Elecciones en Córdoba - Las expectativas, solo en la lucha popular

Lunes, 16. Agosto 2021

Se acercan las elecciones de medio término y la provincia ya entró en plena campaña electoral rumbo a las PASO de septiembre. Córdoba renueva nueve bancas de diputados nacionales y tres de senadores. En la cámara baja, cinco corresponden a Juntos por el Cambio, tres a Hacemos Por Córdoba (el oficialismo de Schiaretti) y una al Frente de Todos. Mientras que en el Senado se renovarán dos bancas de JxC y una del oficialismo provincial. Con la disputa electoral en marcha, el oficialismo está beneficiado por las internas de los dos principales contendientes. En primer lugar, la de JxC que va con tres listas distintas; y luego por la interna del Frente de Todos que, a pesar de ir con una sola lista, en los hechos está dividido: un sector apoyará la lista del FdT, mientras que otro hace tiempo viene siendo parte del oficialismo provincial.

Más allá de las disputas por arriba, por abajo el humor social no está en sintonía electoral. Las cifras de pobreza, como en el resto del país, son demoledoras. Según el estudio realizado por el Centro de Almaceneros, en junio seis de cada diez familias cordobesas tuvieron que recurrir a algún tipo de ayuda estatal para comprar elementos esenciales de la Canasta Básica Alimentaria.  Aquí no hay ‘pesada herencia’ que denunciar. Más de 20 años de PJ cordobés junto a sus aliados nos han llevado a la situación en la que estamos. 

El cordobesismo de Schiaretti y compañía es el responsable de fundir EPEC para propiciar su privatización, proceso que sigue en marcha. Es el que hace años viene generando un endeudamiento récord con el BID y otros organismos internacionales en beneficio de los negocios inmobiliarios, a costa del desplazamiento de villas y barrios populares. La obra pública y la política habitacional son negocios ensamblados. Los incendios forestales criminales no tienen ningún castigo, florecen construcciones lujosas y se multiplican las autovías de montaña, mientras arrastramos un déficit habitacional que ronda las 300.000 viviendas. El contraste entre interés empresarial y necesidades populares se va volviendo explosivo.

Han sido 20 años de consolidación del agronegocio en la provincia. La victoria popular que significó la no instalación de Monsanto en la localidad de Malvinas Argentinas, al igual que la lucha de las madres de Barrio Ituzaingó y contra la aprobación de la Ley de Bosques, pusieron sobre la mesa que la extensión de la frontera sojera junto con el paquete de agroquímicos que la acompaña tiene también un alto impacto sobre la salud de la población. Luego de años de desmonte y fuego intencional como el de 2020, lo que queda son las inundaciones que causan estragos en las viviendas populares. Todo esto para beneficiar a un puñado de monopolios y multinacionales que hace años vienen acrecentando sus ganancias. Los dueños de Córdoba tienen nombre y apellido: son los Bugliotti, los Urquía, Pagani, Roggio, Minetti, Holcim, Gamma, Edisur. 

A nivel laboral la situación también es alarmante. Según cifras del INDEC, el gran Córdoba registra un 14,8% de desempleo (con respecto a la población económicamente activa), que es 4% más que a nivel nacional. Sin embargo, más que la desocupación, el dato que alarma es la cantidad de trabajadoras y trabajadores -registrados y no registrados- que están sumidos en la pobreza. Allí hubo una política oficial de propiciar la precarización laboral y las paritarias a la baja. Hace unos años, por ejemplo, se comenzó a aplicar planes de inserción laboral que en los hechos significó trabajo gratis en empresas a cambio de un “sueldo” pagado por la provincia que actualmente va de $13000 a $15000. Esta política, dirigida a la juventud y a las mujeres jefas de hogar marcó el techo de los salarios en todo el sector privado.

Mientras tanto, el resto de los trabajadores corrió la misma suerte. El conflicto con los trabajadores de la UTA por el pago de salarios y contra las suspensiones; y el de los municipales contra los despidos y la flexibilización; y el de los trabajadores y trabajadoras de la salud en defensa del salario y la salud pública, son ejemplos concretos del carácter antiobrero de la política oficial. Junto a esto, Schiaretti y la mayoría de quienes hoy tienen chances de tener una banca en el Congreso, son responsables de que en Córdoba se cobre la peor jubilación del país, sin la aplicación del 82% móvil y con un ajustazo votado en plena pandemia.

