parte del año, en La Rioja se dieron movilizaciones masivas con una gran base de docentes autoconvocados. En Misiones la docencia marcó la escena: luego de más de seis semanas de paro y 17 días de acampe, se conquistó un aumento de casi el 100%. La lucha en Neuquén contra la sanción de la Ley de presentismo docente a inicios de julio se profundizó con asambleas masivas y paros durante dos meses; sin embargo, al comenzar septiembre las medidas de fuerzas fueron levantadas por la conducción de ATEN, que presentó el pedido de inconstitucionalidad de la Ley al Tribunal Superior de Justicia.
En Chubut, la Legislatura sancionó la Ley de “Profesionalidad docente” y en Santa Fe, Pullaro avanzó mediante decreto con la “Asistencia perfecta”; mientras que en Córdoba el gobernador Llaryora incorporó vía resolución el ítem “Profesionalidad docente”. La docencia cordobesa viene también de pelear una paritaria que dejó gustó poco, con conciliación obligatoria y aumento por decreto de por medio, pero que contó con una movilización y paros contundentes. En Entre Ríos, se viene desarrollando un proceso de lucha que contó una movilización histórica en Paraná y paros con acatamiento casi total, por aumento salarial y de jubilaciones; en esta provincia también, el gobierno de Frigerio dictó la conciliación obligatoria.
Las propuestas salariales y respuestas de los gobernadores ante los reclamos docentes han sido similares: aumentos que son de burla y en cuotas miserables, sumas no remunerativas, achatamiento del escalafón, diferimiento en jubilaciones, aumentos por decreto y cuando la paritaria fracasa, conciliación obligatoria y desprestigio del trabajo docente.
El ataque y desfinanciamiento del gobierno nacional y los gobernadores a la educación y a la docencia es el motivo de fondo de los problemas del sistema educativo. El derecho a garantizar una educación gratuita y de calidad depende de las políticas públicas. El paro y la protesta docente son una herramienta fundamental en la defensa y sostenimiento de la educación pública y es la mejor forma de educar que tienen las y los docentes.
Queda por delante la necesidad de profundizar la pelea y la coordinación de los planes de lucha, que no se reducen a reclamos salariales, sino a una pelea de fondo por el sentido y el lugar de la educación en la sociedad. No va a haber una Argentina liberada y soberana que rompa con la entrega y el saqueo del país, sino hay educación que sirva para la conciencia y la lucha del pueblo. Y no es un debate solo para dar entre docentes, se tiene que traducir en que la lucha docente tiene que empalmar y estimular la organización estudiantil y ganar el apoyo popular en la ciudades y barrios, salir a las calles, tomar los colegios y ministerios, hacer semaforeadas e intervenciones, acampes y asambleas, todas las medidas de lucha que aporten a que Milei entienda que lo esencial es que se vaya y deje de ajustar y joder con la educación pública.
Marilyn T.
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