Se acercan las elecciones de medio término y la provincia ya entró en plena campaña electoral rumbo a las PASO de septiembre. Córdoba renueva nueve bancas de diputados nacionales y tres de... Ver más
Una historia que se repite
Luego de haberse realizado en varias provincias, las PASO cordobesas tendrán lugar el 5 de julio. Una vez realizado este ensayo general, las elecciones definitivas tenderán a reproducir el esquema de listas que estarán disputando la elección nacional.
De los 32 años consecutivos de orden constitucional en el país, la gobernación cordobesa se ha repartido en dos ciclos con igual cantidad de tiempo: 16 años de la UCR y otros 16 del PJ. En caso de confirmarse lo anunciado por las encuestas, Unión por Córdoba hilvanaría su quinto mandato consecutivo.
Las listas que tienen chances de disputar los princi¬pales cargos en juego son tres. Por un lado, el ofi¬cialismo con Schiaretti buscando su segundo perío¬do, en el marco de UPC, y a su vez tributando a la “Unión por una Nueva Argentina”, franquicia diseñada para dirimir la interna entre De la Sota y Massa a ni¬vel nacional, en la búsqueda por liderar al peronismo anti-K. La triple alianza de UCR-PRO-FC (a la que acaba de sumarse la UCD), aglutina al radical Aguad y al macrista Baldassi, junto con Juez como “jefe de campaña”, que se ha resignado a abrazarse a todos aquellos que prometió perseguir por corruptos. Y el kirchnerismo estará representado por el conservador Eduardo Accastello y el humorista Cacho Buenaven¬tura. La falta de popularidad del FPV en la provincia hace que esta fórmula se presente como “Córdoba Podemos”. Lejos, y sin chances reales de competir por los cargos ejecutivos, las candidaturas de izquier¬da buscarán superar el piso proscriptivo para disputar cargos legislativos.
Como sucede a nivel nacional, la campaña está com¬pletamente alejada de los problemas que aquejan a la mayoría de los cordobeses. Las crecientes suspen¬siones principalmente en las automotrices, los despi¬dos en talleres metalúrgicos, la precarización laboral institucionalizada a través del PPP, el aumento de los niveles de pobreza, el déficit habitacional, el abando¬no en que se encuentran los hospitales y escuelas públicas.
Nada se dice, salvo la reivindicación oficial de los pro¬cedimientos, respecto del accionar policial a través de los “Operativos Saturación”, auténticas razzias masi¬vas en los barrios más populares de Córdoba, por los que en los últimos tiempos han resultado detenidos centenares de vecinos durante las ocupaciones terri¬toriales y allanamientos masivos de las fuerzas poli¬ciales en múltiples barrios. Se trata de la misma Poli¬cía Cordobesa asociada al narcotráfico y la trata en la provincia y responsable de incontables casos de ga¬tillo fácil, detenciones arbitrarias cotidianas y torturas en las comisarías, de la mano del Código de Faltas.
Siguen pendientes y sin resolución los conflictos abiertos, tanto en la capital como en localidades del interior, en torno a la instalación o permanencia de industrias altamente contaminantes, entre las que re¬saltan los casos de Monsanto en Malvinas Argentinas, Porta en la capital, y el caso testigo de las fumigacio¬nes con agrotóxicos en Monte Maíz, con AGD como principal empresa responsable en la zona. El accionar de los diferentes niveles de gobierno, representados en las tres listas principales, ha sido en todos los ca¬sos abiertamente contrario al reclamo de los vecinos afectados y las organizaciones que mantienen en pie esas luchas.
Tampoco hay referencias a los vecinos víctimas de las inundaciones durante el verano, cuya única “ayu¬da” oficial ha consistido en préstamos limitados y con intereses para reconstruir lo que la desidia guberna¬mental se llevó.
Todos estos son temas que están excluidos de una campaña electoral que con esto demuestra su sentido absolutamente anti popular. Ninguna de las fórmulas con chances ciertas de quedarse en los cargos ejecu¬tivos difiere en cuanto a los lineamientos esenciales del plan de gobierno a implementar. Será más o peor de lo mismo. Y poco y nada hay para hacer desde una legislatura o consejos deliberantes, que han dado so¬bradas pruebas de actuar como meros legitimadores del poder ejecutivo, y como indica el viejo verso del “control entre los poderes” de la democracia republi¬cana. Más de tres décadas de recambio electoral don¬de los perjudicados son siempre los mismos, resultan más que suficientes para concentrar nuestra atención en alimentar el camino que insinuó la rebelión popular de diciembre de 2001, descartando toda expectativa en la oxigenación de un régimen político cada vez más enfrentado a las aspiraciones de las mayorías. El esfuerzo debe estar en aportar a la preparación de las fuerzas obreras y populares para enfrentar en las mejores condiciones posibles el panorama de profun¬dización del ajuste, la entrega y la represión, por el camino de la lucha, el voto bronca y la rebelión, en la perspectiva de un gobierno obrero y popular.
Leo Funes
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