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Optimismo empresarial hacia 2016
Aunque resulte sorprendente en la previa de una elección presidencial ajustada, la antinomia “continuismo” o “renovación” ha cedido paso al drama del “gradualismo” o el “shock”. Y ocurre que nadie especula sobre la inminencia de un ajuste sino en cómo habrá de ser el mismo a condición de la gobernabilidad del futuro Presidente.
De alguna manera, en el imaginario se ha instalado la dicotomía propia del 2001 cuando el debate era entre dolarizadores y devaluadores, aunque esta vez sin “porteñazo”, al menos en la instancia previa a la elección.
Sin embargo, lo que no se patentiza aún es que el ajuste no es un escenario futuro sino un fenómeno del presente y que, en todo caso, lo que las cámaras patronales y banqueros están discutiendo no sea, precisamente, cómo evitar el mismo sino cómo descargarlo sobre la espalda de los trabajadores y demás sectores populares, es decir, si hacerlo gradualmente o de manera brusca.
Al enfriamiento de la economía china y brasilera y la caída del precio de las exportaciones de materias primas y manufacturas fijados en el mercado externo (comodities), se han agregado las suspensiones, adelanto de vacaciones y cesantías en el sector industrial local, en particular en las automotrices, y la caída del consumo interno, y nada hace prever que esto se aliviará después que pasen las elecciones. En todo caso éstas están sirviendo para distraer el problema en forma inmediata.
De todos modos, la agenda de temas de los grupos monopólicos no es irrelevante (ver tabla).
Sin embargo, las señales de los candidatos son elocuentes. Por caso, Scioli ha anticipado que su gabinete estará integrado por Sergio Berni, Ricardo Casal y Alejandro Granados, mientras que Macri habría ubicado al ex jefe de la Policía Metropolitana y CEO de Seguridad Integral Templar S.A, Eugenio Burzaco, en la Provincia de Buenos Aires. Gestos que significan una clara señal de oferta represiva a los empresarios a la hora de aplicar el plan. Como contrapartida, éstos debaten soluciones con la lógica de quienes se preparan para ir al choque:
• Atraso cambiario. Se proponen devaluar la moneda frente al dólar, es decir, sincerar el dólar blue, para abaratar el costo de la fuerza de trabajo local (salario a valor internacional) y hacer más competitivas las exportaciones y, simultáneamente, alentar a los exportadores a liquidar sus dólares en la plaza local.
• Cepo al dólar. Según un informe de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), la inversión extranjera directa en el país cayó un 41% (de u$s 11.301 millones, en 2013, a u$s 6.612 millones, en 2014), cifra que según la Organización de las Naciones Unidas representa el nivel más bajo desde 2009. De ahí que la clave para atraer inversiones sea devaluar el peso y eliminar el cepo al dólar (así las empresas podrán efectuar remesas a sus casas matrices).
• Déficit fiscal, el cual podría alcanzar este año el 7% del PBI. Esto supone, en el futuro inmediato congelar vacantes, sueldos y jubilaciones en el sector público y eliminar la ayuda social a fin de generar un superávit para otros fines, como, por ejemplo, el pago de la deuda o el subsidio a los monopolios.
• Fondos Buitres. El gran empresariado busca recomponer las negociaciones con los acreedores que no entraron al default de la deuda a fin de atraer inversiones. Según el titular de ABECEB, Dante Sica, “Sea quien fuere el que gane, tarde o temprano, deberá llegar a un acuerdo con los holdhouts”.
• Endeudamiento: el relativamente bajo nivel de endeudamiento equivaldría (según Daniel Marx, ex Secretario de Finanzas de De la Rúa), al 40% del PBI, razón por la cual podría avanzarse en el endeudamiento externo para obtener mayor financiamiento.
• Atraso tarifario. En particular por el incremento del costo de la energía y el aumento del consumo, por ejemplo del gas, lo cual tendría como “solución” eliminar los subsidios a los hidrocarburos.
• Inflación. Resistir todo reclamo de mejora salarial utilizando a los despidos como chantaje a fin de garantizar la “paz social”.
Antes del resultado final, gane quien gane, la perspectiva de que se profundice el ajuste kirchnerista está generado un interés financiero dentro y fuera del país, por eso han subido las acciones y los bonos de la Argentina y se ha reducido el riesgo país. Sin embargo, no todo debería ser optimismo dado que no será fácil avanzar contra los sectores populares una vez que estos salgan de la borrachera electoral.
Jorge Díaz
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