Todo el país pudo ver cuando el candidato a presidente Daniel Scioli abrazaba y felicitaba a “Juancito” Manzur, gobernador electo por el fraude en Tucumán, mientras miles de indignados protestaban contra la estafa electoral y enfrentaban la criminal represión de la policía que incluyó detenciones ilegales y torturas. Entre las primeras medidas del ilegítimo gobierno figura la ratificación de los mandos policiales de la oscura fama. Fue y es la policía formada por la dictadura, fascista, tan útil al genocida Bussi como a Miranda y Alperovich. Después de que estalló la bronca en Tucumán todos vieron y entendieron de qué se trataba: resultados electorales que parecían cantados pero que en el recuento final cambiaron y arrojaron cifras sorprendentes para propios y ajenos. Sin duda, los hechos señalados influyeron en la decisión de muchos votantes por un lado y por el otro y derivaron en mayores controles sobre el acto electoral. En Tucumán, como en el resto del país, se dio un retroceso electoral tanto de Alperovich y su candidato como de Cristina y Scioli. Lo sucedido en esta provincia alcanzó para visualizar lo tramposo del sistema en la “democracia” de los monopolios, pero no para desmontar y derrotar las trampas. Un camino de lucha y sacrificio espera a nuestro pueblo en el objetivo de obtener una democracia verdadera, que sirva para hacer efectivo el bienestar que tanto se anhela. Esto no vendrá de la mano de ningún “representante”, sino de lo que el pueblo mismo sea capaz de construir. Las jornadas de movilización y lucha que pusieron a Tucumán en el centro de la atención nacional, muestran con claridad la cantidad de hombres y mujeres que salieron a protestar, su temple, y que están dispuestos a decir basta, a poner límites, a cambiar las cosas. Queda por delante dar un vuelco en la comprensión de los hechos y trabajar duro en construir herramientas adecuadas, capaces de iniciar un camino de victorias. Hay que demoler las viejas y arcaicas estructuras del poder opresor y construir un nuevo poder liberador. Pedro Estévez