El plan del gobierno nacional para los estatales va en sintonía con el plan general de ajuste y represión a quienes salen a defender sus derechos. En lo que va del 2018 hubo cerca de 3000 despidos... Ver más
Marchar a una jornada nacional de lucha
La economía da muestras inocultables de avanzar hacia una recesión. La inflación no se detiene y poda los salarios, las crecientes suspensiones se transforman en despidos, los dólares no alcanzan para pagar una deuda trucha y fraudulenta, con canje o sin él.
En este cuadro, el gobierno nacional, las grandes patronales y las cúpulas sindicales traidoras, como buitres carroñeros, buscan su tajada.
La presidente Cristina Kirchner, mientras de la boca para afuera no se hace cargo de la situación, recicla viejos planes ‘pro-consumo’ al tiempo que aplica un ‘rodrigazo en cómodas cuotas’.
Las grandes patronales lloran miseria y chantajean a sus trabajadores. Sin embargo, las 500 más grandes entre 2003-2007 levantaron 13.900 millones de dólares de ganancias por año. Pero la cosa no termina aquí, entre 2008-2011 (mientras se incubaba esta crisis) ganaron un promedio anual de 23.500 millones, un 70% más (P. Manzanelli, Página 12, Cash, 8/12/13). Para no hablar de las ganancias del sistema financiero en 2014. No se equivocó la presidente, se la llevan en pala (y algunos en bolsones).
Las cúpulas sindicales casi sin excepción van de la complicidad activa de los Pignanelli (del SMATA) al vuelteo interminable que se transforma en pasividad igualmente cómplice. Caló y Yaski se ‘bajan los pantalones’ por nada. Moyano, Barrionuevo y Miceli ‘deshojan la margarita’ para decidir un paro.
Pero resulta que en esta historia los trabajadores no son convidados de piedra. A lo largo del país luchan los docentes, estatales y los petroleros entre otros y con la resuelta avanzada del proletariado industrial de la zona norte del Gran Buenos Aires. El camino que va de Kraft ayer a Lear hoy.
La presencia de este activismo combativo, unido a la izquierda y los que luchan, es el nudo que no puede desatar esa triada de los de arriba: gobierno, grandes patronales y burocracia sindical.
Frente al conflicto sindical, la herramienta del gobierno son la Gendarmería y las policías, las de las patronales el apriete y el cierre, mientras, la burocracia balconea el posible desangre del activismo, tratando de sacarse esa piedra del zapato.
En esta historia, y en medio de las disputas con los fondos buitre, se da una paradoja escandalosa; Lear y Donnelley, dos multinacionales yanquis, protegidas por las fuerzas de seguridad federales y provincial, desconocen los fallos de la ley argentina y presionan, suspenden y despiden trabajadores argentinos.
Mientras, la oposición política en su mayoría se entretiene en sus armados electorales que, en medio de las preocupaciones populares, no son otra cosa que cartón pintado.
Las tareas que la lucha impone hoy a los trabajadores no son fáciles. Enfrentar la represión gubernamental, la prepotencia patronal y las patoteadas y agachadas de las cúpulas sindicales debe encontarse con la firmeza, el combativismo, la unidad y la amplia movilización de los trabajadores.
Construir la unidad del combativismo sindical, la izquierda y los que luchan y desde aquí, marchar hacia una jornada nacional de lucha con paro, piquetes y cortes.
Concentrar nuestros esfuerzos en estos objetivos es la tarea, promoviendo una amplia discusión y difusión entre los trabajadores, en los lugares de trabajo, barrios y universidades.
Ricardo Jufré
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