Más ajuste
El gobierno nacional cerró en Washington su ronda de negociaciones con el FMI de cara a un nuevo desembolso del organismo. Massa y su equipo se jactan de haber... Ver más
Se cumplen dos meses de gestión y ya no quedan misterios por develar en el gobierno de Mauricio Macri. Con un equipo integrado mayoritariamente por ex CEOs o directivos de grandes empresas, apura decisiones de neto corte recesivo, antes de que se disipe el crédito electoral del balotaje y mientras pueda descargar culpas en la herencia recibida del gobierno anterior. Después arranca otra etapa y los efectos de las medidas ya serán de su propia responsabilidad. Hasta marzo funcionará con DNU y desde allí deberá apoyarse en el acuerdo con Massa y algunos otros sectores que se desprenden del FpV, para conformar una mayoría legislativa sin lo cual no podrá avanzar.
El reclamo del kirchnerismo por abuso de los decretos, además de ser defensista es una formalidad tantas veces violada que hasta suena extraño en boca de quienes gobernaron durante doce años prorrogando la ley de emergencia que faculta los mismos. Por el lado del macrismo, si esa es la “nueva forma de hacer política” que prometió, digamos que ya quedó vieja antes de largar. Al final de cuentas no son más que maniobras amañadas, en favor de uno u otro sector, con lo que se garantiza el funcionamiento de esta democracia impugnada el 20 de diciembre de 2001.
Con diversas medidas económicas, el gobierno pasó la prueba de fuego. Liberó el mercado de cambios sin corrida al dólar. Levantó el cepo, devaluó el peso en un 40% y unificó el tipo de cambio. Eliminó retenciones en los cereales (trigo, maíz, girasol, carnes) y bienes industriales, y las disminuyó 5 puntos en la soja y derivados. El dólar se ubicó entre $ 14/15 y aspiran a mantenerlo en ese nivel. Con la ayuda de los agrodólares liquidados por las cerealeras centralmente, la transformación de yuanes en créditos financieros y el compromiso de un grupo de bancos extranjeros, armaron un colchón provisorio de reservas con relativo éxito inicial. La transferencia de ingresos producida mejoró la competitividad y la rentabilidad de los bienes transables en el mercado externo y hace de la producción agroindustrial el sector más dinámico para la obtención de divisas. Por lo cual el sector más favorecido desde el arranque son los monopolios cerealeros que manejan y controlan el comercio exterior, y que con la bicicleta financiera de la compra de bonos en dólares a futuro implementado por Vanoli poco antes de su renuncia, embolsarán en solo 4 meses una cifra neta de $ 40.000 millones. Como factor de poder este sector fue uno de los que más creció en los últimos doce años y su continuidad no hace más que develar el telón de fondo sobre el que se monta la superestructura política y comercial del país. La confirmación última del préstamo por U$S 5000 millones por parte del grupo de bancos encabezados por el Morgan y Citibank a una tasa cercana al 7% -cuando en otros países se obtiene al 3,4%- ubica a la banca internacional como uno de los principales componentes en la mesa del nuevo gobierno.
Opción falsa:
macrismo vs kirchnerismo
El macrismo pretende agudizar el aislamiento de la corriente kirchnerista bajo distintos argumentos. El de la corrupción es uno de los más fuertes. Mientras, pacta y abre el juego con sectores del peronismo no cristinista. Necesita los acuerdos legislativos para convalidar los decretazos y a su vez recuperar el ámbito parlamentario como caja de resonancia, visto que la pulseada principal será con los trabajadores y el pueblo empujados a cargar con los costos del plan de ajuste. En sentido contrario, una política revolucionaria por la unidad de los que luchan y el combativismo necesariamente deberá orientarse para que sean las fábricas, aulas, calles y barrios el escenario principal de la contienda. La conducta de las fuerzas militantes y los proyectos que representan dirán a futuro cómo se expresará la unidad política programática o en la acción, pero si de algo hay certeza es que la derrota de este plan se imprime en la organización obrera y popular y en el armado político independiente sin condicionamientos.
Quiénes pierden
con este gobierno
En los dos meses transcurridos, los exportadores tuvieron su devaluación, los banqueros sus bonos y bicicletas financieras, el agro la quita de retenciones, las eléctricas sus precios liberados y los capitales buitres pronto podrán cobrar; pero los trabajadores, desocupados, amas de casas y jóvenes quedan expuestos a la arbitrariedad de los formadores de precios, de la inflación anterior y actual, y encima tienen que soportar la prepotencia de fuerzas policiales -cuando no judiciales- que pretenden el control de calles y rutas o anular el derecho a la protesta sobre bases represivas.
Arreciaron en estos días los despidos de estatales estigmatizando el empleo público y también muchos privados sin pago de sueldos ni indemnizaciones, con casos extremos como los obreros de la construcción en Santa Cruz. Pero ni Lázaro Báez, ni los dueños de la Grupo CN23 o los de Cresta Roja fueron detenidos. La figura de asociación ilícita para delinquir aquí no se aplica.
