Pobreza y desocupación, una perspectiva de vida
Sorprendió que en dos de las ciudades caracterizadas por el flujo turístico los índices de pobreza asciendan: en el caso Mar... Ver más
Cuando la realidad derrumba las promesas
La bonanza del segundo semestre nunca llegó. En vez de lluvia de dólares hay un horizonte brumoso. La caída de la actividad por tres trimestres consecutivos configura recesión, aunque ya se cumplen casi cuatro años que la industria no genera empleos. La industria manufacturera se mantiene en el 70% de su capacidad productiva al tiempo que sigue el cierre de pymes y cooperativas, atascadas por los tarifazos. Por sexto mes consecutivo bajaron las ventas del comercio minorista con disminución récord de 9,8% en junio, según CAME. Cerca del 35% de la población es pobre y entre ellos hay jóvenes menores de 17 años que al cierre de 2015 sumaban 5 millones. Siendo la CABA la ciudad con mejores ingresos del promedio nacional, la mitad de los asalariados, formales e informales, están por debajo de los $ 10.000. Al mes de mayo la canasta que define la línea de pobreza para una familia tipo, según el Indec, no puede ser inferior a $12.350, con lo cual se da por hecho que la cantidad de pobres es aún mayor. La pérdida del salario real frente a la inflación proyectada en 40% se extiende del 5 al 12% y abarca también a aquellos gremios con mayor capacidad negociadora. Dicha situación tenderá a agravarse en lo que resta del año visto que los precios en alimentos y servicios no se detienen y corren en paralelo a la cantidad de conflictos como de la bronca popular. Esto es una realidad que no se puede ocultar ni diluir en tiempos que nunca llegan. De allí los apuros del gobierno por instrumentar la “ley de blanqueo” acordada con la oposición, en la idea de obtener recursos provenientes del empresariado vernáculo, aunque sea de procedencia ilícita. Las inversiones del mundo occidental prometidas solo vendrán en tiempos y condiciones que les aseguren jugosos negocios y no cuando la obsecuencia y necesidades del presidente Macri lo determinen.
Una gira propia de los 90: a llorar a Europa
Los anuncios de la gira por Europa, sobre todo los acuerdos con Alemania, más allá de su afinidad ideológica con Merkel, no se traducen por ahora en hechos concretos. Solo ampliaciones en la industria automotriz, algunos de cuyos modelos ya se habían publicado anteriormente. Toda una ironía la campaña de volver a integrar el país al mundo cuando los ingleses votan para salir del mismo. Es que detrás del Brexit, además del tema de los refugiados y el crecimiento del nacionalismo xenófobo, la cuestión de fondo es que una vez agotado el llamado estado de bienestar, la crisis de 2008 aún no superada se traduce en carencias, inequidad y malestar social tal como se viene expresando en la lucha de los trabajadores franceses. Secuelas de la gigantesca concentración de riquezas en el mundo con sus millones de excluidos. Si en 2010 la fortuna de 388 personas equivalía a la riqueza de 3.600 millones, la mitad más pobre de la humanidad, en 2015 aquella cifra quedó concentrada en solo 62 supermillonarios (según los datos de la ONG británica Oxman).
Expectativas que se diluyen rápidamente
Lo cierto es que a 7 meses de gobierno, las bondades del plan no aparecen y sus consecuencias, efectivamente, las soporta todo el campo popular. Se corre el velo para muchos votantes que, desencantados con el kirchnerismo, apostaron por el macrismo y hoy advierten que por el camino del voto delegado, sea mal menor o mal peor, hay más para perder comparado a lo que se puede ganar por el camino de la lucha. El gobierno de Macri aún no agotó todo su crédito, pero no puede estirarlo indefinidamente con las denuncias de corrupción, por mayor crudeza que expresen.
El peronismo kirchnerista en jaque, sin programa y sin conducción: ¿volver a qué?
La aparición de los bolsos en el convento de General Rodríguez puso en evidencia ante millones la naturaleza corrupta de la dirección kirchnerista. Como corriente política no se puede desconocer que fue conducción mayoritaria del peronismo durante 12 años y como tal respondió a los intereses de un sector de la gran burguesía que buscó recomponer el consumo y renegociar las condiciones de dependencia en el post 2001, sin modificar ataduras frente al mundo globalizado. Su desmoronamiento actual, sobre el cual pivotea toda clase de oportunismo propio y ajeno, no debe hacer perder de vista que emergió poco después de una década de gobierno “de relaciones carnales” con el imperialismo yanqui y europeo, donde la matriz política fue encabezada por el peronismo menemista. Allí las inversiones solo vinieron para el remate de las empresas del estado.
