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Luchar por la educación
¿La educación como un gasto?
Con el cierre del presupuesto 2023 se confirmaron varios ajustes para el año próximo. Uno de tantos que se va a estar dando es el de educación, que un año más va a haber reducido su presupuesto en un 16 % en términos nominales, si consideramos que la inflación planteada en el proyecto del presupuesto es la que va a ser, estimada en un 60%, hay que recordar que en el proyecto de presupuesto el año pasado la inflación estimada para este año estaba en 40% y no en el 100 % que probablemente terminemos cerrando. Nada nuevo bajo el sol de parte de un gobierno y oposición que responden a todo lo que el FMI pide.
Este año que va culminando fue donde los docentes universitarios quedaron lejos de empatar con la inflación. En las universidades del país, la deserción estudiantil es del 50 %. El presupuesto a la baja que salió tiene un el 50 % destinado para el nivel universitario; al parecer son pocas las respuestas que proyecta dar el gobierno nacional a las demandas de los estudiantes y docentes el año próximo.
El presupuesto no incluye a los niveles iniciales, medios y terciarios de educación: esos niveles fueron transferidos en la década del 90 a las provincias, sin adjudicar ningún presupuesto para sostener ese traslado de responsabilidad. Esto sucedió bajo la ley federal de educación. Este año las distintas provincias y la CABA tuvieron sus peleas en el sector educativo, algunas más interesantes desobedeciendo a las direcciones sindicales que en su mayoría forman parte de las listas del oficialismo, como es el caso de Yasky de la CTA de los trabajadores, donde se encuentra por ejemplo Sonia Alesso Secretaria General de CETERA, quien en su provincia fue empujada por las bases a pelear por una mejor paritaria, y que en la primera oportunidad que pudo cerró el acuerdo con el gobernador Perotti dejando a los compañeros docentes con un sueldo que ni siquiera le empata a la inflación, pero fundamentalmente con la experiencia de que nada tiene para ofrecer esa dirección sindical y muchos menos el gobierno santafesino a los trabajadores de educación. En adelante lo que consigan va a tener que ser desde la lucha. ¿Qué esperar de estas direcciones sindicales, que como Baradel Secretario General de SUTEBA y Hugo Yasky, tiene reuniones en la embajada yanqui?
A estas direcciones sindicales que acompañan el ajuste que realiza el gobierno para responder al FMI, nos queda sumar las posiciones de JxC que maneja la ciudad más grande del país, y justamente viene en el último tiempo arremetiendo contra los trabajadores de salud y por supuesto contra la educación en su conjunto. En el mes de septiembre y octubre se dieron distintas tomas de colegio en la CABA. ¿Qué hizo el gobierno de Larreta ante la toma de los colegios? Primero persiguió a los estudiantes, los hostigó y amenazó de la mano de la policía de la ciudad. Como eso no hizo retroceder a los jóvenes, arremetió contra los padres de los mismos haciéndoles causas judiciales, porque sus hijos tomaron las escuelas. Todo acompañado por los grandes medios de comunicación que nutridos con los millones que desembolsa el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en publicidad no veía nada raro que se persiga a adolescentes y a sus padres, por luchar por mejores condiciones educativas.
¿Por qué luchar por la educación pública?
En este contexto donde la educación es presentada como un gasto, el cual buscan reducir a su vez que le quitan todo valor cultural, degradando cada vez más el sistema educativo, no nos queda más que reafirmar que para construir un país independiente político y económicamente es necesaria una educación pública que esté al servicio de las necesidades populares y que se proponga desarrollar nuestras fuerzas productivas. Lejos está el gobierno nacional de esta perspectiva. El sector que más benefició en este tiempo es el de la agroindustria, sin casi valor agregado, y apunta a entregar nuestros recursos naturales a empresas extractivistas, con fama mundial por los desastres ecológicos que hacen.
Nos afirmamos en la idea de que para una sociedad más justa es necesario que todo el pueblo tenga acceso a la educación y pueda ser parte de la producción de nuestra cultura, no solo un mero espectador. Aparte de la idea, nos fundamentamos en la historia de nuestro país el cual se construyó apoyándose en la educación, desde la ley 1420 que establece la educación primaria común gratuita y obligatoria, sostenida materialmente en la construcción de las escuelas normales que tenían como objetivo unificar una nación. A su vez que desde los colegios universitarios se pensaba en la formación de los dirigentes políticos para este nuevo estado nacional que nacía a fines del siglo XIX principio del XX.
En los dos gobiernos en que se planteó una disputa a la hegemonía de la gran burguesía -el de Yrigoyen y el de Perón, desde distintas perspectivas nacional burguesas- se avanzó en el campo educativo. En el 1918 la reforma universitaria, que construyó una universidad laica pública y científica. Y en la década del peronismo con la creación de las universidades tecnológicas y el decreto de gratuidad Nº 29.337/49 que suprimió los aranceles en la universidad. Hoy tanto por el lado del FdT que en el discurso se ubica en el nacionalismo patriótico, poco defienden en los actos ese modelo de país que jerarquizaba la educación y sostenía la soberanía. Lo mismo podemos ver por parte de los radicales, que en su campaña por sostenerse en lugares de poder forman parte de JxC y en esa alianza con el PRO, terminan rifando banderas que su partido alguna vez sostuvo.
En este momento para combatir a los monopolios y el imperialismo que avanza con fuerza de la mano del FMI y las medidas de ajuste que viene aplicando el gobierno, es imprescindible defender la educación publica. Desde la juventud las escuelas e instituciones educativas son lugares a levantar y sostener con la participación activa en centro de estudiantes, jornadas abiertas de la escuelas e incluso apostando a ser buenos estudiantes. A las claras esta que junto a esa juventud que debe dar la batalla para arrancar un futuro mejor, tiene que estar el trabajador de la educación dispuesto a con el ejemplo dar valor a la herramienta de la que es parte. Hoy más que nunca la apuesta es por más presupuesto para educación, para tener una educación que se ponga al servicio del pueblo, que aporte a construir una sociedad más justa, un país con soberanía política. La educación tiene que ponerse al servicio de la rebelión de los pueblos: hacia ese horizonte hay que llevarla. Ya que rebelarse hoy, implica no pensar la educación dentro de un gasto, sino luchar para que sea la inversión para un futuro mejor.
Joaquín G.
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