En medio de un clima represivo - El fracaso de la OMC también salpica a Macri

Miércoles, 20. Diciembre 2017

A resguardo de las protestas a propósito de un descomunal operativo represivo en los alrededores de Puerto Madero, al mejor estilo Bullrich, la “imperturbable” cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC) culminó en un verdadero fiasco que vino a sumar lastre al vapuleado gobierno de Macri, empeñado en ser actor protagónico de un orden mundial cada vez más alejado de lograr algún acuerdo de convivencia y mucho menos un pacto comercial que sirva a la Argentina y a otros países pobres miembros de la organización, como el pretendido sistema multilateral de comercio, supuestamente capaz de equipar el libre comercio con el desarrollo.
Por el contrario, Estados Unidos saboteó todo intento de acuerdo global, contraponiendo su criterio de acuerdos bilaterales y de fomentar las barreras aquello que le resultase desfavorable, por caso el ingreso de biocombustibles desde Argentina.
Y es que las principales economías no están precisamente para el noviazgo. Al contrario, lo que impera es un proteccionismo belicista para nada equiparable a las mieles del libre comercio. Todo un dato de fin de época si tenemos en cuenta que la OMC fue el resultado lógico de la Segunda Guerra Mundial que zanjó por la fuerza la disputa por el control de los mercados, dejando a los Estados Unidos como principal voz de mando.
Pero hoy las cosas parecen indicar lo contrario. El 80% del comercio mundial corresponde a la producción partista en red de los grupos monopólicos a escala transnacional, siendo imprescindible para ello la eliminación de los aranceles aduaneros de modo tal que el flujo de las mercancías en el proceso de agregación de valor esté claramente aceitado. Sin embargo, el problema no está en que esto teóricamente funcione, sino en quién tiene el dominio productivo, tecnológico y militar, es decir el control, capaz de hacerlo posible. Y es aquí donde los Estados Unidos vienen perdiendo terreno, principalmente frente a China.
El otro gran problema está en la economía típicamente rentista, con escaso valor agregado, es decir, la agricultura, donde Estados Unidos y la Unión Europea no aceptan eliminar los subsidios a sus exportaciones de granos, lo cual afecta directamente los intereses comerciales de países como Argentina, con economías fuertemente dependientes de estos y otros commodities. En este caso el inconveniente se agrava por la asimetría que ya no es solamente económica, es decir, de intercambio de materias primas (de escaso valor agregado) por manufacturas (de alto valor agregado), sino, además, por el control del comercio mundial donde los países atrasados van a la cola.
Siendo así las cosas la OMC ve prolongar su agonía sin haber conseguido jamás el sinsentido de lograr la anhelada libertad de comercio a partir, precisamente, de la regulación del mismo. Como contrapartida, queda flotando el hecho de que el principal mercado mundial (China) se ha tornado, a la vez, en la principal economía y en una de las mayores potencias militares cuyo desafío por parte de Estados Unidos y sus aliados podría no tener retorno, siendo ésta, la tercera gran guerra, la mayor paradoja de la época actual, sólo equiparable a las invasiones de unos bárbaros por otros bárbaros con un saldo de mayor barbarie, en este caso de barbarie capitalista.
En este contexto, como saldo, además de distintos enfrentamientos con algunas ONG´S y un conflicto diplomático con Noruega, el gobierno argentino se lleva, entre otras, la mayor derrota con el fracaso de la negociación de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea.

Jorge Diaz

Publicado en: 
Miércoles, Diciembre 20, 2017 - 23:30

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