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En el Sarmiento, ni un paso atrás
El segundo semestre arrancó con todo en el Ferrocarril Sarmiento. A los despidos en la tercerizada de seguridad Ci5, se les sumaron sanciones a 64 trabajadores de limpieza por negarse a trabajar sin que las condiciones estén dadas para ello. En el medio de esta situación, Sergio Garay -trabajador de una cuadrilla de Vía y Obra- fue arrollado por una formación mientras se encontraba trabajando. El compañero sufrió la pérdida de una pierna y aún está peleando por su vida.
Una vez más la moneda de cambio para el ajuste se expresa en su costado más duro: la propia vida de los trabajadores. En el Sarmiento, en los hechos, se está armando una maqueta de lo que pretenden gobierno, empresarios y burocracia sindical: precarizar a los trabajadores -y en consecuencia el servicio- y sancionar a quienes no están alineados políticamente, aún cuando se ponga en riesgo la propia vida.
Pero el Sarmiento está organizado y representado gremialmente por una seccional recuperada por los trabajadores, y eso no es sólo un detalle más. Así es como, nucleados en la Seccional Oeste, los trabajadores definieron en asamblea llevar adelante un paro de 24 horas el pasado 28 de julio contra las sanciones y por la aplicación del protocolo de seguridad laboral. El paro tuvo un altísimo acatamiento y muchos ferroviarios se convocaron desde las 00 hs en Castelar para garantizar la medida.
La respuesta de la nueva gestión del Ferrocarril fue la de ningunear el reclamo y atacar al Cuerpo de Delegados mediante una denuncia penal y pedir el desafuero de Rubén “Pollo” Sobrero. Esta actitud fue casi querer apagar el fuego con nafta, ya que despertó la solidaridad de cientos de gremios, delegados, referentes políticos, usuarios, etc. El secretariado nacional de la Unión Ferroviaria, con Sergio Sasia a la cabeza, primero salió a despegarse del conflicto y envió una carta documento criticando la medida de lucha definida por los trabajadores. Apoyándose en el reciente fallo Orellana, plantearon que sólo la Directiva Nacional podía legitimar esa medida de fuerza. Pero la realidad misma fue la que dio una respuesta ejemplar a este nefasto fallo: son los trabajadores, con sus legítimos representantes y su propia fuerza quienes definen qué medida llevar adelante. Años de lucha y mucha sangre obrera han ganado esos derechos, y no van a ser los personeros de la ‘Revolución de la Alegría’, como tampoco lo fueron los de la fallida ‘Revolución Ferroviaria’, los que den por tierra con eso.
Por la solidaridad recibida y la justeza del reclamo de que se den de baja las suspensiones al personal de limpieza, la UF debió dar marcha atrás y luego de la medida se abrió un canal de diálogo con la patronal. Los compañeros del Sarmiento deberán, ahora sí, hacer respetar a rajatabla que mientras dure la negociación las suspensiones deben dar marcha atrás.
En lo que refiere a la aplicación del protocolo de seguridad laboral, la seccional y la comisión de reclamos se encuentran negociando con la empresa la aplicación de uno nuevo. Así como la empresa niega públicamente que las condiciones de trabajo sean cada vez peores, en privado admite las fallas, por lo cual se debe afirmar que el paro del Sarmiento empezó a marcarle la cancha a la nueva gestión y la burocracia.
Finalmente, el pasado 2 de agosto se llevó adelante una masiva asamblea en la seccional Oeste. Allí se valoró positivamente el paro y se debatió sobre la continuidad del plan de lucha. Lo resuelto fue participar de las instancias de negociación con la patronal y volver a realizar asamblea para definir cómo seguir. También se votó la participación en la movilización a realizarse el 9 de agosto hacia Plaza de Mayo. Con respecto a esto último, no hay dudas de que la participación en ella es correcta, con un programa justo en lo que refiere al ajuste y a los tarifazos, pero llamamos la atención alrededor de las medidas que tengan como fin último la mera exigencia a la burocracia sindical del paro. Justamente en el Sarmiento se viene de un proceso en el que con muchísimo esfuerzo se está empezando a dirigirle la agenda a la dirigencia sindical traidora, y esto se está logrando a través de la acción directa y confiando en la propia fuerza de los trabajadores. Hay condiciones para derrotar el ajuste y sobre esa base se debe convocar a un espacio de coordinación amplio para, con acciones concretas y en unidad, se pueda imponer a las direcciones de las Centrales un paro activo y piquetero, que se plante en las calles para detener las intenciones de este gobierno entreguista y ajustador y se termine de una buena vez por todas con la persecución a los que luchan.
Corresponsal
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