Viento de frente

El Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de anunciar en sus “perspecti¬vas económicas globales 2015”, que el producto bruto brasilero apenas alcanzará un crecimiento del 1% du¬rante este año, lo cual afectará a toda la región.
Brasil, con un PBI ocho veces más grande que el de Perú, tres veces más grande que Argentina y dos veces más que México, es sin dudas la locomoto¬ra de Latinoamérica y su enfriamiento ligado a un fuerte déficit fiscal y una in¬flación del orden del 8,13% en el último año no pasan desapercibidos.
Ahora bien, frente a estas estimaciones “positivas” del FMI, algunas consultoras hablan de un crecimiento negativo tanto en 2015 como en 2016. A nivel regio¬nal sólo Venezuela tendrá un resultado peor que Brasil, con una retracción del 7%, aunque, vale aclarar, la economía venezolana representa sólo la décima parte de su par brasilera.
Por otra parte, el país carioca enfren¬ta un problema no menor en el terreno de la política. El escándalo de los so¬bornos cobrados por Petrobras a em¬presas constructoras para asegurarles contratos, ha llevado a una pérdida de más del 40% del valor de la principal compañía local y a una fuerte crisis del Gobierno de Dilma Rousseff, con varios miembros del PT sospechados por los desvíos de la petrolera estatal.
Recientemente, Itaú, el mayor banco privado del país, señaló que “el mundo estaba mirando al Brasil como si fuera un Big Brother Brasilero (BBB)”, esta¬bleciendo un juego de palabras entre el famoso “gran hermano” y la menor nota de nivel de inversión otorgada por las agencias calificadoras de riesgo.
Ante esto, la primera respuesta del go¬bierno fue un brutal plan de ajuste. Sin embargo, lejos de aplacar el ánimo de los inversores, el ambicioso programa diseñado por el nuevo Ministro de Eco-nomía, Joaquim Levy, avivó el convul¬sionado ambiente social que reina en el país donde el descontento y las pro¬testas son cosas de todos los días. Por esta razón no está descartado un em¬peoramiento no sólo como consecuen¬cia de la rebaja de la nota crediticia y la caída de las inversiones, sino, además por el aumento del desempleo, la caída de los salarios y la devaluación del real.
Según el profesor Waldir Quadros, de la Universidad de Campiñas, a partir de 2013 se ha observado una reducción de 4% de las clases medias altas, una baja todavía mayor -del 8%-, de la clase media-media y un aumento de la clase media baja, a raíz de quienes salieron del segmento superior para “caer varios pisos” en la escala social. Para el investigador el grueso de la población brasileña (casi 59% que se ubica precisamente en las capas medias de la sociedad), es el que sufre el mayor deterioro.
Viento de frente:
Argentina entre los más
comprometidos
En un evento referido al impacto de la crisis brasilera en la región celebrado en el lujoso Hotel Unique, hito de la arquitectura de San Pablo, el ex ministro de Economía de Chile, Andrés Velasco, señaló que la baja en el precio de los commodities, la menor demanda de China (por la desaceleración de su crecimiento) y el repunte de los Estados Unidos (con aumento de la tasa de interés y un dólar en alza), marcarán el fin de la fiesta de los países latinoamericanos, que en los últimos años disfrutaron del elevado precio de las materias primas agrícolas, minerales o petroleras. Por su parte, el jefe de análisis del Eurasia Group, Christopher Garman, advirtió que la nueva situación económica que se está instalando en América Latina conllevará un difícil dilema para las clases medias que después de haber conseguido mejoras en su empleo e ingresos deberán ahora afrontar los gastos de la educación, la salud, el transporte y la seguridad con menores recursos.
Promediando 2015 prácticamente todos los países de la región acusan el impacto del escenario global y del propio contexto regional con Brasil ya no como motor del impulso sino como ver-dadero lastre.
En el caso de Argentina, según la Cámara de Comercio, el intercambio con Brasil volvió a caer abruptamente en abril de 2015, con una reducción del 23,3% -la peor desde abril de 2009-, acumulando 19 meses consecutivos de caídas que igualan la marca registrada entre 2001 y 2002 en plena crisis económica.
Vale destacar que nuestro país se posiciona en tercer lugar entre los mayo¬res proveedores de Brasil, por debajo de China (u$s2.488 millones) y Estados Unidos (u$s2.461 millones); en tanto que ocupa la tercera posición entre los mayores compradores a Brasil, nue¬vamente debajo de China (u$s3.435 millones) y Estados Unidos (u$s1.969 millones).
En términos pormenorizados, las prin¬cipales caídas interanuales en las com¬pras de Argentina a Brasil se presentan en automóviles y autopartes, vehículos de carga, motores para vehículos, mi-neral de hierro, neumáticos, óxidos e hidróxidos de aluminio, motores y gene¬radores, semimanufacturas de hierro/ acero, motocicletas, gasolina y mineral de aluminio. En tanto que las principa¬les bajas interanuales en las compras de Brasil a Argentina se presentan en automóviles y autopartes, vehículos de carga, trigo en grano, polímeros plásti¬cos, productos hortícolas, motores para vehículos, neumáticos, naftas, malta, aleaciones de aluminio, hidrocarburos y alambrón de acero/hierro.
Estos resultados provocaron en el mes de abril un déficit comercial de Argen¬tina con Brasil de u$s71 millones que contrasta con el superávit de u$s20 mi¬llones de igual mes del año anterior.
De esta manera, en el primer cuatrimes¬tre de 2015 Argentina acumula un défi¬cit de 440 millones de dólares, 56,5% más que en igual período del año ante¬rior, siendo este divorcio, con centro en el comercio automotriz, la razón por la cual los principales socios del Mercosur hablan de poner fin al mayor acuerdo aduanero de Sudamérica y abrirse a otros socios comerciales como Rusia y China en el caso de Argentina, y la Euro zona y México en el caso de Brasil.

Jorge Díaz