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El fantasma de la bronca
Los agitados, cuestionados y postergados resultados definitivos de las PASO en Santa Fe, ratifican el grado de creciente separación que existe entre la mayoría del pueblo santafesino -sus penurias, hastío y expectativas- por un lado y el formato “participativo-decisorio” ofrecido por los que insisten con esta maltrecha vía electoral, en la que sólo se representan a sí mismos. Más que contagiarse y entusiasmarse, el común de la gente percibe que la están convidando con avalar un negocio para pocos y del cual recibe casi nada. De poco ha servido el festival de candidatos (17.000), listas, el despliegue publicitario basado en imágenes de gente sonriente y bonita, las escasas y semi-ocultas propuestas, para activar a un electorado que toma distancia , desconfía y repudia lo que considera una verdadera farsa.
El primer orden con el que el pueblo se rebela es con el carácter legal y obligatorio revestido de falsa moral ciudadana. Hay un ejercicio del derecho a rebelarse por fuera de las instituciones, ya que desde De la Rúa y el “que se vayan todos”, se puede no todavía gobernar pero sí cuestionar a los gobernantes, sus instrumentos y sus métodos. Esto se produce en correspondencia con la manifestación mundial de crisis y rebeldía en la cual ya los gobiernos corruptos y partidos del sistema no pueden hacer uso ilimitado de una cáscara o fachada, para seguir haciendo pasar planes de ajuste y sacrificio permanentes a la población, apelando a su condición de “democráticos”.
Para ofrecer sólo una muestra del descrédito que goza el acto cívico en cuestión, tomemos el caso de Venado Tuerto (importante ciudad del sur, línea de fuego de las propuestas de todas las derechas y bastión del narcotráfico), en dónde casi el 75% de los convocados a presidentes de mesa se excusaron de participar. Tal antecedente ratifica la poca voluntad general por concurrir y elegir. Los números arrojan resultados claros en éste sentido: en principio el llamado Voto Bronca (abstención - anulados - en blanco) obtiene la misma cantidad que las de los electores que votaron positivamente.
Y si bien debemos considerar que entre los que votaron con bronca habría que filtrar a una porción como no conscientes y hasta “fachos” -los escépticos, cómodos, desinteresados, individualistas, etc.- habría que hacer lo mismo con la otra mitad de la torta filtrando y acercando a todos los que votaron por obligación, sin expectativas, utilizando mal el recurso del castigo al gobierno, etc.
Una matriz económica-social
excluyente
La manifestación de rebeldía y desacato no viene de la nada. Podemos decir que en materia de llamado de atención, de golpe contundente, se apuntó tanto a los planes del gobierno nacional como a la actuación del Frente Progresista a nivel provincial. Que si bien el “socialismo” local y sus aliados son los más golpeados, la versión travestida del proyecto kirchnerista llamada Frente Peronista para la Victoria no tiene nada que festejar con sus magros resultados.
La bronca fluye como lava de un volcán en cuyas entrañas las distintas facciones de las clases dominantes -multinacionales extranjeras y locales- se cocinan y parecen jugar a que todo explote. El modelo extractivista, agroexportador y de las grandes corporaciones ha encontrado en el plano regional a sus más dignos representantes y se han propuesto negociar con ellos un pacto que el capitalismo dependiente viene ejecutando a rajatabla: la clase política obtiene una porción para sí en la administración del estado y en algunos negocios subalternos a condición de salvar la economía de base monopólica, concentradora y extranjerizante con sus enormes ganancias. El “progresismo” santafesino, desde su llegada a la casa gris en el 2007, ha jugado a ser el actor innovador y necesario en la alternancia con el viejo e inoperante peronismo provincial en el ejercicio de la gestión estatal bajo éste pacto. El FPCyS es castigado por probar hacer más de lo mismo y paga las consecuencias lógicas de pactar con los monopolios. Las diferencias con el modelo K son mínimas en tanto su variable táctica estatal “redistributiva”. Mientras el pretendido modelo pseudo desarrollista del kirchnerismo se asienta en la cooptación hacia los más pobres para contener y a su vez ampliar su base electoral, el socialismo y aliados transfieren la garantía de los servicios esenciales del estado en el territorio provincial, al tiempo que en las ciudades pretende hacer funcionar el maridaje entre el dinamismo económico de las clases medias (origen y fin de sus políticas de clase) regado por la inyección de capitales que se apropian de lo mejor de las ciudades, liberados por la intervención urbanística previa con fondos fiscales. Toda esta política terminó en fracaso: la gestión básica estatal es cada vez más ineficiente, mientras el presupuesto está atado incluso al pago de los últimos préstamos internacionales contraídos. Sin resolver avanzar sobre los que más tienen para poner, y en una economía en recesión -que destruye pymes y expulsa mano de obra- el FPCyS camina por el campo minado que produce, termina rompiendo con su base social, en particular con las clases medias, al hacerlas partícipes exclusivas de los costos del mantenimiento del aparato estatal inoperante pero en constante expansión y una distribución regresiva que puso los costos de la “modernización” inmobiliaria bajo el paradigma de la plusvalía urbana. Los grandes emprendimientos de lujo en la ribera y en zonas exclusivas de Rosario y Santa Fe -que sirvieron tanto a voracidad y escalada de la renta de los agronegocios como al blanqueo de capitales provenientes del narcotráfico- se contrapone a la situación de cientos de miles que no logran obtener una vivienda digna. Los más pobres se arriesgan a las tomas y a la represión segura, en tanto a miles no les alcanza ni para alquilar, producto de la escalada de la sobrevaluación de las propiedades que se traslada al precio. Esta situación crítica la demuestra una línea de crédito del Banco Municipal de Rosario que acaba de lanzar para poder abonar los gastos iniciales de un alquiler.
