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Rosario - Elecciones en la UNR
Los días 5, 6 y 7 de abril se llevaron adelante las elecciones a Centro de Estudiantes y Consejo Directivo por el claustro estudiantil en las 12 facultades que componen la Universidad Nacional de Rosario; ambos sin renovarse desde el 2019 ya que el 2020 cercenó el proceso con motivo de la pandemia antes de que pudieran desarrollarse.
El escenario muestra un avance de la Franja Morada a nivel general: quedándose con seis Centros de Estudiantes, creciendo en consejeros en seis facultades y sosteniendo los que tenía en las restantes. Con este escenario se aseguran la conducción de la Federación Universitaria de Rosario y sientan el piso para la reelección del rector actual Franco Bartolacci por el radicalismo.
Para poder leer este escenario hay que tener en cuenta las condiciones en las que se desenvuelve: los dos años sin elecciones y sin presencialidad en las universidades producto de la pandemia alejaron el estudiantado de la política universitaria. Pero sobre todo las conducciones de la FUR y los Centros de Estudiantes que pertenecían a sectores opositores fueron participes de la generación de condiciones adversas: son sectores que vienen de conformar el FdT sin ser orgánicos al peronismo (Alde- CEPA, Santiago Pampillón – Patria Grande) y que sin blanquear cumplieron a rajatabla con la política de no salir a la calle orientada por el gobierno nacional desde su asunción.
En este sentido podemos leer que el ancho de basto es el escenario que favorece al aparato de las autoridades: se vota la primera semana de clases en la mayoría de las facultades apoyado en el desconocimiento del electorado y con un proceso electoral cuya campaña arranca con facultades sin clases, exámenes ni estudiantes en los pasillos. Por otro lado la puesta en práctica del sistema de boleta única y veda en todas las facultades vía resolución de Consejo Superior durante el 2019, dejando la resolución de su implementación por las Juntas Electorales de cada unidad.
Pero el ancho de espada es la profundización de la alianza entre el peronismo y el radicalismo en Rectorado y su proyección entre las distintas gestiones de cada facultad, y el impulso de agrupaciones que reversionan la Franja Morada y el oficialismo del gobierno en su peor versión: disfrazadas de apolíticas y de “gestión institucional” del estudiantado para despolitizar y desmovilizar, capitalizando en Consejo la continuidad del rectorado actual como dijimos más arriba.
La resultante fueron elecciones con una muy baja participación, aparatos de las agrupaciones de rectorado con mucha ofensiva y la oposición de Alde CEPA-Santiago Pampillón con un discurso que sin confrontar con el gobierno nacional poco pudo sostener de cara a las condiciones en las que se encuentran las universidades actualmente.
Otro gran perdedor fue el peronismo universitario orgánico: el único centro que sostenía era Derecho que perdió frente a la Franja y se conformó con sostener su alianza con las autoridades radicales en los Consejos Directivos donde tienen presencia.
Propio del escenario local es el gran decrecimiento y en algunos lugares desaparición de las agrupaciones del PS. Expresión de su situación regional que viene en franca decaída, perdieron Arquitectura en manos del Alde-CEPA y cayeron en Ingeniería -si bien no perdieron la conducción por 26 votos- también frente a la alianza Alde-CEPA, Santiago Pampillon y Movimiento Evita, los únicos lugares en que estos sectores que bajaron en todos los otros lugares lograron avanzar parados en la decadencia del PS.
La agrupación TUPAC en la TUN 29 de MAYO se presentó en dos facultades, Humanidades y Psicología, donde si bien en esta última la polarización era absoluta y Humanidades condensaba cambios de escenario antes dichos junto a una gran operación de la gestión para bajar el número de votantes, se pudo sostener presencia y militancia parados en una campaña política que tuvo como central poner de pie el estudiantado contra el FMI. Desenmascarando las agrupaciones lavadas de los radicales y aquellos que eligieron ocultar el ajuste en curso y proponiendo una salida programática por condiciones dignas de cursada y aumento presupuestario y en política sentar las bases de un movimiento estudiantil que apueste a la lucha contra las autoridades responsables del ajuste.
En este camino las perspectivas en la Universidad no deben decantar en la lectura unidireccional de los resultados numéricos que se llevó el radicalismo, debe centrarse en las reservas de lucha de nuestro pueblo y como lograr que entre el estudiantado se alcen las banderas antiimperialistas y por la defensa de la educación pública haciendo crecer el auge de lucha también en la Universidad, entendiendo que este es parte del pueblo trabajador empobrecido que sale a dar pelea.
Julián Pérez
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