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París | El pueblo a las calles
Cuando allá por 2005 dos jóvenes musulmanes murieron electrocutados tras una represión policiaca, la ola de protestas sacudió París con centenares de coches incendiados y motines de miles de jóvenes que tomaban las calles cada noche. Nicolás Sarkozy ministro del interior de aquel entonces llamo “escoria” a los manifestantes, causo un repudio generalizado, aunque paradójicamente, el mismo Sarkozy dos años más tardeganara las elecciones presidenciales. Hoy mientras la derecha y la ultra derecha francesa se afilan y reparten denuncias de corrupción, de cara a las elecciones venideras, otra vez una ola de protestas vuelve a ganar la calle.En esta ocasión en repudio a la policía queultrajó a un joven de 23 años en un operativo para identificarlo. Inmensas manifestaciones en defensa de los derechos humanos y violentos enfrentamientos callejeros son la respuesta.
Las marchas son ilegales, no hay organismo legal que las convoque, ni lo habrá ya que tendría que hacerse cargo de todo lo que allí suceda, esta modalidad tan liberal de privatización hasta de la protesta, donde al parecer no es el estado quien debiera responsabilizarse por las situaciones creadas, sino el que levanta la voz contra ellas. El resultado inmediato no es la sumisión sino la lucha clandestina de masas. Las convocatorias circulan por las redes, el Estado filtra esas redes, y militariza la zona, monta un camping de policías sobre la plaza que fuera, cierran las estaciones de subte, desvían los recorridos de los ómnibus y organizan operativos “cerrojo” para detener a los manifestantes que logran evadirlo.
Desde los primeros días de febrero, cuando se produjo la violación de Theo (nombre con el que se dio a conocer a la víctima) las movilizaciones en repudio fueron incesantes, hasta el presidente francés fue a verlo al hospital y han presionado a este joven de origen humilde para que lanzara un llamamiento al cese de las manifestaciones. No vamos a detallar en esta nota ni del color de piel de Theo, ni de la nacionalidad de sus ancestros, ni detalle alguno de las lesiones, o del tipo de cachiporra con la que un policía (procesado por violación, pero en libertad) más otros tres, procesados por abuso de autoridad ( también en libertad ) decidieron que la vida de este muchacho cambiara para siempre.
La situación en los alrededores de París es cada vez más difícil para los sectores empobrecidos que habitan las barriadas y aún más para los jóvenes y los hijos de los inmigrantes que sufren una doble marginación. La crisis que asola a Francia y al resto de Europa no será fácilmente silenciada con abusos policiales
Sin justicia no habrá paz
Así reza una de las tantas pancartas en manos de los jóvenes franceses que cada día ven más claro que la esperanza de un futuro próspero vendrá de la mano de la pelea en las calles, la fraternidad en la lucha y la organización, hasta derrotar a las clases propietarias que solo proponen un futuro de represión segregación, desocupación y maltrato.
Carlos Quiroga
NDR: Nota disponible únicamente en versión digital
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