Braden y Perón

Martes, 20. Septiembre 2022
Braden y Perón

“El rol de los sindicatos es crucial para proteger los derechos de los trabajadores y construir una economía sólida. Conversamos con Hugo Yasky y Roberto Baradel sobre avances y desafíos de los sindicatos hoy, y del trabajo conjunto de EE.UU. y la Argentina en materia de derechos laborales”. Con este mensaje, el embajador yanqui Marc Stanely tuiteó una foto con los citados referentes de la CTA-T, con quienes se reunió en la embajada norteamericana.

El estupor que causó la foto destapó que no fueron estos los primeros sindicalistas en visitar la embajada. Un mes atrás se realizó un encuentro al que asistieron varios dirigentes de la CGT: Acuña, Daer, Pablo Moyano, Andrés Rodríguez y Gerardo Martínez. Consultado sobre el punto, Moyano dobló la apuesta y afirmó que “Stanley es más peronista que muchos de los nuestros”.

La cuestión cobra trascendencia en función del contexto. Con Sergio Massa viajando por los EE.UU., lo de la burocracia sindical es un apoyo explícito al camino de sumisión al imperialismo yanqui que viene transitando el gobierno nacional. Hasta ahí, una muestra de cipayismo propia de entregadores y pusilánimes. Hace días nomás Yasky se sumaba a quienes denunciaban la mano de los gringos en el atentado contra Cristina Kirchner: de eso pasó sin escalas a la cara de póker al lado de Stanley.

Pero no se acaba ahí la cosa.


¿Combatiendo al capital?

“Nunca en la vida imaginé que iba a estar en la Embajada de Estados Unidos, pero me dijeron que le han dado rol fundamental al movimiento obrero en Estados Unidos y fuimos a hablar”, dijo Daer consultado sobre el tema. Esto de la relación entre el gobierno y rol del movimiento obrero puede ser bueno o malo, según qué proyecto gobierne y qué intereses de clase se quieran defender.

El gobierno demócrata de Biden viene teniendo una política de apuntalamiento de los sindicatos en su país. Además del peso propio dentro de sus fronteras, el sindicalismo norteamericano fue durante años una referencia para las organizaciones sindicales de varios países, ejerciendo su influencia -que no tuvo tanta incidencia en Argentina- a través de la AFL-CIO (American Federation of Labor - Congress of Industrial Organizations).

Los partidos políticos de la gran burguesía yanqui, al igual que en el resto del mundo, discuten qué rol deben jugar los sindicatos en la crisis actual. De un lado están quienes plantean atacarlos abiertamente; del otro, quienes ven en las burocracias sindicales un actor de peso para negociar con las cámaras empresarias y contener el descontento obrero. En esta dirección, los demócratas son partidarios de lo segundo, amén de su influencia en el mundo sindical norteamericano.

Tomando en cuenta esto, no es asombroso ver a los representantes de la burocracia sindical de nuestros pagos compartir este punto de vista con la embajada yanqui. Es justamente lo que el gobierno argentino promueve dentro del sindicalismo, por ejemplo con reformas laborales negociadas lo menos conflictivas posibles. Así, el compromiso con los amos del norte no solo abarca el tema de la deuda y la profundización de la dependencia, sino que también incluye la contención del descontento obrero.

Romper con estas direcciones burocráticas es una necesidad del movimiento obrero para pelear por el salario y las condiciones laborales. Las experiencias antiburocráticas y combativas que vienen haciendo punta, tienen también la tarea de orientar sus esfuerzos hacia una salida política que ponga a los trabajadores al frente de un proyecto patriótico, antiimperialista y antimonopólico, como plantean los sindicatos, comisiones, delegados y agrupaciones que integran y adhieren al ENTyP.

Agustín Damaso. 

Martes, Septiembre 20, 2022 - 15:30

Notas relacionadas