Los efectos del plan recesivo van más allá de la reducción salarial. El ministro Prat Gay chantajea con la línea de canjear salarios por trabajo. Apoyado en suspensiones, despidos, quiebra de pymes y en la conducta de la burocracia sindical y política de las fuerzas opositoras, el gobierno pretende reducir la lucha popular a su faz defensiva. Allí apuntan cuando anuncian subas de salarios por debajo del 30% o cuando ofrecen provocadoramente a los docentes un 23,6% en cuotas, sabiendo que la canasta familiar que con los últimos aumentos ronda los $20.000.
La inflación se realimenta con el manejo descontrolado de precios que practican las grandes empresas. El gobierno mira para otro lado, sin intervenir. Fue reconocido por el propio ministro Buryaile en estos días: “abusan de su posición dominante en el mercado” dijo, refiriéndose a las cadenas de supermercados y de frigoríficos. Hay aumentos, aparte de las eléctricas, como la carne de 60%, pollo 54% y nafta 51% en 2015, que ya no retroceden. Y están aquellos otros liberados del listado de ‘precios cuidados’ como alimentos, bebidas, limpieza y perfumería que subieron promedio un 60% en tan solo diez días. El anzuelo para acordar en paritarias por debajo del 30%, más allá de los arreglos que puedan hacer con la burocracia y el dinero de las obras sociales, está en la promesa de llevar desde marzo el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias a $30.000 y con ello compensar los puntos faltantes en el convenio. Esa medida alcanza a menos de 2 millones de asalariados y deja afuera a la gran mayoría de trabajadores formales precarizados y jubilados, cuyo ingreso promedio está por debajo de los $7000. Lo cual reafirma quién paga los platos rotos del plan pero también las condiciones inmensas para potenciar la continuidad de la lucha en esta nueva instancia.
La lucha recién comienza. Los petroleros en el sur impusieron transitoriamente un paso atrás en los despidos, hay aprestos para el no inicio de los docentes en todo el país y ahora se suma la convocatoria al paro y movilización de los trabajadores estatales para el 24 próximo. Todo ello plantea una perspectiva e instala en la calle el escenario mayor donde se dirime, de aquí en adelante, el tema de la gobernabilidad que tanto preocupa a los de arriba. La política de “resistencia con aguante” en las plazas del kirchnerismo, está por debajo de aquella vara y es funcional a las necesidades del macrismo. Fue aprovechada inicialmente por Vidal para sacarse de encima a Ottavis y negociar directamente con los intendentes del conurbano el voto al presupuesto provincial, a lo que se suma que acaban de completarse en estos días nuevas rupturas nacionales del FpV en favor del oficialismo. El problema central está en la conexión del auge y la conflictividad vigentes en los últimos años con los nuevos problemas y broncas que desencadena el ajuste. Allí están los desvelos del macrismo y también del oportunismo político que especula con las legislativas de 2017.
Conflictividad y perspectivas
Así como está claro que este es un gobierno de gerentes y representantes de grandes empresas consagrados por el voto, también queda claro en la conciencia de la clase trabajadora que no lo representa, sobre todo a partir de los precios desbocados, los despidos y el tema salarial. A poco de asumir crece en muchos sectores la certidumbre de haber sido víctima de una nueva estafa, en la cual el voto a Scioli también era parte de lo mismo. Por lo tanto goza de absoluta legitimidad el despliegue de una política orientada a elevar y sostener la conflictividad vigente para impedir que el plan en curso se estabilice sobre el deterioro de los ingresos y mayor extracción de plusvalía, o dicho de otra forma, que la gran burguesía monopólica supere su crisis y la gobernabilidad, sobre la base del empobrecimiento general, de una mayor entrega del patrimonio o del maltrato represivo y persecutorio a las fuerzas populares. La diferencia con otras fuerzas de izquierda o con sectores del peronismo antimperialista no está en la caracterización, ni en la política de alineamiento junto a EEUU en que se ubica el macrismo, sino en la perspectiva en que se inscribe la continuidad del auge en curso: si avanza en el sentido de favorecer un salto cualitativo en la lucha y la construcción de fuerza revolucionaria, o en el inmediatismo del recambio institucional lejos de la rebeldía. Si lo que viene será el reclamo dentro del funcionamiento y del respeto a las reglas de juego del poder dominante o el reclamo por una democracia popular, con destino abierto. Sin subestimar las dificultades ni la complejidad del camino a transitar, allí están las razones para afirmar una política de intervención obrera y popular con perspectivas revolucionarias.
Con esa mirada, impulsamos desde el PRML: a) el apoyo al paro y movilización convocado por los trabajadores estatales, como también a la lucha docente y otras que se vienen; b) la construcción de los espacios de unidad para que la joven vanguardia obrera, estudiantil o piquetera emergente pueda intervenir con su propia identidad. El Encuentro Nacional de Trabajadores en marcha para el 5/03 avanza en esa dirección; c) participar activamente con plan propio y junto al Encuentro Memoria Verdad y Justicia en el desarrollo de la marcha y actividades en todo el país al cumplirse los 40 años del golpe genocida del 24 marzo del 76, donde la pelea contra el ajuste, los despidos y la represión de hoy deberán tener prioridad en el contenido de las consignas principales de la misma.
Andrés Zamponi
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