Un paro contundente con expresiones combativas

El 29 de mayo se realizó el paro general convocado por la CGT. El mismo mostró varias caras. Desde las intenciones de sus convocantes, fue una demostración del poder de fuego de ese sector del sindicalismo peronista, en medio de la disputa con el moyanismo y las CTA. Más allá de las críticas al gobierno por los acuerdos incumplidos -en lo referido a dinero de las obras sociales- su tiro por elevación estuvo dirigido a la interna del PJ, con un reacomodamiento mayoritario hacia la fórmula Fernández-Fernández luego de haber promovido a Lavagna en un primer momento. A su vez, la medida sirvió para descomprimir la bronca de los trabajadores sin perspectiva de continuidad. 

Estos límites no deben hacer perder de vista que la extensión del paro dio cuenta de un pronunciamiento contundente en contra del rumbo de ajuste de gobierno, que desgasta aun más al macrismo de cara a la carrera electoral. La convocatoria al paro, retaceada por la burocracia a más no poder, fue en buena parte reacción a la medida llevada adelante por el F21 un mes atrás, que dejó al oficialismo cegetista demasiado expuesto en su colaboración con el gobierno. Y tampoco hay que subestimar el aporte que a esta situación hizo el movimiento territorial combativo con su plan de lucha nacional con centro en Desarrollo Social, que en su pico del 4 de abril aportó en poner en movimiento a las centrales sindicales. Así, el paro del 30 fue producto de una situación de bronca creciente y difícil de contener.

Si bien los convocantes apostaron al clásico paro “matero”, los cortes de ruta y las movidas callejeras se multiplicaron en todo el país. Nuestro partido participó, junto a la Corriente Sindical Jorge Weisz y la CUBa-MTR, de las acciones llevadas adelante en las provincias en las que tiene presencia, aportando a la elevación de la lucha para darle cuerpo a la intervención de los de abajo en el escenario actual. En esta dirección y en función de cómo se llegaba en cada caso, hubo algunos puntos que expresaron lo más elevado de la jornada, como fue el caso del corte en Puente La Noria, entre la CABA y el partido de Lomas de Zamora.

El corte de La Noria

Alrededor de 2.000 manifestantes se concentraron en Puente La Noria desde primera hora de la mañana hasta el mediodía, realizando un corte y un acto. La convocatoria, además de haber contado con la presencia de organizaciones sindicales, sociales y políticas, se destacó por concentrarse alrededor de un núcleo de trabajadores de la zona en conflicto, principalmente los choferes de las líneas del Expreso Lomas (112, 165 y 243), de la 540 y la 542, que vienen motorizando la pelea por la defensa del salario y contra la persecución laboral, organizándose en asamblea para darle forma al plan de lucha. A este sector hay que sumar a los estatales de ATE Sur y despedidos de Siam, Canale y Cresta Roja, entre los principales. También hicieron su aporte los estudiantes profesorados en lucha.  

Fue un corte combativo, que bloqueó las dos manos del puente, y en el que la policía no hizo ningún amague serio de intervenir. En el acto de cierre hicieron uso de la palabra todos los sectores convocantes, en donde abundaron las referencias al aniversario del Cordobazo. Todo ello dio cuenta de un espacio que viene sosteniendo la continuidad de la lucha -en el paro del 30/04 también se había cortado Puente La Noria- asumiendo la tarea de marcar la diferencia con la burocracia, en la búsqueda de un camino propio para los trabajadores que no caiga en el seguidismo a los proyectos de recambio por arriba. En este aspecto, se trata de un reagrupamiento propicio para impulsar en un punto una experiencia que aporte a la intervención de los trabajadores para condicionar el recambio en favor de sus intereses. 

Con esa orientación es necesario asumir los espacios de confluencia de organizaciones y sectores en lucha. Con el cronograma electoral encima, las posibilidades de que la burocracia en sus distintas variantes saque los pies del plato se vuelven difíciles; sin embargo, la precariedad política de la situación, dada la debilidad con la que el gobierno transita sus últimos meses, es un elemento que puede acelerar escenarios de confrontación: para ellos debe estar preparada la vanguardia obrera y piquetera.

Facundo Palacios