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En los últimos días se conoció la oferta salarial de la gobernadora Vidal a los gremios docentes: 18% de aumento y en cuotas. Esta verdadera provocación fue antecedida por el acuerdo entre los gobernadores de fijar en ese número el techo a las negociaciones. El rechazo abre la puerta al conflicto.
Desde el final del año pasado que el macrismo viene preparando el terreno para darle un golpe a la docencia de cara a la discusión salarial, con el cierre del programa de capacitación “Nuestra Escuela” y con la modificación por decreto del estatuto docente en CABA en la cues-tión referida al puntaje por cursos (ver nota).
En cuanto a la paritaria nacional, el ministro Bullrich dio un paso adelante respecto de la línea en la que avanzaba la gestión educativa anterior: si el ex ministro Sileoni la cerraba por decreto, el actual ni siquiera la convoca. El 18% acordado entre el ejecutivo nacional y los gobernadores es una cifra a la baja desde la cual intentarán quebrar la lucha docente.
Con la pérdida de poder adquisitivo acumulada el año pasado, sumada a los tarifazos puestos en marcha, la suma propuesta es impensable de ser aceptada. El rechazo de SUTEBA y el Frente Gremial a la oferta de Vidal demuestra menos el combativismo que el sentido común de Baradel y compañía.
Con la inminente vuelta a las aulas, se plantea ahora cómo darle forma a un plan de lucha. Está en juego no solo el poder adquisitivo de los docentes, sino la posibilidad de ponerle un freno al ajuste macrista y así entorpecer sus planes antipopulares. Es una tarea grande, a la que solo se puede responder con altura si se desata una verdadera rebelión de la docencia. En este sentido, no alcanza con paros que muestren el rechazo a la oferta del gobierno y luego sean prenda de negociación para acercar posiciones. Hace falta preparar las condiciones para el No inicio hasta quebrar el techo salarial del macrismo.
En esa dirección, impulsar las asambleas por escuela y por seccional para involucrar al conjunto. Los delegados y las seccionales combativos deben jugar un rol destacado para que este plan no quede atado a tiempos electorales y negociaciones de listas, sino que vaya a fondo hasta asestarle un revés al gobierno del ajuste, poniendo el eje en un aumento salarial que haga recuperar el poder adquisitivo, sin cuotas e íntegro al básico, incorporando además las demandas por la situación de las escuelas y los comedores, el estado de las obras sociales y la continuidad de los puestos de trabajo en los programas de formación.
Ambar Torres
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