La dictadura genocida iniciada en marzo de 1976 desarrolló y ejecutó un sistemático plan de persecución y exterminio a militantes, activistas y luchadores. Una vez comenzados los secuestros, las... Ver más
Emilio Jáuregui ¡Presente!
Emilio había dado sus primeros pasos como militante en el Partido Comunista, del cual fue expulsado por sus duras críticas al revisionismo, por acusar al partido de reformista por su seguidismo hacia distintas fracciones de la burguesía y por impugnar la “vía pacífica” hacia el socialismo que sostenía en línea con la política de la URSS a partir de su XX Congreso.
Multifacético, periodista, escritor, editor, militante revolucionario, fue parte del grupo que fundó la editorial La Rosa Blindada (1964) junto a intelectuales como Juan Gelman, José Luis Mangieri y Andrés Rivera. Fue también secretario general de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa hasta su intervención en el segundo semestre de 1966. Por esos años viajó a Cuba, China, Vietnam, donde además de las reseñas periodísticas, pudo aprender de primera mano sobre aquellos los procesos revolucionarios.
El 30 de junio de 1969 llegaba a Buenos Aires el banquero yanqui Nelson Rockefeller, en calidad de enviado especial del presidente Nixon. Los días previos a la visita el clima político era tenso: recordar que un mes antes se había producido el Cordobazo. Esa visita desencadenó una oleada de movilizaciones en todo el país. Se desarrollaron acciones a escala nacional que la dictadura de Onganía, debilitada pero igualmente agresiva, intentó desactivar con detenciones masivas, allanamientos, intervención de los gremios más combativos y con represión lisa y llana. El 26 de junio estallaron bombas en quince supermercados Minimax, propiedad de Rockefeller, acción realizada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Se produjeron decenas de detenciones en diversas confrontaciones con las fuerzas de represión.
Al día siguiente, en el marco de una manifestación convocada por la CGT de los Argentinos, Emilio fue víctima de una emboscada policial a pocas cuadras de la plaza Once, en donde había comenzado la represión. Cayó herido de muerte en Anchorena y Viamonte.
Emilio se convirtió en un símbolo de lucha y entrega por la revolución y el socialismo en Argentina. El primer congreso nacional partidario de Vanguardia Comunista, realizado en 1971, llevó su nombre en conmemoración y homenaje al militante “asesinado por la policía de los monopolios, por el imperialismo yanqui”, aquel viernes 27 de junio de 1969.
En el primer aniversario de su caída, en no transar 90 afirmamos: “Emilio Jáuregui, que vive en el corazón de nuestro pueblo. Jáuregui vivió en Los Ralos, en Acindar, en Perdriel, en Fiat, en las barriadas, en las facultades ocupadas.”
Jáuregui fue el primer mártir de Vanguardia Comunista, inaugurando así un compromiso de sangre de nuestro partido en el combate obrero y popular por la Liberación, la Revolución y el Socialismo. Fue también el primer caído de la generación del ’60 y del ’70, en una avanzada que luego se volvió plan sistemático de descabezar a las organizaciones revolucionarias durante la dictadura del ’76. En la actualidad, volver a poner sobre la mesa la revolución, más allá de las diferencias ideológicas, es una tarea pendiente para darle salida a los problemas estructurales que aquejan a los trabajadores y el pueblo, que no han hecho más que profundizarse en estos más de 30 años de democracia tutelada por los monopolios.
A 53 años de su caída, mantenemos en alto su bandera roja, para que las nuevas camadas de militantes populares que se suman a la lucha revolucionaria se templen en su ejemplo de entrega sin condiciones.
Facundo Palacios
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