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El 30 de abril por la noche se encontró en el puerto de Vicentin en San Lorenzo -provincia de Santa Fe- un barco con media tonelada de cocaína. La noticia apareció el 1° de mayo en los portales de noticias e hizo que la ministra Patricia Bullrich tenga que cambiar su agenda y urgida por lo repentino del hallazgo, se acercara a San Lorenzo para la foto.
La noticia fue impactante pero no debiera ser sorprendente, teniendo en cuenta el prontuario de esta empresa manchada por antecedentes de este tipo, así como estafas a productores, falsas quiebras, etc.
De momento el único detenido es Jonathan Caputero, que quedó con prisión preventiva. Se trata de un cocinero filipino de 50 años que trabajaba en un buque, había recalado previamente en aguas cercanas a Montevideo antes de arribar a San Lorenzo y, tras su paso por el cordón industrial, tenía previsto volver a la terminal uruguaya con destino final en Ámsterdam, Países Bajos.
Caputero se presentó como arrepentido ante la justicia, y por consejo del abogado va a colaborar con la investigación para atenuar su pena. Quizás lo más interesante comienza a partir de sus declaraciones, cuando manifiesta que el contacto narco le decía “que no tenía que preocuparse porque embarques como estos en San Lorenzo se hacen continuamente, con una frecuencia de dos o tres veces al mes, sin ser detectados".
En la anterior edición de no transar marcábamos cómo el gobierno nacional busca a partir de un decreto terminar con la marina mercante de bandera nacional y posibilitar que embarcaciones con el total de su tripulación extranjera manejen los navíos en nuestras costas. Que ya no haya libreta otorgada por parte de la prefectura habilitando al trabajador marítimo, entre otras desregulaciones. Si pensamos además en el contexto de disputa interimperialista que atraviesa el capitalismo actual, y si recordamos por ejemplo las declaraciones de Laura Richardson -jefa del Comando Sur de los EEUU- sobre las intenciones yanquis para la región, vemos que el problema es mucho más grave.
No es casual la intención de dejar de tener control sobre los barcos que van por el Paraná. Por un lado son los barcos que sacan el 80 % de la producción nacional. A su vez también está en juego el mercado ilegal como el de estupefacientes que no deja de crecer desde nuestras costas, y más allá de los circos que arman para decir que lo están combatiendo, todos sabemos que en realidad los sectores de poder y las fuerzas de seguridad conviven con los grupos narco.
No es menor que la media tonelada de cocaína haya sido encontrada porque el capitán del barco hizo la denuncia, y no porque un control de la aduana o algún otro organismo de seguridad lo haya descubierto. Bullrich y los suyos se sacaron la foto con la media tonelada porque hubo una denuncia dentro del barco, no porque el Estado controle. La declaración del único detenido hasta el momento, en carácter de colaborador, sobre los dichos de los narcos, confirma que es un sistema ya aceitado el que está funcionando en las costas del Paraná.
Esto se suma a los hallazgos tiempo atrás de tonelada y media en galpones de la empresa Vicentin, en palet aquella vez. El narcotráfico opera tranquilo, de momento la ministra Bullrich está mucho más preocupada por reprimir a los jubilados los miércoles que por detener a los grandes narcos de la Argentina. A su vez que tanto el gobierno nacional como el provincial de Pullaro no dejan de golpear a los trabajadores estatales, que son quienes verdaderamente se la ven con las consecuencias del narcotráfico, en los centros de salud, hospitales, escuelas y demás instituciones que tienen que recibir las problemáticas de consumo, además de las consecuencias de la violencia de quienes están implicado en la comercialización de estupefacientes.
La tormenta es perfecta, pero claramente no es obra de la naturaleza: está pensada por el gobierno, que no tienen miramientos en hacer sufrir al pueblo.
La verdadera batalla al narcotráfico se da con políticas de empleo digno, defendiendo y poniendo en marcha la marina mercante, controlando el comercio exterior que hoy está en manos de monopolios locales y extranjeros. Garantizando políticas de salud y educación que contengan a los jóvenes, para que no recurran a los narcos como salida para su vida.
En este momento lo principal es organizarnos y dar la pelea para que la marina mercante no desaparezca, para que se recupere el comercio exterior y para que este gobierno cipayo y entreguista se vaya lo antes posible.
Alexander Kan
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