Estatales Rosario - Enfrentar el hambre y la precarización

Martes, 15. Marzo 2022

La sociedad fue testigo de cómo en los últimos dos años de pandemia los trabajadores de los sistemas de emergencia le pusieron el cuerpo a la situación, con el overol y saliendo a laburar, poniéndose al frente.

Golpeado por la demanda, la desinversión y la falta de gestión, la tensión se transfiere directamente a quienes salen a trabajar día a día para sostener el servicio de cara a la población. El SIES (Servicios de Emergencias y Traslados) de la provincia de Santa Fe se convirtió en un sistema vapuleado.

Como contrapartida surgió en Rosario un cuerpo de delegados que encabeza los reclamos del sector. Se reclama así el pase a planta de los compañeros precarizados, el postergado cambio de agrupamiento para los choferes de ambulancias, el reparto de la ropa de trabajo y la protocolización de los móviles no medicalizados, entre otras demandas.

Mientras el gobernador Perotti y los paritarios de ATE Verde-Blanca y UPCN cierran un miserable aumento salarial de 46% en cuatro cuotas, el sector de Niñez, Adolescencia y Familia continúa la lucha contra el hambre y la precarización.

La paritaria cerró a la baja certificando una vez más la entrega realizada por Hoffman y Molina, paritarios pero a la vez integrantes del frente que gobierna. Lo que quedó establecido es el techo de esta negociación a la baja que en adelante se va a trasladar a las instancias jurisdiccionales del resto de los sectores, en las que seguramente tampoco haya avances prometedores.

Las y los trabajadores del sector, junto a la Junta Interna de ATE Niñez Rosario vienen encabezando la pelea con un plan de lucha sostenido desde hace semanas. En uno de los ministerios más bajos y con mayor número de precarización, en la Secretaria de Niñez los salarios de miseria muchas veces no llegan a cubrir la Canasta Básica Total y en otro tanto de los casos, la superan solamente por $800, sin obra social, aportes jubilatorios ni previsionales, afectando no solamente al gran número de precarizados, sino al conjunto de las y los trabajadores con esta degradación de las condiciones laborales, impactando directamente con la calidad del servicio que dícese ejecutar. Y quienes la pagan son tanto los trabajadores como la población con la que se trabaja, porque cuando alguien trabaja a la par por la mitad de lo que gana el de al lado entendés que algo no está bien, que no se puede exigir calidad institucional así como no se puede usar un auto con tres ruedas. Luego se refleja en intervenciones sin hilo, en falta de personal para abordar cada situación, quedando la infancia y adolescencia postergada, una vez más.

El 7 de marzo fue la más reciente de una serie de acciones de lucha que viene impulsando el sector. En la previa a un nuevo 8M a su vez las trabajadoras protagonizaron una jornada de visibilización poniendo como eje la deuda con aquellas mujeres, que siendo sostén de familia muchas veces en soledad, y aún sosteniendo de dos a tres trabajos, no llegan ni a cubrir las necesidades básicas. Con asambleas semanales, jornadas de paro y movilizaciones activas el sector de trabajo viene saliendo al encuentro del debate desde principios de febrero, anticipando que cada acuerdo (del FMI o de paritarias) viene siendo una nueva claudicación al bienestar de la sociedad, de quienes trabajan para la niñez, principalmente de aquellas familias empobrecidas, como la de muchos de los compañeros y compañeras de trabajo. La deuda es con los trabajadores y el pueblo, más aún con las de este sector tan postergado.


Piki Ramírez

Martes, Marzo 15, 2022 - 09:45

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