Un 1° de mayo en la historia argentina

Martes, 12. Abril 2016

La historia de la rebelión organizada de los trabajadores y por la construcción de una sociedad libre de la explotación social es muy vasta. En la Argentina en particular desde 1890 es el punto de arranque de las movilizaciones históricas del Día Internacional del Trabajador, cuyo motivo a nivel mundial, era y es el repudio al ahorcamiento de “Los mártires de Chicago” en los Estados Unidos.

Una de las más trascendentales y trágica a la vez, fue la movilización de los obreros nucleados en la FORA (central obrera anarquista) en el año 1909 moviliza a Plaza Lorea (Congreso) que fue reprimida a balazos y sobre su dispersión la caballería la emprendió a sablazos sobre los manifestantes.Una decena de muertos y casi un centenar de heridos es el saldo inmediato de la represión a cargo de la policía de aquel entonces a cargo del coronel Ramón Lorenzo Falcón, quien se jactaba de haber reprimido una manifestación pacífica, por la simple razón de no llevar banderas argentinas, y si banderas rojas (color simbólico del gremialismo de aquel entonces). Los que eludieron la represión se repliegan hacia la otra manifestación de la UGT central obrera del Partido Socialista por aquellos años. Llegando con la noticia de los muertos y los heridos por la represión policial, se decide el llamamiento conjunto a una huelga general, fue un hecho muy poco frecuente ya que las diferencias ideológicas eran muy marcadas y fuertes entre anarquistas y socialistas.

La semana roja

Lo que siguió fue una huelga de una semana por parte de los obreros y mayor represión por parte del gobierno. Sin transporte público ni otros medios no era fácil movilizar, aun así una multitud se concentró en Chacharita el 4 de mayo para el entierro de los muertos de la represión del primero, manifestación que también fue reprimida por la policía con el saldo de un muerto y decenas de heridos. La huelga paralizó la ciudad que quedó sin transporte ni alumbrado público, con sus negocios y fábricas cerradas, se calcula que más de doscientos cincuenta mil de los poco más de quinientos mil trabajadores que había en el país participaron activamente de la huelga.
Si bien los socialistas terminaron pactando el fin de la huelga por la libertad de los compañeros detenidos y la reapertura de los locales obreros, que habían sido cerrados y en varios casos incendiados y destruidas sus imprentas, no es menos cierto que por primera vez en la historia argentina, el gobierno debió reconocer a las organizaciones obreras y sentarse a negociar con ellas. Lo cual no terminó con la represión y persecución constante sobre los obreros en general, sus vanguardias en particular; ni con el grado de radicalización de las luchas contra la explotación de aquellas épocas.

El movimiento anarquista

Más allá de las diferencias ideológicas con el movimiento anarquista, que tenía por esos años una gran influencia en el movimiento obrero, no debemos soslayar su carácter profundamente clasista. No dejaron nunca de denunciar al sistema de opresión de clase y enmarcar la lucha por salario o condiciones mejores para la vida de los trabajadores con la destrucción del sistema burgués. Su rigidez a la hora de negociar otra cosa que no fuera la disolución del estado, mostraron esas virtudes ideológicas pero, contradictoriamente los límites de su visión política condenaban en la práctica al aislamiento a la clase trabajadora.

Trascendencia

La semana roja tal como se la conoce a esta semana posterior a la masacre de plaza Lorea de 1909, puso un mojón en la historia del movimiento obrero argentino. La semana de enero, y los grandes movimientos huelguísticos que se sucedieron tuvieron la impronta de esta lucha, las incipientes guerrillas urbanas y combates callejeros en la Boca y Barracas, fueron diseñando las formas de pelea que a partir de allí, fueron y son el camino de lucha de la clase obrera y el pueblo trabajador de este país.
Estos hechos ocurrieron años antes de la Revolución Rusa de octubre, previo a la bancarrota de la Segunda Internacional, que agrupaba al movimiento marxista internacional, y que llamaba a movilizar mundialmente los 1° de mayo para exigir la jornada de 8 horas, salarios justos y condiciones dignas de trabajo.
El 14 de noviembre de 1909 un joven anarquista de origen ucraniano acaba con la miserable historia de Ramón Falcón, arrojando una bomba al carruaje que lo trasladaba. Tras un intento de fuga es apresado y condenado a muerte, un documento aportado por un primo asegura que Simón Radowitzky es menor de edad y queda condenado a prisión por tiempo indefinido, en Ushuaia de donde se fuga a Chile y es vuelto a apresar y repatriado otra vez a la cárcel del fin del mundo hasta su indulto en 1929. Expulsado del país colabora en Montevideo con agrupaciones anarquistas, hasta su expulsión en 1936 cuando se suma a las brigadas internaciones en la guerra civil española.

Carlos S. Quiroga

Publicado en: 
Martes, Abril 12, 2016 - 09:15

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