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La cuarentena no impide la lucha
Paso a paso, superando los límites y ataduras que impone la cuarentena, los reclamos de los trabajadores van ganando las calles. Tras una prolongada recesión económica, en parte heredada del macrismo y potenciada por los efectos del parate obligado ante el Covid-19, millones de argentinos ven deteriorarse gravemente sus condiciones de vida.
Indudablemente, la declarada emergencia sanitaria absorbe el centro de las preocupaciones y ata la movilización de los trabajadores. Sin embargo, las amenazas de despidos masivos, las suspensiones y las reducciones salariales, junto a una inflación persistente, con su secuela de empobrecimiento de la mayoría de los hogares populares, al mismo tiempo, constituyen un combo que está en la base de los reclamos crecientes.
Así lo ponen de manifiesto las luchas de profesionales y trabajadores de la salud del AMBA, donde suman a las condiciones laborales extremas en relación a la pandemia, las demandas económicas y promesas incumplidas; los docentes y estatales chubutenses van por el pago de los sueldos adeudados; y los trabajadores del Frigorífico Penta marcharon con la reincorporación de los despedidos al frente.
Por su función, los trabajadores llamados ‘esenciales’ están más expuestos a los contagios del virus, soportan condiciones de protección precarias y eso cuando existen. Un caso criminal es la muerte por contagio de María Ester Ledesma, trabajadora del Hospital InterzonalGandulfo, en Lomas de Zamora. La compañera pertenecía a un grupo de riesgo y varias veces encontró la negativa de la dirección del hospital a sus pedidos de licencia. Un asesinato sin más.
Sin embargo, a pesar de los obstáculos, con el acompañamiento de los sindicatos o sin él, se afirma poco a poco la tendencia a la organización y al reclamo callejero.
El gobierno nacional por su parte camina a veces por el carril ‘izquierdo’ cuando aplica un plan de contención social a través del IFE (Ingreso familiar de emergencia) y el aumento de la AUH y la tarjeta alimentaria e, inclusive, el programa de pago parcial de los salarios, aunque a todas luces insuficientes ante la magnitud del daño social producido.
Otras veces ejercita el músculo ‘derecho’. Tolerante con la desobediencia de las grandes patronales a sus decretos que prohíben los despidos y suspensiones. Frente a Techint, los 1350 despidos de trabajadores fueron homologados por el propio ministerio de Trabajo. Confirmando esta conducta, en las resoluciones de este ministerio se activa el artículo 223bis de la ley de contrato de trabajo que habilita, en casos de ‘fuerza mayor’, las suspensiones.
Este camino además contó con el acompañamiento y complicidad de la dirigencia de la CGT que, previamente lo habían acordado con la cúpula de la Unión Industrial. No fue impedimento que el propio Centro de Estudios de la entidad empresaria anunciara que “en marzo el sector perdió 38.700 puestos, una caída de 3,4% respecto al mismo mes de 2019”.
Este acuerdo CGT-UIA se da en el contexto de una ofensiva de las grandes patronales de consolidar el ajuste de hecho al salario de los trabajadores y la brutal caída del poder de compra hasta aquí, y avanzar -con los despidos y suspensiones- sobre los derechos laborales vía la flexibilización.
En la misma dirección van los pedidos del gobierno nacional para sostener la parálisis de las discusiones paritarias, manteniendo en sus manos la ‘regulación’ de los salarios – en particular los estatales -como ya hiciera con las jubilaciones.
Mientras, el gremio de la Sanidad encabezado por Daer pactó un ajuste salarial del 7.8 por ciento por los meses de mayo, junio y julio; por el contrario, la Federación de Aceiteros logró un 30% para la rama desmotadores de algodón, vigente al 1º de abril, más un bono de $12.000. Distinta conducta, distinto resultado.
Por su parte, la corriente sindical de Moyano se llama a silencio. Evita así ser parte de una cruzada ajena en un contexto de ajuste y depresión económica, mientras no deja de negociar los intereses de su gremio, que no siempre se transparentan a sus trabajadores.
En igual sentido se mueven ambas CTA que, con sus iniciativas, persiguen la defensa de sus espacios políticos antes que llevar a las calles los reclamos legítimos.
En cambio, el Plenario Sindical Combativo, con los límites de su alcance y representatividad, promueve una jornada nacional de lucha -bajo modalidades diversas- que incluye una movilización a Plaza de Mayo.
En síntesis, como expresara la Corriente Sindical Jorge Weisz en su Encuentro de Chaco: “La clase obrera debe ir por su propio proyecto. Atravesamos una crisis estructural del capitalismo dependiente y para salir de ella hay que romper con las ataduras a los monopolios y banqueros. Ya sea en su expresión más cruda como el neoliberalismo o en el intento de un capitalismo ‘mejorado’ igualmente sujeto por las grandes corporaciones”.
Convocamos a discutir y organizar la unidad de los que luchan a agrupaciones, comisiones gremiales y sindicatos, delegados y militantes, para movilizarnos por el bienestar de las mayorías populares, en defensa de la salud, el trabajo, el salario y los programas sociales, no al pago de la fraudulenta deuda externa.
Ricardo Jufré
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