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A tres meses de iniciada la lucha docente, hay sobre la mesa varios elementos para plantear cómo seguir la pelea.
Hay que destacar que esta lucha tuvo la virtud de desenmascarar por completo el carácter antiobrero y antipopular del proyecto de Cambiemos, cuyos funcionarios no se ahorraron ningún ataque a los trabajadores y sus organizaciones gremiales. Esto se vio con mayor claridad en el más agudo de los conflictos provinciales, que viene siendo el de Provincia de Buenos Aires, en donde la figura de Vidal tuvo un gran desgaste. A su vez, la masividad de las convocatorias callejeras del mes de marzo le dieron impulso al pico que tuvo la pelea de los trabajadores contra el ajuste.
Señalado esto, también es justo analizar que el macrismo se terminó saliendo con la suya en algunos aspectos centrales. Promediando el quinto mes del año no hubo paritaria nacional, no está en el horizonte que vaya a haberla y cada gremio provincial se tuvo que arreglar con su propia fuerza, con resultados disímiles. A su vez, en distritos importantes el gobierno nacional pudo imponer su pauta de hasta el 20%. Y cómo lo logró: en la CABA fue por un decreto que generó mucho repudio pero nula resistencia, y en PBA estirando una negociación que viene desgastando a los gremios y le evita a la gobernadora caer en el decretazo. También hay que registrar que, cuando en Buenos Aires las conducciones sindicales abandonaron los paros, varias paritarias de otros sectores cerraron en la cifra propuesta por el macrismo.
Ayudó a esta situación que el plan de lucha nacional se fuera diluyendo con el correr de las semanas. A este respecto, es sugerente que en el acto de la inmensa marcha federal en Plaza de Mayo del 22/3, en lugar de subir la apuesta y anunciar la preparación del paro nacional por tiempo indeterminado, la conducción de CTERA prefirió instalar una carpa-escuela en el Congreso. Ni la represión la noche que la instalaban le pudo subir el precio a una medida defensista que, a la luz de cómo siguieron las negociaciones, se demostró impotente en toda su magnitud.
Con un gobierno que no pretende “dialogar” nada, no cabía otra que redoblar la lucha y jugarse el todo por el todo. Por supuesto que ninguna medida de fuerza garantiza éxitos por adelantado, pero quedó comprobado que el momento en donde el macrismo salió más golpeado fue el de los paros, y cuando estos fueron levantados el PRO pudo recuperar aire.
Párrafo aparte merece la mención a la posición tomada en el conflicto de Santa Cruz, en donde se colocaron del otro lado del mostrador, acusando a los propios docentes que no cobran en tiempo y forma desde marzo, y a quienes se les ofreció un aumento del 3%. A la pelea santacruceña, la Celeste la tildó de “conspiración junto con la derecha”.
La CTERA y sus gremios de base mostraron su límite en un momento que reclamaba combatividad. Si se puede trazar un paralelo entre esta conducta y la actitud de Yasky, no es una casualidad: en la movilización en Plaza de Mayo del 30 de marzo, el líder de la CTA le anunció a la nutrida concurrencia cuál era su propuesta: respetar la gobernabilidad macrista y subordinarse a la CGT. Falta de iniciativa que se vio ratificada en una flaca convocatoria el 1° de Mayo en la citada carpa. Son los enredos propios de dirigentes enfrascados en una interna del PJ que no le augura lugares destacados a los dirigentes kirchneristas. Hasta ahora, el PRO pudo neutralizar este desafío.
Sacar conclusiones para continuar peleando
El conflicto paritario sigue abierto en algunas provincias, como lo es Buenos Aires, en donde urge retomar la iniciativa con asambleas que reagrupen a la docencia para relanzar medidas de fuerza con paros. Este es el marco en el que van a desarrollar las elecciones de SUTEBA. Es la oportunidad que tienen los trabajadores de la educación de ajustar cuentas con una conducción burocrática cuyo proyecto no está en condiciones de hacerle mella al macrismo. En esta dirección, el voto a la lista Multicolor es una herramienta para castigar a la línea de derrota de la Celeste de Baradel, para reagrupar a los luchadores y para generar las condiciones más propicias para abrirle paso a un sindicalismo combativo y antiburocrático que vaya por la organización democrática de la docencia, apostando a las asambleas y al paro y la calle como herramientas para desbordar el plan reaccionario de Vidal, Bullrich y Macri. La chance cierta de la Multicolor de disputar nuevas seccionales e incluso dar batalla en la conducción provincial es una oportunidad que debe ser aprovechada.
Facundo Palacios
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