Durante los meses de julio y agosto de 1978, en plena dictadura genocida, nuestro partido recibió un duro golpe represivo, al ser secuestrado un importante grupo de compañeros. Estuvieron... Ver más
A 40 años del golpe represivo al Partido | Una reivindicación de nuestros camaradas

Al cumplirse 40 años del secuestro y desaparición de gran parte de los camaradas de Vanguardia Comunista desde no transar entrevistamos a Guillermo Lorusso, quien fuera secuestrado el 19 de agosto de 1978, trasladado al Centro Clandestino de Detención Tortura y Exterminio El Vesubio. Allí permaneció detenido, fue torturado y posteriormente liberado. Lorusso es integrante y uno de los fundadores de la Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos.
-Durante los meses de julio y agosto de 1978 Vanguardia Comunista sufrió un durísimo golpe represivo. A 40 años de estos hechos qué reflexiones podés compartir con nosotros.
-Ayer pasaba por Warnes y Apolinario Figueroa, ahí en un bar de esa esquina que se llamaba La Medialuna, hace casi cuarenta años me reuní por última vez con Elías Semán. Encontré muy cambiado el bar, pero no pude menos que reflexionar sobre ese encuentro. Cómo un tipo como Semán se hacía tiempo para verme a mí, que era un militante casi periférico, no era dirigente ni mucho menos. Recordaba varias cuestiones de Elías. Primero esa alegría constante, esa actitud de vivir con intensidad y gozar de lo que está haciendo, de su humanidad. Él había tenido sus contratiempos, en cierta medida en el Congreso había sido relegado por Roberto Cristina, que era realmente un gran compañero. Pero esto de ayer me pasó con Elías. Por los juicios, por El Vesubio y juicios conexos como El Sheraton, me reencuentro con compañeros y converso, me llaman de la fiscalía para confirmar datos, para contactar compañeros. Me pregunto cómo es posible que muchos compañeros no estén hoy en el partido. ¿No seré yo que voy en contramano, en dirección contraria? ¿Qué es lo que sucede que a mí me han dejado una impronta tan grande estos camaradas? Los rememoro y realmente me llega muy fuerte la imagen de esa entrega sin límites, esa cuestión de querer cambiar las cosas y ponerlo todo para cambiar las cosas, esas ilusiones, esas esperanzas y después el hecho que no se dio… Se pagó carísimo, pero también reflexiono que a veces es necesario que algunos, muchos, los mejores paguen con su propia vida, con su propia sangre para que se evolucione. Esa evolución se verá después. Pasarán generaciones, pero tengo la convicción de que sin esos sacrificios jamás sería posible que se avance. Cuando se logre justicia social, no tengo ninguna duda que parte de ese mérito va a ser de los Elías y los demás compañeros. Lo nombro a Elías pero esta reflexión es extensible a los 19 compañeros que cayeron en Vesubio y a todo el resto de los camaradas que cayeron a lo largo y a lo ancho del país, que enfrentaron y sufrieron una represión que jamás se había experimentado en nuestra sociedad. Pero nuestra sociedad sin lugar a dudas le va a deber a estos compañeros un reconocimiento. De todas maneras no fue el reconocimiento lo que movilizó a los compañeros. Ellos venían empujando por una sociedad mejor sin esperar reconocimiento; vaya aunque sea el mío de manera anticipada.
-¿Por qué VC y no otro proyecto?
-VC, lo que ahora es el PRML, es una herramienta para el cambio. Hay personas a las que nos importa que haya un cambio, por eso militamos con más o menos compromiso, con más o menos tiempo, por eso militamos y toda militancia es buena.
Hay que considerar a las demás organizaciones del campo popular compañeros, no enemigos. Son nuestros hermanos en la lucha, tenemos que aprender, y nos falta un montón, a crear las condiciones para poder debatir seria y profundamente sobre nuestras diferencias, pero sobre todo para poder seguir avanzando juntos, si no lo hacemos juntos va a ser muy difícil llegar a ser efectivos.
