Luchemos que se van

Lunes, 22. Abril 2024
Luchemos que se van

Un ataque en toda la línea

En las últimas semanas el gobierno intensificó sus ataques contra el pueblo en el marco de una profunda recesión, de una caída del consumo y de una inflación que todavía sigue siendo altísima.

Para justificar las medidas de motosierra y licuadora, desplegó una campaña mediática sobre el supuesto apoyo popular con el que estaría contando el gobierno. Sin subestimar que la confusión en el seno del pueblo aun es grande, apelar a la “opinión pública” para sostener la fortaleza del proyecto de Milei es de una pobreza atroz. Si en los últimos años puebladas como la de Jujuy estuvieron precedidas por triunfos electorales del oficialismo, qué queda para decir de la precisión que pueda ofrecer una encuesta de opinión para medir el estado de ánimo popular.

La campaña mediática incluye proyecciones de lo más optimistas respecto del “rebote en V” que tendría la economía. Pero así como al “segundo semestre” de Macri le “pasaron cosas”, la reactivación de Milei también viene difusa. En opinión del FMI, en caso de que al gobierno le vaya bien, la caída del PBI sería de un 2,8% y la inflación de un 150%. Respecto de esto último, el gobierno insiste en celebrar la desaceleración de la suba de precios. Esconde que 11% es un número altísimo, y que la baja se da en relación a la catástrofe de diciembre provocada por una devaluación que, junto con el DNU de las desregulaciones, fueron sus primeras iniciativas.

Casta a pleno

Desde marzo, el salario mínimo está apenas por encima de los $ 200mil. Por su parte, la canasta básica familiar está calculada en $ 773mil. Si una familia laburante debería tener a sus integrantes trabajando todo el día para arañar estos números, en otras familias la situación es más holgada. Veamos por caso a los Adorni: Manuel, el vocero presidencial, fue ascendido a secretario de estado, por lo que percibirá un salario de $ 4millones, mientras que su hermano Francisco fue nombrado asesor en el ministerio de defensa, por lo que recibirá $ 2,6millones. Tampoco le va mal a los Milei: Karina ascendió de secretaria a ministra, al igual que varios funcionarios de la misma línea. 

Los senadores también hicieron de las suyas, aumentándose las dietas a unos $ 4,5millones en mano. Milei tuvo la caradurez de salir a criticar el aumento argumentando que su gente votó en contra, cuando los legisladores de LLA le dieron firma al dictamen. Pero todo esto son monedas comparados con los aumentos a los directores de YPF, la empresa con mayoría estatal, que pasarán a ganar ¡$ 70millones por mes! Desde que Milei es presidente las naftas subieron de precio un 80%: con la tuya. 

Otro que vive de la plata ajena es el empresario amigo del presidente Marcos Galperin. La Anses habilitó que sus prestaciones se puedan cobrar a través de Mercado Pago. “Es tal el placer de cortarles el curro a los gerentes de la pobreza que lo hacemos gratis”, tuiteó Galperin. Miente: con este mecanismo, su billetera virtual capta ingresos que hace rendir en el mercado financiero, tal es el negocio de las billeteras virtuales. 

Así, la casta que paga el ajuste no incluye ni a la dirigencia política, ni a los altos cargos en el estado ni a los grandes empresarios, pero sí a estatales, desocupados, estudiantes y jubilados. 

Gigante con pies de barro

La ferocidad de este ataque tiene una apoyatura muy endeble. En momentos en que intenta recomponer su iniciativa en el Congreso con una reedición acotada de la “ley ómnibus”, el bloque legislativo sufrió una crisis que no solo derivó en la salida de tres diputados nacionales, sino que lo puso casi al borde de la disolución: si luego de haber ganado la presidencia casi sin estructura, el plan del gobierno era darle forma a una fuerza de alcance nacional, le está saliendo mal. Siguen los tironeos con los bloques colaboracionistas, con quienes aún está en discusión el paquete de medidas fiscales, los alcances de la reforma laboral y la fórmula jubilatoria. En esto se juega la relación con los gobernadores que reclaman por el financiamiento de sus provincias. El 25 de mayo está cada vez más cerca, pero el tan cacareado “pacto de mayo” cada vez más lejos.

