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En los últimos meses se dio en la CABA un fenómeno notable: residentes y concurrentes le arrancaron a Larreta un aumento que lleva el salario de un ingresante a $200.000 y además, una reunión para discutir condiciones laborales para los concurrentes, que vale aclarar, trabajan gratis.
Esto se dio después de nueve semanas de lucha, con paros y movilizaciones masivas que coparon las calles, para llegar a un paro por tiempo indeterminado que duró tres semanas. Así la bautizada "Marea Blanca" logró avanzar día a día en la pelea que se impulsó de la mano de las asambleas de base en cada lugar de trabajo, que luego se integraban en la Asamblea de Residentes y Concurrentes de la Ciudad.
Con el correr de los días, las direcciones sindicales burocráticas de Médicos Municipales y Federación pasaron de ningunear la lucha a tener que acoplarse y llamar al paro; lo hicieron tanto los gremios de profesionales como los de no-profesionales. El conflicto no solo tuvo repercusión en los hospitales de CABA, ya que también impactó en el reclamo de la comisión provincial de residentes (CPR, Provincia de Buenos Aires) que salió a pelear por sus propias condiciones laborales y salariales y también en hospitales como el Posadas y el Garrahan que dependen de Nación. El gran arco movilizado en el sector salud, sumado a las peleas de los estatales y de la docencia -potenciada luego de la toma de colegios- puso sobre la mesa la perspectiva de un paro general en la Ciudad, cuestión que se comenzó a desplegar en la jornada de lucha durante la votación del presupuesto porteño.
Adelantándose a tal escenario, el gobierno abrió la canilla antes. La fuerza del conjunto logró torcerle el brazo a la política de miseria de Larreta, que se vio obligado a dar el aumento.
Además expuso negativamente a Quirós, quien ya se lanzó como precandidato para la interna del JxC de CABA. Quirós viene a presentarse como un “gestor prolijo” de la salud, principalmente por lo promocionado durante la pandemia. Por supuesto, siempre dentro de la impronta PRO, en donde el bombardeo publicitario tapa la realidad de un sistema sanitario cayéndose a pedazos. Ahora, el ex directivo del Hospital Italiano llega con el record de tres semanas de paro general; un buen currículum para competir contra Soledad Acuña, la de los juicios a los padres tras las tomas de colegios. En la interna amarilla se anota también Jorge Macri, lugarteniente de su primo Mauricio que desde el propio gabinete le marca la cancha a Larreta. Una competencia que promete profundizar la crisis de un espacio político que ya no gobierna con la impunidad de la que gozó durante todos estos años: ahora sus agachadas son visibles para el público masivo.
Una lucha que se contagia
La fuerza de la marea blanca llegó hasta Córdoba contagiando a las y los trabajadores de la salud que desde hace tres semanas abrieron la pelea paritaria con la participación de todos los sectores del área: concurrentes, residentes, profesionales de planta y no-profesionales. Reclaman 200% de aumento al básico, un bono en diciembre de 150 mil pesos y pase a planta permanente de las y los precarizados. En Neuquén también se viene desarrollando una seguidilla de paros. La máxima expresión de síntesis de estas luchas fueron los paros nacionales de salud del 17 y 23 de noviembre.
En general, a lo largo y ancho del país, los reclamos tienen en común la cuestión del salario y de las condiciones laborales. Y en esos aspectos, la mayoría de los sectores tienen motivos para salir a ganar las calles y luchar, porque la situación no da para más, con este aumento inflacionario que se come cualquier bono o aumento ya pautado.
Las y los trabajadores de la salud fueron usados durante la pandemia para sostener un sistema de salud ya vapuleado y desfinanciado. Así y todo con profesionalismo sacaron adelante a la población en medio de la crisis sanitaria. La situación de la salud es critica y se viene más ajuste, porque la prioridad del gobierno está en pagarle al FMI. Es así que sigue la pelea contra el recorte en salud y por el aumento de presupuesto necesario para la salud pública.
El camino está trazado y testeado: la confluencia solidaria de diferentes luchas, tanto del sector salud como del resto, tiene el potencial de imponer en el país una forma necesaria de desarrollar los conflictos de la mano de un sindicalismo combativo, de base y clasista, que desplace a las burocracias de sus cómodos sillones para pelear por nuestros derechos.
Octavio Ruiz
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