En el aspecto personal, tengo una enorme valoración hacia las actitudes de los compañeros en el campo, hacia las valoraciones que ellos hacían de la situación en aquel momento, que por otro lado creo que es absolutamente vigente. Puedo hacer mi valoración sobre las demás organizaciones y llego a la conclusión que esta es la mejor herramienta y estos son los mejores compañeros en los que confío. Confío en los compañeros, en la dirección; no hubo ni hay bronces, eran seres humanos y eso los hace más grandes todavía. Tenían sus problemas, sus intereses, pero consideraban que lo más importante que podían hacer era un cambio en la sociedad. Lo mismo hoy: estamos llenos de defectos, pero somos confiables y hacemos lo mejor que podemos. La dirigencia que tenemos es absolutamente confiable; si hay errores ayudemos a corregirlos, a resolverlos, debatamos, ayudemos a construir partido. Esta es la herramienta que en mi caso, sin ninguna duda, considero que es la más válida que existe para enfrentar nuestra realidad social y política. Por ese motivo en su momento estuve en VC y estoy en el PRML que es su continuidad.
-Viendo el caso de El Vesubio, con 19 compañeros detenidos-desaparecidos, cabeza de la organización, ¿considerás que puede analizarse como un modelo o ejemplo del plan genocida de sistemático exterminio?
-Hay dos cuestiones: por un lado si sirve como modelo del plan genocida y por otro el rol de los juicios.
No cabe ninguna duda que era un plan genocida. Porque si contextualizamos, genocidio es la persecución a grupos sociales, políticos, humanos. En el primer juicio de Vesubio pude exponer que hubo 70 compañeros que venían de VC, en ese momento PCML (Partido Comunista Marxista Leninista), 70 compañeros represaliados de los cuales 19 continúan desaparecidos, 25 detenidos en Vesubio, y unos 30 y pico que fueron secuestrados, torturados y luego dejados en libertad. De los 204 casos que se juzgaron en Vesubio I, éramos una tercera parte de lo que se juzgaba: un ejemplo incontrastable de que se trataba de un genocidio.
La otra cuestión son los juicios. Estos son juicios burgueses, no caben dudas. Nosotros tuvimos un campo de concentración por el que pasaron aproximadamente 2.500 compañeros de los cuales no pudimos registrar más de 350 con nombre y apellido. No alcanzamos los 400, y eso pasa en todos los campos de concentración. En ESMA -que ahora se lanza el juicio ESMA IV- hay 5.000 desaparecidos registrados pero solamente se tiene constancia de 1.000 casos: se ha llegado arañando después de tantos años de investigación a 1.000. El otro caso grande, Campo de Mayo, está muy lejano a esa cifra. No se llega nunca al 20% de los compañeros que pasaron por los campos. Por eso me causa gracia, perplejidad, que se dude de los 30.000. Es algo totalmente ridículo. Pero hablando concretamente de Vesubio, en el primer juicio se juzgan solamente a 9 represores de los cuales uno, el más importante de ellos, murió sin condena. Y era el jefe del campo en el año 77. Un tipo que cometió todo tipo de abusos. Tenía en lo que se denominaba “Casa I”chicas sometidas de lunes a viernes porque vivía con su esposa y sus tres hijas en Azul. Ese hombre no llega a juicio; o sea que la justicia lenta indudablemente no es justicia. En Vesubio II se llevó a juicio a 5 represores, 3 oficiales de los cuales se los juzgó por cadena de mando. En mi declaración en el juicio pregunté: ¿si vienen por cadena de mando, por qué no se los juzgó en Vesubio I, si no se agregó nada? Esto ¿permitió que uno de ellos falleciera antes del juicio y también sin condena. Los otros dos, uno era Néstor Cendón que estaba prófugo y luego lo apresan, y el otro era el responsable de la desaparición de nuestro compañeros, el responsable del campo en el 78, "El Francés", Gustavo Caccivio, que se lo apresa por datos que pasa una de las víctimas, no por investigación de la justicia. Los 8 condenados en Vesubio I no fueron condenados por los casos que se sumaron en Vesubio II, o sea que no se les cargaron las penas como correspondía. Las penas fueron bajas, entre 16 y 24 años, esto permite que estos individuos más temprano que tarde uno se los pueda cruzar a la vuelta de cualquier esquina, porque tienen que cumplir las ⅔ parte, porque gozan del beneficio tal o cual.
