Teatro Abierto: el movimiento cultural que resistió a la dictadura

Sábado, 8. Abril 2023

El Teatro Abierto fue el movimiento que se plantó como resistencia cultural a la última dictadura cívico-militar. En ese contexto en que empezaron las persecuciones, se prohibió la actividad política, se dieron de baja a los sindicatos, la censura imperaba en el cine, la TV y la prensa, el sector teatro independiente se veía afectado en menor medida ya que los integrantes de la cúpula lo catalogaban como una actividad de baja importancia. 

Pero hubo un disparador que hizo que el teatro buscara la manera de resistir y sentar un precedente: este fue la resolución que borraba al teatro argentino de la materia de Literatura argentina en los lugares donde esta se dictaba. Tras una serie de reuniones que se llevaron a cabo en el segundo piso de Argentores, en 1981 Osvaldo Dragún, Roberto Cossa, Carlos Somigliana, Carlos Gorostizay Ricardo Halac dieron inicio en el teatro El Picadero a Teatro Abierto. Luego se sumarían Gonzalo Núñez, Jorge Rivera López, Luis Brandoni, Oscar Viale, Pepe Soriano, Griselda Gambaro y muchísimos actores y actrices, apoyados por Adolfo Pérez Esquivel -recién elegido Premio Nobel de la Paz-, Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato. En ese momento eran contados los movimientos públicos organizados enfrentado a los militares, como las Madres de Plaza de Mayo. 

Teatro Abierto ofrecía tres obras cortas por día los siete días de la semana a precios populares, la mitad de lo que costaba la entrada del cine. Todo lo recaudado era puesto a disposición de los gastos e imprevistos que ocasionara el teatro, pero el acuerdo era que ninguno de los integrantes cobrara un peso. Había un público politizado que precisaba un lugar donde juntarse y esa necesidad se la estaba colmando el teatro. Entre las obras de aquellos ciclos pueden mencionarse “Lejana tierra prometida” de Ricardo Halac, “Decir sí” de Griselda Gambaro, “Gris de Ausencia” de Roberto Cossa, “Tercero Incluido” de Eduardo Pavlovsky, “Oficial Primero” de Carlos Somigliana. “Príncipe Azul” y “Criatura” de Eugenio Griffero, y muchas obras que se convirtieron en clásicos del teatro independiente. El 6 de agosto de 1981 El Picadero fue incendiado y ante la desazón y la injusticia nadie intentó dar un paso atrás. Más allá del miedo y las persecuciones 17 salas ofrecieron dar continuidad al ciclo. Finalmente se decidió por el teatro Tabarís que tenía el doble de capacidad. Al cerrar el ciclo de ese año habían pasado por ahí cerca de 25.000 espectadores. El ciclo se repitió en 1982, en 1983 (con el lema de "ganar la calle") y en 1985 (el "teatrazo", con el lema “En defensa de la Democracia, por la liberación Nacional y la Unidad latinoamericana”), ya bajo el gobierno constitucional.  

Carlos Ruiz

Sábado, Abril 8, 2023 - 19:30

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