Triunfo sobre la intransigencia patronal

Sábado, 15. Agosto 2015

Tras 42 días de conflicto, el pasado 6/8 los trabajadores de la 60 retomaron sus puestos de trabajo.

Se logró la reinstalación de 50 compañeros, de un total de 53 despedidos por el no cobro del boleto. Respecto de los tres restantes, continúan las negociaciones en el marco de la conciliación obligatoria. Asimismo se logró una suma fija de $11.000 en concepto de los días caídos y el reconocimiento del cuerpo de delegados con 12 días de permiso gremial y el pago de los meses que se les adeudaban.
Días previos el Ministerio de Trabajo había dictado una conciliación obligatoria que no fue acatada por las partes, al no retrotraerse el conflicto a su inicio y por las medidas judiciales que impidieron a los trabajadores sacar los colectivos. Los choferes ya venían denunciando un “lock out” patronal al impedirles sacar las unidades sin cobrar boleto.
Habrá una serie de reuniones para chequear que el acuerdo siga en marcha en el Ministerio de Trabajo entre la comisión interna con representantes de la UTA y del grupo MONSA.
El resultado de la negociación, tras más de un mes de una lucha durísima, debe ser leído como un triunfo ante la intransigencia de una patronal monopólica que, fortalecida por su relación privilegiada con el Estado, se jugó a fondo a quebrar la organización de los trabajadores. Si el plan de la empresa se hubiera consumado, no sólo habría sido un retroceso para la comisión interna de la 60; también habría clausurado cualquier proceso de organización antiburocrática en el resto de las líneas. Este cierre, entonces, favorece los intereses de los trabajadores.
Por supuesto, no fue sencillo. Esta lucha puso a prueba la capacidad de conducción de una comisión interna con una experiencia de 10 años, que logró movilizar a cientos de trabajadores de la empresa. Cuando tocó bancarse la represión en la Panamericana, la conducta de los choferes fue justa y combativa, a pesar incluso de la desproporción en el enfrentamiento.
Queda para el debate posterior cierta vacilación a la hora de interpelar al resto de los sectores combativos del transporte para lanzar una medida unificada. Más allá de la solidaridad de las organizaciones políticas, en el momento crítico de la lucha la 60 corría el riesgo de quedar aislada. No se trataba simplemente de “exigirle el paro a la CGT de Moyano”, medida testimonial que a lo sumo sirve para denunciar la actitud claudicante de la burocracia opositora. A los que había que interpelar era a los sectores en lucha como la interna del FFCC Sarmiento y la oposición en AGTSyP: avanzando en la dirección de medidas concretas de solidaridad, el golpe hubiera tenido mayor contundencia.
Sí fue un acierto el ángulo desde el cual se paró la comisión interna para denunciar los negociados de MONSA con el gobierno nacional, porque ese es el problema de fondo. Según figura en el Artículo 83 del “Decreto 1395/98 de la Modificación del Régimen de Penalidades por infracciones a las Disposiciones Legales y Reglamentarias en Materia de Transporte por Automotor de Jurisdicción Nacional”, el Ministerio del Interior y Transporte está obligado a rescindir la concesión a cualquier empresa que haya abandonado el servicio por 5 días seguidos. DOTA -el grupo del cual es parte MONSA- abandonó el servicio por 42 días. A todo esto Randazzo no dijo ni mu y Tomada, por su parte, tampoco hacía nada para colaborar a que el conflicto se resuelva. El Ejecutivo nacional se puso en movimiento al ritmo de la represión ordenada por Berni, en la cual se coló la interna del FpV: inmediatamente los operadores de Scioli intervinieron para buscar una solución.
Los trabajadores de la 60 eligieron dar la lucha sindical incorporando la visión política del problema, logrando desnudar el verdadero carácter del kirchnerismo y sus fracturas internas. Empresa y Estado quedaron expuestos ante toda la sociedad, millones en subsidios a monopolios que cercenan derechos a los trabajadores combativos. Hay que avanzar en la lucha por la estatización bajo control obrero de todos los transportes de servicio público.
Desde el PRML -conjuntamente con los compañeros de la Corriente Sindical Jorge Weisz- acompañamos este proceso de lucha fogoneando la unidad del combativismo y planteando la importancia de la coordinación.
Debemos tomar esta lucha y su resultado como ejemplo a seguir, teniendo en cuenta que el punto principal de la construcción en los lugares de trabajo es generar conciencia y a la vez un piso cuantitativo sólido de compañeros que respondan de manera unificada. Por otra parte, debemos asimilar la centralidad de la tarea de la organización que conlleva la construcción en el plano sindical y su consecuente plan de intervención sistemático. Superar el cerco de la lucha económica para avanzar en la concreción de la lucha política será entonces la garantía para triunfar, ya no sólo en la disputa contra empresarios y gobierno, sino en la necesidad de construir una sociedad sin explotadores ni explotados.

Lucrecia Amenábar

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Sábado, Agosto 15, 2015 - 00:00

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