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El pasado 8 de junio referentes de la Unidad Piquetera se reunieron con dirigentes de la CGT. Por el lado de la central sindical, participaron algunos integrantes del consejo directivo y secretarios generales de gremios. No estuvieron presentes ni Daer ni Pablo Moyano; al frente de la recepción estuvo el canillita Omar Plaini.
En el movimiento piquetero, la UP concentra los reclamos de los desocupados que salen a pelear contra el gobierno para reclamar por sus demandas, lo que se expresa en planes de lucha nacionales y masivos. Las experiencias sindicales combativas no tienen un correlato así -y por supuesto la CGT no viene jugando ese papel-, lo que favorece su aislamiento.
Desde el lado de las organizaciones de la UP, el encuentro busca acortar las distancias entre el movimiento obrero ocupado y los trabajadores desocupados. El movimiento piquetero demostró con creces su capacidad de movilización cada vez que se moviliza la UP a nivel nacional; ahora es necesario dar el salto en calidad a partir de la unidad con el sector ocupado.
En la UP no hubo un acuerdo total respecto de esta reunión, y algunas de sus organizaciones plantearon no ir a la misma. Entre los argumentos para ello señalaron el rol de freno que la burocracia le pone a la lucha obrera y su complicidad con los planes de entrega y ajuste que encabeza el gobierno. Todo ello es cierto. La desmovilización a la que aporta la CGT es lo que marca su peso como conducción objetiva del grueso de los trabajadores. Haber ido a reclamarles un paro tiene el valor de meter a los desocupados en la discusión política a la par de los ocupados. Va de suyo que el paro general no va a venir por “pedírselo” a la CGT. Se trata de un encuentro que pone sobre la mesa la iniciativa del movimiento de desocupados hacia los ocupados, frente a su vanguardia combativa pero también frente a miles de trabajadores con prejuicios antipiqueteros fomentados por los enemigos en común. El peso de la crisis que se está viviendo es el marco propicio para acortar las distancias.
En su intervención durante la reunión, la CUBa-MTR planteó las necesidades compartidas que existen entro ocupados y desocupados, fruto de la inflación y de la mayor precarización en general, haciendo énfasis también en la necesidad de que los trabajadores estén a la cabeza de la lucha contra la entrega de nuestra soberanía, peleando por la estatización de la vía navegable del Paraná, el control estatal de los recursos estratégicos y la suspensión del pago al FMI: se trata de temas sobre los cuales hubo encuentros y pronunciamientos de regionales de la CGT, es decir, que son parte de las preocupaciones de sectores que se organizan dentro de la central.
Como para disipar cualquier ilusión en la conducta que seguirá la conducción de la central, luego de la reunión Plaini declaró que el paro no es una opción que estén manejando: “Ahora es tiempo de aportar ideas para defender el trabajo, que es el único ordenador de la vida, y ver cómo avanzamos contra los “formadores de precios,, que son quienes nos están licuando el salario", fue lo que le dijo a los medios. Hasta ahí llega el debate al nivel de la cúpula: ver si alguna vez impulsan la movilización con la que vienen amenazando hace meses. Para agregarle color, Plaini calificó el encuentro como “histórico” ya que era la primera vez que “la ultraizquierda se reúne con la CGT”. De nuestra parte, tomamos la caracterización como un halago, sabiendo de dónde viene. Pero es nuestro deber señalarle a Plaini que no es la primera vez que la izquierda talla en la CGT. Sin ir más lejos, la propia reivindicación de Emilio Jáuregui que se hizo durante la reunión da cuenta de la experiencia de la CGT de los Argentinos, en donde la izquierda revolucionaria peleó codo a codo junto a un sindicalismo peronista que, si no era de “ultraizquierda”, por lo menos era bastante más combativo que el que ellos representan hoy.
La foto de la reunión entre la CGT y la UP no deja de presentar posibles problemas que es necesario conjurar. El más serio de ellos es el de institucionalizar al movimiento piquetero combativo, que en la búsqueda de la rosca por arriba esterilice toda su potencia rebelde: algo así como lo que ya hacen los Cayetanos, pero parados por izquierda. Esto tampoco se les escapa a los anfitriones de la reunión: sería ingenuo pensar que dan puntada sin hilo. Este anzuelo es uno de los motivos por el cual la jerarquía del sindicalismo peronista aceptó esta reunión. También hay razones propias, ligadas a los reacomodos propios de la interna del Frente de Todos, lo que incluye mostrar una mayor preocupación por una realidad económica que golpea a su propia base. En este marco no es descabellado que por fin la CGT se digne a movilizar, aunque cuidándose de no dañar al gobierno con sus acciones.
Luego de esta reunión se desarrolló otra con dirigentes de la CTA Autónoma, en la que participaron Ricardo Peidró y Cachorro Godoy. Con ellos la discusión tiene otro calibre, siempre según quien sea el interlocutor. Para las fuerzas del FITU, que calificaron su última movilización del 24 de mayo como “una estafa”, seguramente esta central está en el mismo carril de la CGT. De nuestra parte valoramos cierta confluencia que se viene teniendo en temas ligados a la lucha contra el FMI, como su participación en actividades de la Autoconvocatoria por la Suspensión del Pago y la Investigación de la Deuda. Al mismo tiempo polemizamos sobre su conducta ambivalente con el gobierno, al cual critican pero con el que no terminan de romper.
En conclusión, se trató de una iniciativa importante para el movimiento piquetero combativo, en la búsqueda de tender los puentes necesarios para confluir con los trabajadores ocupados. Iniciativa “por arriba” que solo sirve si se la utiliza para incentivar la unidad por abajo, yendo a la búsqueda de los sectores que protagonizan experiencias de lucha. El encuentro de los trabajadores y el pueblo que tendrá al SOSCh -sanitarios de Chaco- como anfitrión en julio, es nuestra apuesta principal en esa dirección.
Agustín Damaso
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