Sobre la caída del Silicon Valley Bank ¿Una señal del principio del fin?

Sábado, 8. Abril 2023
Sobre la caída del Silicon Valley Bank ¿Una señal del principio del fin?

Existen empresas que al momento de su conformación carecen de capital suficiente como para sostener el pago a proveedores, insumos, salarios, etc., e incluso que durante un tiempo no serán capaces de generar utilidades y, sin embargo, logran desarrollarse a partir de alguna tecnología. Se trata de empresas emergentes, incipientes o, simplemente, startups. Funcionan al fiado, con plata prestada por algún banco cuya parte en el negocio es reunir el dinero necesario en un fondo de inversión de riesgo (conformado por apostadores dispuestos precisamente a arriesgarse) para luego llevarse la parte del león de las futuras ganancias, una vez que la empresa escale. 

¿Quién invertiría en una compañía de taxis sin vehículos, ni choferes, ni seguros de accidentes, ni garajes, y que sólo dispusiese de una app para conquistar el mercado del transporte urbano a nivel global? Sin embargo, Uber Technologies Inc, nacida en San Francisco, California (la cuna de este tipo de empresas), opera en más de 900 ciudades a nivel mundial facturando comisiones por el acarreo de personas, y también por la entrega de alimentos, paquetes, mensajes e incluso por el alquiler de bicicletas, motocicletas, trasbordadores, etc.

Lo que ha entrado en zona de borrascas son muchas de estas empresas tecnológicas ya escaladas, es decir de la categoría “peso pesado”, y con ellas los bancos encargados del financiamiento tras el repentino retiro de inversores a negocios más seguros.

La alarma se encendió en 2022, tras la pandemia, cuando se registraron más de 160.000 despidos en alrededor de 1.000 empresas y siguió en 2023 con Google anunciando el recorte de 12.000 puestos de trabajo (6% de su plantilla global), ZOOM 1.300 puestos laborales (15%), Dell que sacó a 6.600 trabajadores (5%), PayPal que hizo lo propio con otros 2.000 trabajadores (7%), Amazon con 18.000 empleos (1%), Salesforce, empresa de software y aplicaciones de gestión, 8.000 empleos (10%), Coinbase, plataforma de administración de criptomonedas, 1.000 empleados (20%), Spotify 600 puestos de trabajo (6%), Netflix 300 empleados a nivel mundial (3%), Disney+ 7.000 trabajadores (3%) y la más reciente, Meta Platforms, la firma matriz propietaria de Facebook, WhatsApp e Instagram, que acaba de anunciar el despido de cerca de 10.000 trabajadores como parte del recorte que comenzó en noviembre de 2022, cuando desvinculó a otros 11.000 trabajadores. Todas por elevación de costos y caídas de sus mercados.

Fue precisamente el financista libertario Peter Thiel, cercano a Donald Trump, hasta ahora encargado de proveer financiamiento para estos proyectos, quien recomendó a sus clientes bajarse de los bancos para refugiarse en los bonos del tesoro, el oro u otro activo más seguro, circunstancia que permitió a Trump anunciar el comienzo de una depresión peor que la de 1929.  

Lejos en el tiempo de aquella Gran Depresión, asistimos a la caída de las piezas del dominó bancario que arrancó con el Silicon Valley Bank, socio de las empresas tecnológicas de California, que invirtió parte de su excedente financiero en bonos del tesoro y no tuvo capacidad de devolución cuando comenzó el retiro de los depósitos. Poco después debió ser intervenido el Signature Bank de Nueva York, asociado también al mismo tipo de riesgo, y luego el Credit Swisse que podría arrastrar al UBS, entre los principales bancos suizos y de Europa. En este contexto el lunes 13 de marzo se suspendía la rueda de cotizaciones de 14 bancos en los Estados Unidos al tiempo que caía el precio de las acciones de los cuatro bancos más importantes de ese país y del mundo capitalista: Wells Fargo, Bank of America, City Bank y J.P. Morgan.

La razón de fondo de esta corrida de los depósitos bancarios a los bonos del tesoro está en el incremento de la tasa de interés decretada por la Reserva Federal en un intento por frenar la inflación. La razón de fondo de la inflación está en la duplicación de la base monetaria en los Estados Unidos provocada por la elevada emisión de dólares en el contexto de la pandemia, momento en el cual, además, se retrajo el comercio mundial, cuando Estados Unidos declaraba la guerra comercial a China, cerrando así el comercio multilateral y sepultando la globalización. Precisamente, el fin de la globalización trajo aparejadas tensiones comerciales y tecnológicas entre Estados Unidos, Europa y China y hoy asistimos al resultado de la pelea: mientras las empresas tecnológicas estadounidenses, en su mayoría vinculadas al comercio y la producción de servicios, ven caer sus ganancias arrastrando a los principales bancos estadounidenses y europeos, las empresas tecnológicas chinas, reguladas por el Estado, acrecientan su desempeño en áreas como la inteligencia artificial, la robótica, la balística hipersónica y la computación cuántica.

Seguramente Trump esté en lo cierto al afirmar la gravedad de la situación estadounidense; sin embargo, es probable que sumado a esto estemos a las puertas del principio del fin de la hegemonía industrial, comercial, militar y financiera norteamericana.

Jorge Díaz 

Sábado, Abril 8, 2023 - 19:30

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