Con el gran empresariado las cosas no van mejor. Soledad Arismendi, presidenta de la Sociedad Rural de Rosario, declaró que “el productor que tenga granos se va a sentar arriba, va a vender lo justo”, a la espera de una nueva devaluación que, de producirse, beneficiaría a los exportadores a costa de disparar la inflación. La UIA está dividida entre quienes se muestran exultantes con la apertura económica y los que padecen el achicamiento del mercado interno, importación de alimentos mediante. La suba desbocada de precios tras el DNU y la devaluación de diciembre dio lugar a un robo a los bolsillos populares de tal magnitud que el gobierno tuvo que salir a acusar a supermercadistas y empresas de medicina prepaga. La dinámica del paro de colectivos en el Amba, en donde las empresas del grupo Dota trabajaron con normalidad, dio cuenta de la pelea por los subsidios entre los monopolios del sector. Las centrales sindicales negocian con el gobierno los términos de la reforma laboral pero al mismo tiempo la CGT llama al paro general: una cosa es la entrega de los trabajadores y otra el tema de los aportes sindicales. 

Por arriba todos negocian, pero los acuerdos son de difícil arribo. 

Fuera Milei

En ese marco comenzó una nueva oleada de luchas contra el ajuste del gobierno.

La reacción ante los despidos en el estado fue más bien tibia de parte de la conducción de ATE -ni hablar del triste papel jugado por UPCN-, siendo las movidas de base en algunas reparticiones y ministerios lo que le puso más pimienta a la jornada. A pesar de este límite, le dio inicio a una nueva respuesta de los trabajadores a los ataques del gobierno, que subió de temperatura con los cortes de ruta en Bariloche por la presencia de Milei en el evento empresarial en el Llao Llao.

En ese contraataque jugó un rol destacado el movimiento piquetero con la gran movilización del 9 de abril: la dura represión del gobierno de la Ciudad no pasó sin encontrar resistencia, además de que no empañó lo principal de la jornada, con las organizaciones copando el centro porteño y volviendo a la primera línea de la escena política.

Al cierre de esta edición se está preparando la marcha nacional en defensa de la educación pública del día 23, con eje en las universidades nacionales. La movilización previa en varias universidades alertó al gobierno, que maniobró inútilmente para tratar de desinflar la movida ofreciendo un exiguo aumento para gastos de funcionamiento. Si bien la jornada del 23 fue convocada “por arriba” por los rectorados y las conducciones sindicales, promete ser un factor de unificación del malestar popular contra el gobierno de Milei, a la vez que le abrirá el juego a las organizaciones combativas para intervenir organizando a los distintos sectores de la comunidad educativa, apostando a que juegue un rol destacado el movimiento estudiantil. 

Así las cosas, entre el sector del pueblo que aun guarda expectativas en Milei surge una pregunta inquietante: ¿cuánto tiempo se puede seguir así? Por su parte, el sector del pueblo que se enfrenta al gobierno va dándole forma a una certeza: así no se puede seguir.

Un problema a sortear es la falta de dirección de la lucha obrera y popular. Aquí no se trata de un tema de delimitación o de exigencias, sino de orientación de la pelea. Es necesario ser claros: los ataques no se terminan hasta que no se termine el gobierno. Fuera Milei. No se trata solo de una consigna de agitación, sino principalmente de acción. Esto debe ser discutido en las reuniones, asambleas e instancias de deliberación y organización populares, buscando darle forma a la intervención que la haga realidad, para derrotar el ajuste y la entrega de los libertarios y abrir cauce a una nueva situación de la mano de la pelea de los de abajo. 

Agustín Damaso

Lunes, Abril 22, 2024 - 12:00

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