“Vaca muerte” - La marca indeleble del extractivismo monopólico

Hace exactamente diez años, el 16 de julio de 2013, YPF firmó un acuerdo de explotación de Vaca Muerta con la empresa Chevron. El mismo se hizo famoso por las cláusulas secretas acordadas entre el gobierno nacional y la compañía estadounidense, y si bien al comienzo la oposición cuestionó el pacto, finalmente tanto macristas como kirchneristas avalaron lo allí establecido.

El centro de la polémica no era en verdad el acuerdo sino el propósito del mismo: la obtención de hidrocarburos de Vaca Muerta, el segundo yacimiento no convencional de gas y el cuarto de petróleo a nivel mundial, extraíbles mediante la fractura del terreno. Es decir, un negocio más que suculento en la mira de las petroleras locales e internacionales. 

Por aquel entonces las cláusulas secretas trataban de una maniobra de ingeniería económica tendiente a evitar reclamos contra YPF y Chevron. Concretamente establecían la conformación de un entramado de empresas offshore constituidas en Uruguay, Bermudas y Estados Unidos para la explotación de Vaca Muerta.

El objetivo de esas sociedades habría sido evitar el embargo de unos 1.500 millones de dólares que Chevron debía invertir en Vaca Muerta ya que esta empresa enfrentaba una demanda por parte de Ecuador por daño ambiental en la Amazonía de aquel país, al tiempo que Argentina afrontaba sendos reclamos de los fondos buitres y de Repsol, la ex titular de YPF.

La acción simultánea de los buitres en busca de los activos de Argentina; de Repsol por el litigio contra nuestro país tras la expropiación de sus acciones de YPF (motivo del juicio que por estos días se ventila en Nueva York por parte de la jueza Loretta Preska); y del Estado ecuatoriano contra Chevron por daño ambiental, amenazaban el negocio extractivista en la Patagonia, que a la postre se reveló como poder lograr el giro de fabulosas ganancias al exterior.

Por dicho motivo la apertura del negocio a otros jugadores permitió destrabar el enredo por lo que el “Vaca Muerta business” finalmente arrancó. Ese mismo año desembarcó Dow para explotar el Orejano junto a YPF. Al año siguiente se produjo el ingreso de la francesa Total, la estadounidense Exxon Mobil, la holandesa Shell y las canadienses Americas Petrogas y Madalena Energy. También comenzaron a operar los monopolios locales Pan American Energy, Pluspetrol y Tecpetrol, esta última propiedad de Techint.​

Para suplir el problema del transporte de gas en julio de 2019 se dictó el decreto 465 convocando a una licitación pública para adjudicar la construcción de un gasoducto desde la cuenca de Neuquén hasta el Gran Buenos Aires y el Litoral, al tiempo que empresas chinas, rusas, canadienses y estadounidenses proponía impulsar el transporte ferroviario de la arena silícea, necesaria para el fracking, desde Bahía Blanca.

En julio de 2023, tras una serie de marchas y contramarchas, el gobierno nacional inauguró en la localidad de Salliqueló (Provincia de Buenos Aires) el gasoducto Presidente Néstor Kirchner, una obra de infraestructura de más de 500 kilómetros que permitirá ampliar la capacidad de transporte del gas producido en el yacimiento de Vaca Muerta.

El gasoducto puso de manifiesto que las disputas no sólo estaban afuera. Durante el proceso surgió una fuerte polémica entre el kirchnerismo y el albertismo por la adquisición de las cañerías cuya licitación fue obtenida por la empresa SIAT, del grupo Techint, lo que generó un reproche de Cristina Fernández que derivó en la renuncia del ministro de Producción Matías Kulfas.

De acuerdo con los datos oficiales Vaca Muerta registró 10 etapas de fractura en 2011, pero el número se elevó a 1.240 en 2015 al finalizar el mandato de Cristina Fernández. En 2019, al concluir el gobierno de Macri, el número de fracturas aumentó a 6.236. En 2022 se superaron las 10.500 fracturas al tiempo que por distintos motivos el lugar se tornó decididamente inhabitable, entre otros por la cantidad de temblores. Entre 2017 y 2021 ocurrieron 400 temblores de los cuales 10 alcanzaron una magnitud mayor a 4 en la Escala Richter.

Simultáneamente la producción de gas alcanzó los 48.420 millones de metros cúbicos, un 7,5% por debajo del récord logrado 2004.

Por su parte, la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas denunció que existían unos 401.000 metros cúbicos de residuos tóxicos sin tratar señalando, entre otras, a la Compañía de Saneamiento y Recuperación de Materiales S.A. (COMARSA) y a las petroleras YPF, PAE, Chevron y Tecpetrol. Y es que el fracking implica, además de infinidad de derrames, la inyección de millones de litros de agua limpia y arena en cada pozo junto a productos químicos tóxicos para la salud y el ambiente.

Semejante desastre, presentado por el gobierno como tabla de salvación nacional, sumó los reclamos de la población y los trabajadores por las penosas condiciones laborales y de existencia. Conflictos empresariales con la UOM y petroleros, provocados por los bajos salarios, accidentes fatales, falta de infraestructura, seguridad, transporte, etc., a lo que se agregó la odisea de Añelo, corazón de la cuenca, donde las familias han debido soportar la inclemencia patagónica sin gas ni cloacas, pintan de cuerpo entero el real sentido de una actividad destinada a maximizar las ganancias monopólicas reafirmando el criminal extractivismo capitalista, que han hecho de Vaca Muerta un lugar de miseria y muerte. 

Jorge Díaz