Producida la derrota en 2015 y frente a la descomposición del FpV, tocado por la corruptela en su línea de flotación, viene al caso recordar que tanto en una experiencia (10 años) como en otra gestión (12 años) de gobierno peronista, nunca dejaron de crecer y acumular distintos grupos concentrados de monopolios, pooles y banqueros. La corrupción es inherente al capitalismo monopólico, hoy se benefician unos grupos mañana otros. En esta verdadera ruleta con final cantado en que se ha transformado la democracia, los que siempre pierden son los trabajadores, los jóvenes y el pueblo en general. Es condición necesaria liquidar al monopolio y junto a él, su estructura jurídica, política y económica.
No hay independencia verdadera sin revolución
Los llamados a la unidad nacional del presidente en ocasión de los festejos del Bicentenario actúan como tapadera de una realidad que se pretende soslayar amparados en aquel pasado, que de ser analizado concierta rigurosidad histórica,también pone al desnudo la inmensa brecha entre quienes se alinearon junto al conservadurismo colonial y quienes verdaderamente fueron por la liberación como militantes revolucionarios. Antes y después de aquel 9 de Julio, la lucha por libertad e independencia se dirimió en el campo de batalla. La intención oficial de congraciar a las fuerzas armadas con el conjunto social, expresado en el desfile de Palermo, no borra el papel que jugaron y juegan como brazo armado de la estructura de poder dominante, como tampoco admite comparación alguna con las fuerzas populares armadas por San Martín, Belgrano, Güemes y otros tantos patriotas.
Disipados los festejos y el discurso hueco, hay que recuperar la historia para el presente y el futuro. Los protagonistas hoy son obreros, estudiantes, pequeños productores y originarios que luchan denodadamente por bienestar y justicia, frente a grupos económicos y una burguesía que concentran cada vez más poder y riquezas. Allí está la gran y verdadera brecha, con las reglas de una democracia controlada y apoyada en organizaciones políticas y sindicales que responden en mayor o menor medida a los intereses dominantes. Del balance de las últimas décadas y de la situación de vida actual agravada en todos los planos -social, económico, cultural-se desprende que la crisis es inherente al capitalismo dependiente, su régimen político,sus instituciones, su moral e ideología, en sus distintas manifestaciones. Es tiempo de pensar, como aquellos abnegados patriotas y como también esbozó la generación del 70 que, si la solución no llega, pese a los intentos, desde adentro de una estructura estatal caduca y generadora de mayores desigualdades, corresponde tirarla abajo y atreverse a orientar la lucha con una perspectiva revolucionaria, por una verdadera democracia de contenido popular.
Al momento en que la lucha por el salario y el empleo suma el rechazo a los tarifazos, extiende el reclamo territorial por alimentos e incorpora nuevos sectores como tamberos y yerbateros, el final del segundo semestre parece casi inalcanzable sin que se produzcan conmociones importantes. Agotado el discurso, al gobierno solo le queda esperar el rebote de las variables cuando la recesión toque fondo y especular, mientras tanto, con la complicidad de las conducciones sindicales y con la fragilidad y dispersión de la oposición con resonancia parlamentaria, para que el auge de luchas variadas y latentes no se profundicen hacia otra dimensión. En este mes también, se cumplen 40 años de la Noche del Apagón promovida por la patronal del ingenio Ledesma en Jujuy para secuestrar y desaparecer obreros. Allí estaremos para sumar nuestro repudio y para rescatar una maqueta de construcción clasista unitaria y sobre todo necesaria frente a tanto oportunismo hoy vigente. Allí se resume parcialmente la verdadera contradicción a resolver en el presente, que enfrenta de un lado a los Blaquier como expresión de la gran burguesía dominante y por otro lado a la clase obrera industrial-rural, empleados y capas medias. No habrá democracia verdadera allí donde no haya justicia, cuando triunfen los cordobazos, no habrá más apagones.
Andrés Zamponi
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