Paro y bono miserable, otra agachada de la CGT

Miércoles, 14. Noviembre 2018

Según recoge el diario Página 12 de un relevamiento del Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), dependiente de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET): “El costo de vida para los asalariados registrados aumentó un 6,1 por ciento mensual en octubre, la segunda cifra más alta desde abril de 2002, con lo que acumuló un incremento del 47,2 por ciento en los últimos doce meses.” La misma fuente señala que “(la inflación) del 6,1 por ciento de octubre más el 6,7 de septiembre (que fue la marca más alta del año) dio un acumulado de 13,2 por ciento en el bimestre…” Para concluir que “en los primeros diez meses de 2018, la inflación sobre los salarios registrados llegó al 40,9 por ciento, en tanto que en los últimos doce meses se ubicó en el 47,2. De esta manera, 2018 será el año más inflacionario desde 1991, superando a 2002, 2014 y 2016.”
Estos datos, aunque no es necesario remarcarlo porque cualquier trabajador y trabajadora los conoce, revelan el grado de destrucción de los ingresos y el consecuente agravamiento de las condiciones materiales de vida de las mayorías populares.
Por su lado, el INDEC informa que la producción industrial acumula 5 meses seguidos de baja, registrando en setiembre una caída del 11,5%. De ahí el continuo aumento de los despidos y suspensiones, en particular en las pequeñas y medianas empresas, tanto en el Gran Buenos Aires como en las provincias del resto del país.
En medio de este cuadro, aparece el bono de $5.000.
El bono, según el decreto firmado por Macri alcanza solo al sector privado, es ‘no remunerativo’ y pagadero en dos cuotas, aunque habilita a que se pague en más de dos cuotas y faculta a empresas y gremios para que se compute "a cuenta" de las revisiones y los aumentos acordados en la negociación paritaria de este año. En decreto por separado se extendería también a los estatales.
El efecto del bono sobre el salario equivale a un 1 ó 2 por ciento de lo acordado en paritarias y encima no se incorpora al básico. Si se tiene en cuenta que la pérdida de poder adquisitivo supera en muchos casos el 15% se advierte lo miserable del bono.
Y con este miserable monto alcanzó para que la cúpula de la CGT ‘levantara’ un paro que ni siquiera había convocado, entregándole al gobierno macrista no solo la desactivación de la medida de fuerza sino además un dique de contención para evitar una reapertura generalizada de paritarias, teniendo en cuenta que las revisiones de Camioneros, Bancarios y Judiciales cerraron en el aún insuficiente 40%.
Una vez más la cúpula de la CGT se constituye en un obstáculo del despliegue de la lucha de la clase trabajadora cuando se profundiza el ajuste acordado con el Fondo Monetario Internacional, en beneficio del capital financiero internacional y un puñado de monopolios.
Urge construir desde abajo, con el conjunto de la clase trabajadora, desbordando a las cúpulas sindicales cuando obstaculicen, frenen o vacilen, un plan de lucha escalonado que corone en una huelga por tiempo indeterminado para quebrar el ajuste, la miseria planificada, la entrega y la represión abriendo paso a una Argentina popular, democrática, libre y antiimperialista.
Ricardo Jufré

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Miércoles, Noviembre 14, 2018 - 20:00

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