Octubre está lejos y el hambre no espera

Viernes, 15. Febrero 2019
Editorial

Los tarifazos en luz, gas y transporte fueron madera seca frente a la ya recalentada temperatura ambiental. Hay que “echarlos a patadas ahora” bramó un vecino de Almagro, en la ciudad de Buenos Aires, luego de 5 días sin luz, como expresión de una bronca que se extendió por distintos barrios porteños con barricadas y quemas en las esquinas. La indignación crece no solo por el saqueo tarifario, también por quienes son las empresas “amigas” beneficiadas y, sobre todo, por el desparpajo de los funcionarios al explicar inversiones que nunca se hicieron. Lo mismo cuando desmienten en el norte inundado, que el agua de lluvia no corre y desborda sobre los pueblos porque nunca realizaron las canalizaciones y obras comprometidas.

Efectivamente el horno no está para bollos. Crecen despidos y suspensiones, la escalada de precios en los alimentos básicos superó el 64% en 2018 y la canasta escolar arrancó con un 70% más sobre los costos anteriores. El ajuste ha derivado en un fenomenal traslado de ingresos y pérdida de derechos, en beneficio de grandes empresas y grupos multinacionales.

Se astilla el círculo rojo

Transcurre el último año del gobierno Cambiemos. Sin variantes el presidente va por un nuevo período a pesar de que la cruzada depredadora tropezó con una enconada oposición popular. Aquella tarea emprendida inicialmente por Martínez de Hoz-Videla en dictadura, continuada por Menem-Cavallo, y reactivada en 2016 con el triunfo electoral de Mauricio Macri, requiere de un nuevo intento para estabilizar el régimen institucional, político y jurídico sobre bases de producción primarizadas, extractivistas y globalizadas. El ajuste y el endeudamiento perpetuo son los instrumentos. Tal aspiración de la gran burguesía local, empalma y se apoya en la ofensiva regional impulsada por Trump, quien a partir del triunfo de Bolsonaro en Brasil y los favores del gobierno colombiano, promociona el golpe y la invasión sobre Venezuela. Poner bajo control “el patio trasero” es vital en esta declarada guerra comercial con China. Tarea nada sencilla, visto que el mismo Brasil, además de Chile, Perú, Uruguay y Ecuador, son hoy principales socios económicos de la superpotencia asiática.

El desplome de la actividad, conjuntamente con el retorno de la bicicleta financiera, un dólar planchado y los altos intereses, ha facilitado que los fondos de inversión globales, Templeton, Pimco y Capital Group, acaparen la mayor parte de las colocaciones argentinas. Junto al FMI y bancas de inversión como el JP Morgan, son propiciadores explícitos de la continuidad del régimen actual. Por otro lado, se agrieta el círculo rojo y confirma que no le alcanzó al gobierno con salvar a los empresarios de la detención preventiva por delitos de cohecho o coimas en la “causa de los cuadernos”. El congelamiento de las inversiones petroleras que realiza Tecpetrol (Techint) y la desactivación de tres torres de perforación de gas en Vaca Muerta por el recorte en los subsidios ha reavivado las fisuras. El FMI exige que de los U$S 1.300 millones destinados como estímulo a la extracción de shale gas se achiquen U$S 650 millones para garantizar el pago de la deuda externa. Las instrucciones implementadas por el secretario de energía Lopetegui, como ladero de Dujovne, han provocado la demanda del grupo empresario como paso previo al juicio contra el Estado. Tres meses atrás el presidente Macri se abrazaba con Paolo Rocca, justamente en las instalaciones de Tecpetrol, para saludar el avance del proyecto más comprometido de la inversión petrolífera local. Es una pelea entre ladrones y como tal se habrá de revertir con títulos de compensación a futuro, como tantas otras veces, pero lo que no se puede aceptar es que los trabajadores otra vez, mediante despidos o rebajas salariales, paguen los platos rotos.

También crece la pugna en el interior de la UIA. Al decir del empresario José Urtubey éste “es un gobierno anti-industrial”. La preocupación trasciende los cierres de pymes y abarca a otros sectores empresarios en la medida que no se vislumbran pronósticos de reactivación. Por si acaso, el mismo grupo Techint, con inversiones múltiples y sin pruritos continentales, cerró acuerdos con la firma de aceros rusa Severstal para instalar una fábrica de tubos con costura en la zona petrolera de Siberia Occidental.

El fracaso como gestión

El macrismo ha fracasado en todos los planos. Los temas de la economía real han sido reemplazados por explicaciones macroeconómicas de tecnócratas y CEOs, como tapaderas de una realidad donde no hay nada bueno para mostrar. Ni siquiera las obras públicas pensadas originalmente para ejecutar en el año electoral, a partir de las PPP licitadas, se pudieron implementar por falta de financiamiento externo.

La inflación en 2018 (47,6%) fue la mayor desde 1991. La estimación oficial este año es del 23%, de igual forma que el techo salarial establecido. El gobierno ilusiona que los aumentos de paritarias, a partir de marzo, van a preservar el salario real en esos niveles y a movilizar el consumo. Ocultan que, tanto el aumento de precios mayorista (73,5%) como el resto de la devaluación sufrida no se trasladaron totalmente a precios, por lo que intentarán concretarlo este año. De allí que algunos analistas pronostican que la inflación no será menor a 35/38%. Según Sel Consultores, las empresas líderes que otorgaron el 33% de aumento el año anterior, no reconocerán nada por encima del 30% en este.