Otros componentes que explican el nivel de hartazgo expresados en las PASO son las cuestiones no resueltas del incremento de la pobreza extrema y sus resultantes de la irrupción del poder narco como forma de control económico y territorial que se despliega al amparo de la complicidad del estado. En tanto el deterioro económico social y la exclusión - estigmatización son lo que impera, las clases dominantes apuestan sólo a la saturación por zonas de las fuerzas represivas. Los habitantes de zonas empobrecidas junto a las organizaciones sociales y políticas más consecuentes, deben hacer uso de sus propias fuerzas para intentar contener a sus jóvenes y a la vez combatir a la violencia narcopolicial, que a la vez que los adormece y los convierte en soldaditos, siembra muerte entre los que no se resignan y quieren otra vida para esos territorios. Tal es el caso de Comunidad Rebelde, en la zona oeste de Rosario.
El crimen social de calle Salta va camino a quedar impune. Un puñado de actores necesarios pero secundarios fueron implicados relativamente, mientras la responsabilidad de Litoral Gas -Techint- Suez ha quedado celosamente apartada de todas las instancias, con la complicidad de los gobiernos nacional, provincial y local.
El circo y un payaso “diabólico”
llamado Del Sel…
Entonces, alguien ganó… ¿Quién? Digamos que de la mitad de la torta que votó “positivamente”, con apenas el 20 % del padrón, se impuso el candidato de la Fundación Libertad, del PRO y Macri: Miguel del Sel. La fracción local del engendro liberal -derechoso internacional -con el cual opera fundamentalmente el Departamento de Estado yanky y sus empresas- llamado Fundación Libertad está detrás aceitando la supuesta recomposición de una de las versiones de la derecha encarnada en la alianza de las multinacionales, financieras y agronegocios interpretada en el reutemanismo y el macrismo locales. La posibilidad de que Del Sel, con éste cóctel explosivo social que existe por abajo, con una porción representativa pero contradictoria y diversa entre las fracciones que se disputan el control del estado, configure un gobierno represivo y más ajustador, es más que improbable. Por supuesto que no hay que subestimarlos y habrá que construir mostrando los dientes desde el programa común a los trabajadores y el pueblo, en lo que seguramente será un escenario más que propicio en adelante, para no sólo frenar cualquier intento de ajuste represivo, sino de avanzar hacia la conformación de un poder popular basado en las asambleas que impulsen esa resistencia y esas acciones soberanas. La burda maniobra (y nunca intento de fraude) orquestada desde el FPCyS de postergar los resultados para no mostrar tan crudamente la bronca, para no agrandar la estrepitosa caída de los candidatos propios como tampoco ensalzar al del PRO, terminó produciendo el efecto totalmente contrario. Curiosamente este intento coincide con la intención del kirchnerismo en la construcción ideal de instalar al PRO como su contrincante para polarizar en las elecciones que se avecinan y así mejorar sus chances de aglutinar a los que se oponen a la reacción desde una posición supuestamente progresista.
Volatilidades vs. Certezas
Ya dijimos que cualquier lectura de la realidad asentada meramente en los resultados electorales está destinada a sacar conclusiones falsas. La volatilidad de los mismos es una de las manifestaciones de la crisis estructural que sobrevive a camino de una democracia cada vez más inaccesible y cuestionada por las masas, en tanto que sus aspiraciones chocan con los que convierten a la cosa pública y al “gobierno del pueblo “en una verdadera dictadura de los monopolios, multinacionales y banqueros. Es por esto que los resultados para los partidos del régimen son un verdadero problema, en el que intentan refugiarse, reciclarse y sin embargo pronuncian su inestabilidad. A la mayoría de la izquierda también le pasa lo mismo, denunciando que las trampas y proscripciones (que las hay, y están al servicio de perpetuar la farsa) “les impiden llegar”, cuando en realidad más que impedimentos o trabas parciales, todo es una trampa, la cual legitiman concurriendo y encima por lo general consiguiendo magros resultados. Las nuevas encuestas de cara a los comicios para los que pasaron las PASO, siguen dando una intención de voto bronca similar, lo que demuestra que lo que pasó no fue un error, ni falta de claridad al votar, ni problemas técnicos…
Todos conformamos el heterogéneo espacio obrero y popular que a diario nos encuentra luchando en cada lugar. Para los que evidentemente depositan todas sus fuerzas tácticas y estratégicas en el parlamentarismo, tanto como aquellos que -hasta no hace mucho impulsaban la bronca invocando las brasas encendidas desde el 2001- dicen caminar con un pie en las urnas y otro en la construcción popular apostando a la rebeldía, debieran balancear a la luz de los resultados cuál debiera ser el principal camino para interpretar esta suerte de vuelta empecinada del “que se vayan todos”. Aceptar que a semejante farsa se le corresponde un repudio organizado, que debería plasmarse en un gran Frente contra la farsa electoral y por el Voto Bronca y desde allí ir construyendo una herramienta del pueblo que se prepare para enfrentar con éxito los planes de ajuste que -independientemente de qué fracción de las clases dominantes obtenga la gestión del estado desde octubre- ya se están aplicando y se resiste en cada fábrica, escuela o barrio.
PRML Santa Fe
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