Ahora viene Vesubio III. Se agregaron una cantidad importante de casos, cerca de 150, pero a los represores de Vesubio I y Vesubio II no se los va a condenar por estos casos nuevos. Quiere decir que volvemos a las andadas, al Francés no van a condenarlo por estos nuevos casos aunque muchos fueron durante 1978, que fue el año que el comandaba el campo. Y esto es porque se le ocurre a instrucción, en este caso a Rafecas -de quien opino que es un juez probo-, con el que estoy absolutamente enfrentado, ya que algunas de las medidas que toma son inadmisibles y garantizan que siga la impunidad para una enorme cantidad de represores; tanto es así que no investiga a represores que nosotros hemos denunciado hace tantísimos años con nombre, apellido, grado militar, área, en algunos casos con el domicilio, pero no los investiga. Ahora lleva a juicio a 11 represores de los cuales 4 o 5 forman parte de la última lista de 48 que nosotros presentamos. Quedan aproximadamente 43 represores sin investigar. No le pedimos que condene a los 43, le pedimos que los investigue y no lo hace, no los llama. Lo cierto es que en este contexto es imposible tener justicia, solo migajas de justicia, entonces nosotros vamos encaminados para fin de este año o principio del que viene a un Vesubio III lisiado, sin posibilidades de lograr mínima justicia, pero tenemos que ir. Muchas veces muchos compañeros insisten que los que ya declaramos no declaremos, algunos juzgados han tomado esa conducta, que solo declaremos en caso de ser requeridos. Yo pienso totalmente lo contrario. Yo tengo que ir y hablar por los que no están, por Elías, por Roberto, por Esther Gerber de Díaz Salazar a la que colgaron mientras la torturaban y perdió su hijo y se volvió loca, por su compañero Díaz Salazar, por Thanhausser, por Martín, por Voloch, por Pérez, por cada uno de los 19 que estuvieron en Vesubio y por los que estuvieron afuera. Al pelear por ellos peleo por todos. Yo quiero hablar, voy a insistir para poder ir a juicio y declarar. A mí no me va eso de revictimizar a la víctima, estoy en las antípodas de ese pensamiento.
-¿Entendés que hay un cambio de conducta en los jueces con la gestión de Macri?
-En las fiscalías con las que tengo más contacto, como la fiscal Sosti, hay muchas fiscales jóvenes que luchan por justicia. Ahora bien, hay muchos jueces y fiscales de esferas superiores que cuentan la falta de respaldo por parte de este gobierno para llevar medidas adelante. Y es más que evidente: se han desarmado estructuras que llevaban adelante la investigación, que ayudaban a llegar con más pruebas, tanto en el sistema penal como estructuras civiles, la bolsa de valores, distintas dependencias que facilitaban nuestro trabajo de investigación y que permitían mejores y mayores pruebas para cuando nos presentáramos a juicio. Esas estructuras fueron desmanteladas o dejadas en situación de falta de operatividad. Por otro lado el discurso es profundamente negacionista: el cuestionamiento de los 30.000, el “curro” de los derechos humanos, el bastardeo que se hace de los sitios de memoria, entre otros ejemplos, todo eso afecta a la justicia. La preponderancia incluso que tiene en la justicia cuando se persigue a corruptos del gobierno anterior, seguramente con motivos, pero se deja de lado la corrupción del gobierno actual, hace que como decía el proverbio chino “se pongan las barbas en remojo”, porque les puede pasar que los alcance el barbero a ellos. Nosotros tenemos que interrumpir este proceso antipopular, para que inmediatamente y de un punto más elevado podamos debatir con el conjunto del campo popular que no hay salida dentro del capitalismo. Esta última cuestión se nos está dando en los distintos espacios que confluimos, como en el Encuentro Memoria Verdad y Justicia, llevamos adelante tareas conjuntas y tratamos de incidir para golpear con un solo puño, para que esto tenga algún tipo de efecto, como cuando fue la movilización contra el 2x1, por lo menos rever y postergar sus aspiraciones. Creo que no hay otra salida.
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