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Que la respuesta en las calles a las políticas de ajuste es una tendencia en auge se vio ratificada en las últimas semanas. Basta con hacer un breve recorrido por las movilizaciones y paros protagonizados, a lo largo y ancho del país, para confirmar esa aseveración.
Docentes universitarios y estudiantes en defensa de la educación estatal, estudiantes por el boleto estudiantil, profesionales movilizados por la salud pública, la masiva marcha de los petroleros en Comodoro Rivadavia, la larga y heroica pelea de los docentes y estatales de Tierra del Fuego, cooperativistas y piqueteros con sus persistentes reclamos, integran la corta lista de ejemplos.
Sin embargo, lo que empezó siendo un forcejeo político entre las cúpulas sindicales en su conjunto y el gobierno nacional, el 29 de abril, la concentración convocada por las tres CGTs y las dos CTAs, constituyó una masiva irrupción de los trabajadores, donde cerca de 150.000 compañeros canalizaron la bronca de millones de víctimas de las políticas de ajuste en marcha.
“Nadie la vio venir. Nadie oyó los preparativos” (M. Solá, La Nación, 11/05/16), así señalaba el diario de los Mitre la inesperada presencia de los trabajadores, pinchando la iniciativa política del macrismo y abriendo cauce así a una intervención rebelde.
Las cúpulas sindicales que hasta aquí morosamente hacían la plancha, se vieron obligados a cambiar las prioridades de su programa para afrontar despidos y suspensiones y la defensa del trabajo y los salarios. Apuestan a impedir despidos por ley, en un Congreso que garantizó el pago a los fondos buitre, pilar en la política de ajuste. Pero no hablan de paro, cuando sobran las razones.
Para evitar el costo político del veto a la llamada “ley antidespidos”, ya con media sanción del Senado, tardíamente, el gobierno de Macri desempolvó un acuerdo para suspender despidos por 90 días. Claro que lo hizo con las satisfechas grandes patronales, las mismas que están detrás de la escalada de los precios.
No había pasado una semana de la movilización frente al Monumento al Trabajo, cuando otra de los petroleros de Chubut conmovió a la ciudad de Comodoro Rivadavia.
El conflicto petrolero se originó por los despidos y suspensiones en las empresas que operan en la provincia: Panamerican Energy (PAE), Tecpetrol (Techint) y Sipetrol. La ciudad chubutense, el viernes 6 de mayo, de hecho se paralizó. Docentes, choferes de micros, colectivos y camiones, mecánicos, obreros de la construcción, comerciantes, bancarios, metalúrgicos y los estatales se plegaron a la movilización, que en número superior a los 50.000 trabajadores ocupó las calles. No hubo clases y el transporte público de pasajeros no funcionó hasta las 19.
Por otro lado, al momento del cierre de este número, se movilizaron a la ciudad de La Plata, sede de la gobernación de Buenos Aires, miles de estatales por la reapertura de paritarias y aumentos salariales y en rechazo de la declaración de la emergencia administrativa que permite a las autoridades suspender y cesantear atacando la estabilidad laboral del empleado público.
Otro síntoma de la agitación que se vive en las bases sindicales se expresó en la recuperación del Sindicato de Trabajadores del Neumático para el activismo antiburocrático. La lista encabezada por el compañero Crespo (PO) se impuso a la liderada por Wasiejko, ligada a la CTA de Yaski. Mientras tanto, los trabajadores de prensa en elecciones con apoyo mayoritario, consolidan la construcción del nuevo Sindicato de Trabajadores de Prensa (SiPReBA), un espacio de confluencia combativa afirmado en la lucha contra los cierres y los despidos.
Cuando aún restan firmar muchas paritarias, en otras se pelea por su reapertura y miles de despedidos reclaman nuestra solidaridad activa, mientras las condiciones de vida de las mayorías populares se agravan, desde abajo, paso a paso, crecen las condiciones para un paro general activo. Llamamos a los trabajadores, al activismo sindical combativo, a favorecerlas y desarrollarlas, con independencia y superando los obstáculos de las dirigencias sindicales comprometidas con las grandes patronales y las tendencias burocráticas.
Llamamos a unir a delegados, comisiones internas, agrupaciones y activistas combativos, junto a los sindicatos recuperados, para organizar la respuesta del conjunto de los trabajadores y construir un verdadero plan de lucha, con centro en el paro activo y la ocupación de las calles para enfrentar el ajuste.
Ricardo Jufré
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