Todo esto fue posible gracias a la complicidad de las conducciones sindicales, principalmente de la CGT provincial dirigida por José Pihen. Hoy, la mayoría de las conducciones sindicales están directamente conformando las listas de candidatos (principalmente de Schiaretti y del FdT). Los méritos para integrar esas listas consisten en haber agachado la cabeza, traicionar a los laburantes, firmar paritarias a la baja y rifar los derechos laborales. Allí están también Monserrat, Ilda Bustos y compañía.

Senadores y Diputados para el ajuste

Durante estos últimos años, los votos de Córdoba (tanto de JxC como de Hacemos x Cba) fueron claves para que el Congreso apruebe el paquete de leyes antipopulares de Macri. Medidas que aún, a pesar del cambio de gobierno, sigue padeciendo nuestro pueblo. Así como en su momento apoyaron el endeudamiento criminal del macrismo, ahora están dispuestos a dar los votos para garantizar un acuerdo con el FMI, en lo que será un nuevo capítulo del ajuste. 

Por eso, gane quien gane, la resolución de las demandas populares no viene de la mano de la contienda electoral. Votar al ‘menos malo’ no va a modificar las condiciones de vida de nuestro pueblo y eso acrecienta el justificadísimo hartazgo y escepticismo presente. En ese marco, nuestros esfuerzos van a estar dirigidos a alimentar la lucha callera, que es la mejor herramienta que tenemos para conquistar nuestras demandas. En ese camino, empezar a sentar las bases de un paro activo y piquetero que se proponga derrotar las políticas de entrega y saqueo. Porque mientras las elecciones pasan, la pobreza queda. 

La salida a la crisis sin fin que estamos sufriendo la vamos a encontrar en la organización por abajo, con la mira puesta en un poder surgido de las luchas. Lejos del verso de campaña, lo que hace falta es poner en pie una unidad obrera y popular que imponga desde las calles el no pago de la deuda ilegítima y fraudulenta, la nacionalización de la banca, el comercio exterior y el conjunto de los recursos estratégicos.

En Córdoba, esa política se traduce en medidas como la quita de subsidios y de las exenciones impositivas a multinacionales como Fiat-Iveco, Renault y Volkswagen y monopolios locales como Aceitera General Deheza, Arcor, Roggio y Minetti. La prohibición efectiva de despidos y suspensiones en cualquiera de estas grandes empresas. 

A la par, garantizar la expropiación de Aguas Cordobesas (actualmente en manos del grupo Roggio) y su paso a manos del Estado provincial, bajo control de sus trabajadores y usuarios; la recuperación del transporte urbano de pasajeros, para ser dirigido y controlado por los trabajadores del sector y los usuarios del servicio. La defensa irrestricta del carácter estatal e integrado de EPEC y del convenio de los trabajadores de Luz y Fuerza, junto con la anulación de los tarifazos. 

Por último, la inmediata puesta en marcha de un plan de obra pública que atienda las necesidades de los barrios más postergados y de un plan de construcción de viviendas populares que atienda simultáneamente el déficit habitacional y la falta de trabajo. 

Un programa como éste, que apunte a recuperar nuestros recursos soberanos, tanto nacionales como provinciales, para ponerlos al servicio de un aumento general de salarios, de una verdadera recuperación productiva que ponga en acción todas las fuerzas motrices de la nación y la provincia, para acabar con la pobreza, la desocupación y el saqueo de nuestros recursos, sólo puede ser llevado adelante por un gobierno surgido de la unidad en la lucha entre los trabajadores y el pueblo. Por eso no alimentamos falsas expectativas en estas elecciones que sólo definen quienes van a ser los próximos responsables del ajuste. Llamamos al conjunto del pueblo trabajador cordobés a votar en blanco, anular o no votar, y concentrar las energías en hacer confluir las fuerzas en un plan de acción con centro en las calles, acercando la hora de un nuevo Cordobazo que salde la histórica deuda con el pueblo.

Leo Funes

Lunes, Agosto 16, 2021 - 20:00

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