La calle es el mejor escenario para arrancar nuestros reclamos

Tras los nuevos anuncios del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, quien aseguró que el tema del aborto “no está en la agenda del Gobierno”, la lucha contra las redes de trata, contra la violencia hacia las mujeres que cada día se cobra más vidas, por aborto legal, seguro y gratuito, por aumento salarial, contra el ajuste y la represión, este año tiene una tarea central: que cada movilización que recorra las calles del país, señale quiénes son los responsables políticos de que nuestros padecimientos más sentidos continúen sin resolución, y se fortalezca la unidad en la acción independiente de los gobiernos de turno y los parlamentos vacíos, como método eficaz para arrancar nuestras exigencias.

Esta fue la tarea que nos dimos desde el PRML en cada movilización por el día de la mujer trabajadora donde estuvimos presentes. Así fuimos miles y miles los que salimos a la calles entre el 8 y 9 de marzo pasados a lo largo y ancho del país, dando más fuerza a nuestro pliego de reivindicaciones.
Los fallidos intentos de tratamiento del proyecto de ley sobre Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), dejó demostrado que el Congreso nacional está de decoración, y que si el poder político de turno decide que no avance, en un claro gesto antipopular, no habrá ni ley ni diputado de izquierda que valga, sino la movilización y la presión en las calles, la organización de las/los trabajadores de la salud y del pueblo todo para imponer mejores condiciones de vida a nuestros verdugos.
Dentro de las propias filas del gobierno aseguran que el debate sobre el aborto en el Congreso no se abre por falta de decisión política. “El kirchnerismo espera alguna señal presidencial para habilitar la discusión. Pero el tema divide a los bloques internamente” (Pag/12 27-02-15).
Ya no es posible esquivarle a la responsabilidad del gobierno nacional y los provinciales en los problemas que sufrimos las mujeres trabajadoras y los sectores populares. No hay doble discurso que valga, no hay década ganada, solo propaganda.
Lo cierto es que mientras por arriba se sacan los ojos en una interna feroz por ver quien se sucede en el mando, las mujeres de nuestro pueblo mueren diariamente por la política reaccionaria y antipopular que ellos encarnan. Mientras tanto por abajo, los cantos de sirena hacen que miles de luchadores honestos depositen esperanzas en que alguna modificación de la ley nos permita avanzar en mejores condiciones de vida. Está demostrado que el parlamento lejos de ser una respuesta nos lleva a un callejón sin salida. Lamentamos que muchas organizaciones populares aún guarden expectativas en esta instancia y llamamos al conjunto de las/los luchadores a concentrar nuestros esfuerzos en la movilización callejera y la organización en cada puesto de trabajo, de estudio, en nuestros barrios para:
- Alcanzar la unidad de las luchas por nuestras justas reivindicaciones.
- Fortalecer la pelea por la legalización del aborto. En Argentina, por año más de 500.000 mujeres se realizan abortos clandestinos. Un pequeño porcentaje lo realiza en consultorios privados, en un negocio que mueve mil millones de pesos al año. Pero las mujeres de los sectores populares, deben exponer su cuerpo a prácticas que en condiciones de precariedad hacen insegura la intervención, provocando su muerte, o dejando secuelas graves en su salud, muchas veces por no ser atendidas como corresponde en los hospitales. Por parte de los distintos gobiernos este problema se oculta. Son las mujeres pobres víctimas de un sistema que no solo niega derechos básicos como a la salud, sino que además aplica sanciones punitivas como la penalización del aborto.
- Contra la trata de personas para su explotación en el comercio sexual, que tiene inmersa a cientos de mujeres y niñas pobres en nuestro país. Los gobiernos, la policía y la justicia son responsables de la vigencia de estos circuitos y la impunidad.
- Contra los femicidios y todo tipo de violencia hacia las mujeres. El problema de la violencia con sus desenlaces cada vez más frecuentes de femicidios pone en evidencia la falta de políticas públicas integrales por parte de los gobiernos (salud, educación, vivienda, trabajo, etc) y las que hay específicas al respecto de la violencia hacia las mujeres (insuficientes por cierto), no contemplan el presupuesto necesario para su aplicación. Esto coloca al Estado como el principal violador de los derechos de las mujeres. Los programas existentes como el “Ellas Hacen” no hacen más que precarizar la vida de las compañeras y de las y los trabajadores del programa, mostrando la desidia que realmente existe ante la situación de violencia que viven las mujeres.
La masiva movilización en Buenos Aires de más de 5000 compañeras y compañeros y el aumento de la participación en todas las marchas organizadas por el día de la mujer, dan cuenta de que sobran las condiciones para alcanzar estos justos objetivos.
Laura Rodríguez
Viaja con nosotras a Mar del Plata al Encuentro Nacional de Mujeres
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