UNC - Unas elecciones hechas a la medida de los Aparatos

Las elecciones generales de la Universidad Nacional de Córdoba han concluido el viernes 12 de noviembre con el ballotage decanal en la Facultad de Psicología. En medio de un lentísimo retorno a la presencialidad en algunas áreas administrativas e inclusive académicas, los comicios fueron la primera actividad masiva luego del inicio de la cuarentena en 2020.

En estas elecciones se jugaron la conducción de todos los decanatos, Centros de Estudiantes e integrantes de Consejos Directivos y del Consejo Superior. Pese a la magnitud de las elecciones, en lo que constituye el tercer distrito con mayor cantidad de votos de la provincia (después de Córdoba Capital), no hubo cambios cruciales en la correlación de fuerzas. De hecho, en lo que respecta a los decanatos, fueron reelegidas las fuerzas oficialistas en todas las facultades salvo en Psicología, donde finalmente se impuso el radicalismo.
A nivel estudiantil, la tendencia se mantuvo. La Franja Morada logró sostener con comodidad los Centros de Estudiantes que dirigía y además ganó en las facultades de Arquitectura y Ciencias Químicas. Por su parte las fuerzas que responden al PJ cordobés, en alianza con Sur y el MNR, lograron avanzar a nivel estudiantil renovando la conducción en Psicología y Exactas y ganando los centros de Odontología, Sociales y Artes. De esta forma, las organizaciones estudiantiles ligadas al rectorado (UCR-PJ) se afianzan como la conducción mayoritaria de los Centros y del Superior en donde tienen 9 bancas de 10.
Uno de los grandes derrotados fue el kirchnerismo universitario, cuyas aspiraciones para volver a ser conducción del rectorado se vuelven cada vez más remotas. A nivel estudiantil, las agrupaciones ligadas al kirchnerismo no solo fueron desplazadas del segundo puesto en el Superior, sino que además perdieron la conducción de varios centros. De esta forma, La Bisagra (MPE) no modificó la tendencia a la baja que viene registrando desde hace varias elecciones.
Todo esto es fiel reflejo de unas elecciones hechas a medida de los grandes aparatos de la universidad. En donde lo que primó fue reacomodar el mapa de cargos en vistas de las próximas elecciones de Rector en 2022. Tanto el método de elección (con la flamante incorporación del voto postal) como el uso de medios oficiales y de varios millones para la difusión de propaganda fueron las que permitieron la victoria del oficialismo.
En estos resultados también influyó la falta de discusión política y el vaciamiento de los espacios de organización. Una tendencia que se venía dando en el último tiempo, pero que con la virtualidad se agudizó. A nivel estudiantil, por ejemplo, se volvió aún más claro cómo los Centros de Estudiantes se convirtieron en meros espacios de gestión que administran la miseria presupuestaria y están más interesados en el manejo de las cajas de las Facultades que en impulsar la lucha para mejorar las condiciones de cursada.
Desde la 29 de Mayo se llevó adelante una gran campaña durante las elecciones, aprovechando el regreso de la presencialidad durante esa semana para debatir sobre la situación de la educación pública en nuestro país y la salida a la crisis. Más allá del resultado electoral positivo en la Facultad de Filosofía (donde se mantuvo la Secretaría de Condiciones de Cursada del Centro y se ganó una consejera en el Consejo de Escuela de Historia) el momento de reencuentro con cientos de compañeros y compañeras fue aprovechado para escuchar las distintas situaciones que vienen atravesando y plantear la necesidad de organizarse por mayor presupuesto.
Allí estuvo la contracara del resultado electoral, porque si bien es cierto que se impusieron sectores responsables o cómplices del ajuste en marcha, eso no significa un aval a la política educativa actual. De hecho, la sensación general a nivel estudiantil era de desconcierto y de enojo ante al abandono estatal durante la pandemia. Por eso, no es menor que todos los espacios hayan tenido que ocultar sus propuestas políticas generales para tener que renovar sus conducciones.

Poner de pie al movimiento estudiantil

El calendario de acá en adelante nos trae diferentes hechos políticos de los cuales el estudiantado no puede quedarse al margen. Antes de cerrar el año el gobierno nacional buscará cerrar un acuerdo con el FMI, el cual ya sabemos que es sinónimo de ajuste para los sectores populares. En esa misma línea se votará un Presupuesto 2022 que desde el vamos plantea grandes recortes en la educación pública. A esto se le suma el anuncio de la vuelta a la presencialidad en las universidades, pero sin ninguna partida presupuestaria.
Por eso, es nuestra tarea como parte del movimiento estudiantil impulsar la organización de diferentes formas de coordinación y debate. Dando pasos firmes en dirección a que la UNC se tiña de la lucha de afuera. Junto a esto, seguir enfocando en el rol del estudiante como parte del pueblo empobrecido cuya única salida es luchar en las aulas y en las calles contra el ajuste y por mejores condiciones de vida.  
 
Emilio Arias