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Camino al plan de lucha
De manera inobjetable, el paro del 6 de abril, su masividad y contundencia, fueron anticipados por las importantes movilizaciones que recorrieron todo el mes de marzo y que colocaron como centro el rechazo a las políticas de ajuste, miseria salarial, hambre, entrega y represión del gobierno de Macri.
Sin dejar lugar a dudas, la demostrativa expresión de descontento popular que supuso el paro, lo hizo aun por encima de la intimidación de los funcionarios oficiales y la feroz campaña en contra que desplegaron los medios periodísticos afines al gobierno nacional. Una práctica ya iniciada con los docentes por la gobernadora Vidal y sus descuentos salariales y amenazas con sanciones y quitas de la personería gremial.
Un paro largamente demorado por el triunvirato de la CGT, arrancado con el “ponéle fecha la p…” del 7/3, y al que convocaron sin movilización y vaciándolo de todo contenido activo. Viejo truco de las cúpulas sindicales propatronales para ‘encauzar’ y ‘contener’ la bronca de los trabajadores.
La represión y el intento de desarmar los piquetes impulsados por el combativismo sindical y la izquierda, formaron parte de la escenificación de un endurecimiento de la actitud gubernamental hacia la protesta callejera, tratando de imponer brutalmente los ‘protocolos’ represivos. Aun con el fuerte despliegue de fuerzas de seguridad, no lograron impedir el desafío del combativismo, que impregnó de contenido activo al paro.
Por otro lado, se suma el brutal desalojo a los docentes que pretendían instalar una carpa en defensa de la educación pública en Plaza de los Dos Congresos, lo que habla más de una plan de recortes de las libertades democráticas que de un exabrupto policial. La posterior marcha atrás no invalida la cuestión.
Con anterioridad, el desalojo de AGR se realizó también bajo un llamativo despliegue de fuerzas represivas, para poner a buen resguardo los ‘bienes’ del señor Clarín.
Esta ‘thatcherización’ de la política macrista, incluso su hipócrita denuncia de la ‘mafia’ sindical, se da en el marco de un deterioro de las condiciones materiales de vida de millones de argentinos, que está en la base de la creciente conflictividad social. El Presidente mientras tanto señala a las ‘mafias’ pero a la hora de firmar acuerdos flexibilizadores con el sector de la construcción, petrolero y el automotriz, prefiere a los jerarcas gremiales como Martínez, Pereyra y Pignanelli.
Lo que viene
La respuesta de los trabajadores a la convocatoria al paro y la adhesión masiva demostrada es la base sobre la cual definir el impulso a un verdadero plan de lucha en marcha a un nuevo para activo.
Sin dejar de reconocer que las conducciones sindicales propatronales o burocráticas mantienen un considerable poder de convocatoria, incluso han logrado arrastrar bajo su ala a organizaciones sociales, no hay que olvidar que la CGT apenas terminado el paro anunció su ‘vuelta’ al diálogo con el gobierno y muchas de ellas se aprestan a cerrar acuerdos paritarios en torno al 20% e incluir normas de flexibilización laboral en los convenios.
Las CTAs, con su influencia en el conflicto docente y el de los estatales, particularmente, son responsables de sus marchas y contramarchas. Sin abandonar su seguidismo a la CGT, mostró escasa voluntad a la hora de transformar en activo el paro del 6, brillando por su ausencia en los cortes y piquetes. En la lucha docente, en un lugar decisivo como la provincia de Buenos Aires, sin arreglo alguno, se pasó del paro a la carpa frente al Congreso que, advertida como un retroceso, fue blanco de una brutal represión policial que, como corresponde a la tradición de lucha de los docentes, será repudiada con un alto acatamiento al paro convocado por CTERA.
Mientras que el paso atrás con el desalojo de AGR no mella la capacidad de lucha de los trabajadores. Frente a un lockout empresario y masivos despidos de una patronal poderosa, del núcleo de los monopolios, los trabajadores y una conducción sindical representativa ocuparon la fábrica y comenzaron una pelea que no iba ser ni corta ni fácil que, hoy, más allá de su resultado final y su balance, salda a favor de los trabajadores.
Para defender la lucha de los docentes, de AGR y enfrentar el ajuste macrista contra el salario y el trabajo, reclama sumar a millones de trabajadores a un plan de lucha, construir desde las bases un nuevo paro activo y avanzar en la unidad del combativismo sindical y los que luchan.
Ricardo Jufré
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