El gobierno espera que, cuando las elecciones estén próximas, los aumentos paritarios activen el consumo, pero más allá de casos puntuales, en el promedio general el salario volverá a ser la variable de ajuste.

Teme a su vez, que se produzca una nueva corrida cambiaria, por lo cual prolonga la recesión y aplica intereses usurarios, con lo que torna inviable cualquier inversión productiva. El pago de la deuda externa e intereses (13% del gasto presupuestado) constituye un fuerte condicionante en la mejoría de la vida doméstica y en la capacidad soberana de la nación.

La propia campaña electoral se monta nuevamente polarizando con la gestión anterior. En ese fracaso y en la pérdida de credibilidad radican, entre otras, las razones que han mejorado objetivamente las posiciones de  CFK, más allá de las denuncias sobre corrupción.

No obstante, el impasse abierto por la oposición parlamentaria que se desgrana en denuncias pero elude la confrontación, lo anima al presidente para ir más a fondo con los DNU e intentar -sin ningún logro concreto- recuperar la iniciativa política para enderezar la tendencia declinante de su gestión. La exacerbación del tema con los inmigrantes pobres, la adquisición de las pistolas Taser y la modificación del régimen penal juvenil con la baja de imputabilidad, son planteos fascistas que tienden a lograr consenso para que las fuerzas armadas y policiales reocupen el lugar perdido. Necesidades del ajuste y de los tiempos que vienen visto la creciente rebeldía popular. El gobierno de los CEO provee y cultiva aquellos insumos sobre una parte de la sociedad. No se trata solo de votos como cuestión interna, también son líneas de trabajo ante la crisis que atraviesa el capitalismo imperialista y las tendencias a la confrontación. 

Más allá de lo institucional

La crisis es del régimen político y de las estructuras del poder monopólico. Pretender ilusamente sofocar la conflictividad en función de mejorar las chances electorales del peronismo es reaccionario y oportunista. Habilitar caminos secundarios para dispersar la lucha cuando aún faltan largos meses y cuanto mayor necesidad hay de unir y elevar la pelea en rechazo al plan recesivo, no solo no garantiza resultados, sino que desarma peligrosamente a los trabajadores para la contienda nacional e internacional que transcurre. A la crisis del capitalismo no se la mejora ni se la administra: hay que erradicarla.

El adelantamiento de la fecha de elecciones en muchos distritos responde a una necesidad oportunista de los gobernadores que pretenden desengancharse de la polarización nacional.  En todo caso, el escenario actual que proyecta un electorado partido en tres tercios seguirá abierto hasta que la tendencia a unificarse o no del peronismo, antes de las PASO, marque el derrotero. Para entonces se habrán realizado trece elecciones provinciales. Visto que después de una áspera reunión con la gobernadora Vidal, el oficialismo decidió no desdoblar ni en Buenos Aires ni en CABA.

Sin tiempos de espera. Una repuesta de masas, plebeya y contundente

Dijimos en diciembre que el hambre y los despidos no saben de tregua. Enero arrancó fuerte contra los tarifazos y los despidos. Fue también el mes de la masiva marcha contra el gatillo fácil en homenaje a Luciano Arruga. Febrero se despliega cruzado por movidas piqueteras, sindicales y contra los femicidios. El primer bimestre preludia un marzo caliente y mucho más en los meses subsiguientes.

El PRML mantendrá en alto la denuncia política sobre la crisis estructural del capitalismo monopólico y la necesidad de una salida revolucionaria que ponga fin al atraso y la dependencia. En ese marco, una línea de intervención y elevación de la lucha unitaria que se despliega en la calle, sin subordinar la necesaria repuesta de masas plebeya y contundente que requiere el momento a las necesidades electorales de octubre. La acción directa es el arma más cercana que tienen los trabajadores y el pueblo para enfrentar la degradación y desigualdad sociales crecientes.

Arrecian los despidos, el costo de vida y la inflación, colocando a algunos sectores en situación terminal. Son miles los jubilados en la indigencia y el impuesto a las ganancias afecta ya a dos millones de trabajadores. Se incrementan cortes y marchas en las provincias en momentos que más golpean el hambre, la falta de trabajo y ahora también las inundaciones. Se impone la necesidad de ampliar la lucha y avanzar generando condiciones para implementar planes de acción directa aunque sean parciales, en la perspectiva del paro general activo y piquetero. Cuanto más necesita el pueblo del paro o jornadas nacionales confluyentes en el reclamo activo, mayor es la distancia que pone la burocracia de la CGT y de las CTA para hacerse cargo de la conflictividad existente. No obstante, octubre está lejos, y no será la primera vez que la movilización genera condiciones para que más temprano que tarde la rebeldía adquiera otra dimensión y obligue también a los vacilantes del F21 o de los Cayetanos, a sacar los pies del plato.

Si algo queda claro es que la crisis requiere salidas de fondo y duraderas, que no basta con emprolijar el camino hacia unas elecciones cuyos resultados son efímeros e inciertos, cuando hay tantas necesidades insatisfechas y tantos enemigos por derrotar.

Andrés Zamponi

Publicado en: 
Sábado, Febrero 16, 2019 - 00:45

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