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Enfrentar este plan tan precario como peligroso

Entre aplausos y cantos obsecuentes, asumió el nuevo Congreso cuya composición plasma el triunfo electoral del presidente. A los legisladores que ganaron con las listas de LLA hay que sumar a los cooptados de otras bancadas: la UCR, el PRO e incluso el PJ, en donde evidentemente había unos cuantos que no estaban tan convencidos con eso de “pararle la mano a Milei”.
En este parlamento Milei va por la aprobación de una serie de reformas que significarán nuevos ataques contra el pueblo. Mientras se termina de cocinar la aprobación de un presupuesto de ajuste, fueron presentados algunos lineamientos de la reforma del código penal, que básicamente insiste con la cantinela de aumentar las penas, mientras merodea el rumor de que pueden querer sacar la figura del femicidio, una conquista del movimiento de mujeres y diversidades.
De esta primera tanda, la reforma laboral es la más perjudicial para los trabajadores. Vienen a legalizar la precariedad que está instalada desde hace mucho tiempo y que se profundizó con el plan económico libertario. Todavía no se conocen los detalles del proyecto, pero lo que es seguro es que ningún trabajador en negro va a ganar ningún derecho, al tiempo que peligran conquistas históricas del movimiento obrero. Ante tamaño ataque, la conducción de la CGT pone el ojo en que no se toquen las cuotas sindicales: es la conducta que desmoviliza a los trabajadores y le da argumentos a quienes hablan de la “casta sindical”.
Como los gobiernos de Macri y Fernández, el de Milei también impulsará su reforma jubilatoria. Además de consolidar jubilaciones de miseria, los libertarios buscarán eliminar regímenes especiales como el de docentes, un pedido explícito del FMI.
Dependencia extrema
El gobierno cierra el año fortalecido por el resultado electoral. Vienen meses en los que habrá que enfrentar su iniciativa. Pero su debilidad de fondo sigue latente. Superado el “riesgo kuka”, volvió el hit de todo el año: faltan reservas, repiten desde economistas como Cavallo hasta los grandes bancos de inversión, pasando por el propio Fondo Monetario.
La inconsistencia del plan económico es una debilidad muy seria. Más grave aún es la brutal dependencia de EEUU, nunca vista en la historia de nuestro capitalismo dependiente. No se trata solo de las enormes ventajas que los yanquis tendrán sobre nuestra economía en términos de intercambio, de acceso a recursos estratégicos y de ubicación de bases militares, todo ello de por sí gravísimo. La dependencia implica también -y sobre todo- atar a nuestro país a las internas norteamericanas y en particular a la suerte del gobierno de Trump. El mandamás del norte ya tuvo chispazos con el secretario del Tesoro Bessent, en el marco de las duras críticas que un sector del capital yanqui lanza contra el salvataje en curso. Con una situación social caldeada y una política internacional audaz pero por ahora empantanada, no está claro que el “tío Donald” tenga la carta ganadora.
En ese marco de obsecuencia, Milei nombró al militar en actividad Presti en el ministerio de Defensa. Defensor velado de los milicos genocidas, el ministro declaró que “las FFAA deben estar a la altura del nuevo rol protagónico del país”. Otra vez la Argentina haciendo de perrito faldero de los intereses militares del imperialismo yanqui, como en los ’90.
Contradicciones por arriba, ataques por abajo
Esta dependencia extrema con EEUU va a agudizar las contradicciones por arriba. Los intereses norteamericanos incluyen un reclamo histórico de las multinacionales agroquímicas, que quieren cobrar regalías por la producción exportada nacida de sus semillas modificadas: esto recaería irremediablemente sobre los productores. Las multinacionales farmacéuticas presionan para derogar las resoluciones de 2012 que permiten a las farmacéuticas locales fabricar y vender medicamentos sin pagar derechos de propiedad intelectual o regalías. La gran burguesía con arraigo local no es partidaria de romper lazos con China como reclaman los yanquis.
La producción industrial se viene llevando la peor parte con el plan libertario. Esto impacta directamente sobre los trabajadores. Impresiona la cantidad de despidos y suspensiones desde que los libertarios ganaron las legislativas. La alimenticia Mondelez frenará durante tres semanas su producción en la planta de General Pacheco, adelantando vacaciones y otorgando licencia a sus más de 2.000 obreros. Esto impacta no solo por el tamaño de la empresa, sino porque se trata de un rubro en donde la producción local es relativamente competitiva. En las textiles, metalúrgicas y electrónicas los despidos y suspensiones se cuentan de a decenas y en algunos casos de a cientos. A pesar de la baja de la inflación comparada con el gobierno anterior, el consumo interno no repunta, y la apertura económica hace el resto.
El movimiento obrero viene golpeado por la situación económica y la conducción de la CGT colabora con su dispersión. En cuanto a la dirigencia empresarial, la nueva dirección de la UIA ratifica su línea pusilánime: la única idea que se les cae es insistir con la reforma laboral.
Reagrupar para la confluencia
El gobierno de Milei retomó la iniciativa y se prepara para nuevos ataques hacia las masas. Pero la debilidad estructural de su proyecto los convierte en un tigre de papel. El avance del plan libertario empujará a distintos sectores del pueblo a pelear por sus condiciones de vida. Para alentar ese proceso, es importante sostener los espacios de reagrupamiento, como los miércoles de los jubilados u otros de solidaridad internacional, como los comités por Palestina: en la marcha a Plaza de Mayo realizada el 29/11 en la CABA, además de abrazar al pueblo palestino y denunciar el genocidio sionista, quedó claro que la plaza sigue siendo de los que luchan y no de los amigos de los genocidas locales.
En lo inmediato, hay que empujar la confluencia para enfrentar la reforma laboral, promoviendo que los trabajadores se pongan a la cabeza del más amplio movimiento popular. De la misma forma, hay que alentar la unidad antiimperialista denunciando la injerencia yanqui en nuestro país, además de activar la solidaridad con la Venezuela amenazada militarmente.
Cuando la espuma electoral se haya disipado, y a medida que el plan económico vaya mostrando sus límites, la presencia callejera de las luchas se irá incrementando. Para que este proceso no quede totalmente librado a la espontaneidad, el elemento consciente tiene que jugar un papel de vanguardia. Hay que luchar en la primera línea de cada combate obrero y popular. A la par de esa tarea, en el debate dentro del movimiento popular, plantear que una salida de fondo es posible sobre la base de suspender los pagos de la deuda externa y nacionalizar la banca, el comercio exterior y los recursos estratégicos, cuestiones elementales para tomar medidas urgentes que recompongan los ingresos populares y la producción local.
En el mes de un nuevo aniversario del Porteñazo del 20 de Diciembre de 2001, seguimos reivindicando el derecho de los trabajadores y el pueblo a la rebelión. Sobre el final del año del 60 Aniversario de la fundación de nuestro partido, nacido en 1965 como Vanguardia Comunista, seguimos flameando bien alto las banderas de la lucha por la Revolución, la Liberación y el Socialismo.
Agustín Damaso
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