Editorial - Un camino antipopular y sin salida

Lunes, 17. Mayo 2021
Editorial - Un camino antipopular y sin salida

Mucho viaje y pocas nueces

La gira presidencial a Europa no arrojó mayores resultados. Se reafirmaron los acuerdos efectuados por Guzmán unos días antes respecto al vencimiento de los U$S 2.400 millones adeudados al Club de París, como también se explicitó el compromiso de lograr un arreglo con el FMI. El mayor gesto político de Georgieva, como presidenta del Fondo en su reunión con Alberto Fernández, fue reconocer por escrito que la negociación con Argentina sigue abierta, y de tal forma cumplir con el requerimiento pergeñado por la institución europea para extender la prórroga solicitada al menos por un semestre. Frente al consenso de los gobiernos de los países visitados fue necesario ratificar repetidamente la vocación de pago para evitar el default, a la vez que intentar mejorar condiciones respecto a los tiempos e intereses en los vencimientos de una deuda global que a todas luces resulta impagable. En todo caso, la intención fue abrir el juego antes de llegar a Estados Unidos, donde además de las cuestiones financieras apuran los condicionamientos políticos, centralmente las relaciones e influencias cada vez más acentuadas en la región por parte de capitales chinos y rusos. En abril, la visita a Olivos de Juan González -consejero de seguridad de Joe Biden- expresó tal preocupación, además del intercambio sobre las vacunas.   

Fernández escapó por unos días de la erupción interna y se llevó consigo al vapuleado ministro de Economía, en un intento de volver con la iniciativa recuperada y con logros que sirvan para recomponer o entusiasmar a la tropa. Más allá de las dispensas y de las advocaciones vaticanas, no se puede encontrar afuera lo que en definitiva son limitaciones que surgen del propio plan, que no contempla ninguna reforma estructural, se acuerda el pago con los bonistas, no se generan fuentes de trabajo, ni se recuperan palancas productivas, y en su defecto se pretende hacer pasar una política de empobrecimiento y de ajuste “regulado” que en los hechos es un ajuste brutal. 

La inflación no es el único problema

El problema de la inflación, que pareciera insoluble en el país, es una política central que se acentúa con uno u otro gobierno porque ninguno quiere ir a fondo contra el capital monopólico concentrado. Demasiados eruditos económicos opinando sobre la macro, el déficit fiscal, el ajuste u otras variables, pero ninguno pretende cortar con la base productiva controlada por las multinacionales y el capital financiero. Este gobierno que asumió con el mandato de cambiar las políticas neoliberales acentuadas por el equipo anterior no solo no lo hace, sino que le cuesta cada vez más diferenciarse porque apela a los mismos instrumentos que achican el país: ajustan el salario, no ponen límites al saqueo y generan cada vez más pobreza. 

Tal es el caso de la emisión de billetes cercana ya a $ 2,5 billones como política de auto financiamiento y sin mayor respaldo. Entre otras, también es causa de inflación. Resulta que el factor determinante en los gastos que agrandan el déficit fiscal que tanto preocupa, son los intereses que se pagan por Leliq y Pases instrumentadas por el Banco Central. Un negociado en el cual solo participan las entidades bancarias y financieras, cuyos beneficios por este concepto aumentaron 67% en el año. Aún resuena el discurso presidencial cuando prometió desarmar las Leliq y destinar esos montos a mejorar la situación de los jubilados. En marzo pasado el pago por intereses fue de $102.000 millones, y desde que asumió Fernández dichas letras crecieron 220%. Los jubilados aún esperan, sobreviviendo con un mínimo por debajo de la indigencia.

La inflación de abril fue 4,1% y con ello el acumulado del cuatrimestre alcanza 17,6%. Es decir, por encima de la mitad del 29% presupuestado para todo el año, con lo cual todos los convenios firmados con esa referencia quedan torpedeados. Su proyección interanual ronda el 50% y mete presión sobre la cotización del dólar. El riesgo de una escapada previa a las elecciones, frente a tanta volatilidad, siempre estará presente. La escalada en los precios absorbe la mayor parte de los ingresos familiares, pese al control y los acuerdos con las grandes empresas,. En el caso de la carne, prácticamente inaccesible, aumentó  65% promedio desde abril 2020, pero en el corte de asado fue de 96%. El impacto de los precios se notó fuerte en su consumo, que históricamente giró en 60 kilos promedio en el año: se redujo a 45 kilos por habitante. 

Un viento de cola que no alcanza

El salto experimentado en los precios del mercado internacional de los commodities es recibido saludablemente en la gestión. La soja arriba de U$S 600 impulsa una fuerte suba en la recaudación. Se calcula en U$S 38.000 millones el total de campaña, superando los U$S 33.000 millones que se exportaron en 2011/12. Significan ingresos adicionales por U$S 10.500 millones, que le acercan al gobierno recursos con los cuales intentar sostener la atrasada la cotización del dólar oficial, atemperar posibles disparadas y también intervenir en el traslado a precios del mercado interno. Cómo aplicar dicho diferencial también es parte de las internas que se reflejan en el Frente de Todos, ante una crisis subyacente que se agravaría en caso los resultados electorales fueran adversos. 

Con las tarifas, en lugar del 15% definido por Guzmán, el aumento oficial de la electricidad fue de 9% según la orden bajada desde la vicepresidenta. Previamente el ministro había pedido la renuncia -no concretada- del subsecretario de energía Federico Basualdo. Entre 2013 y 2015, los subsidios energéticos fueron de 3 a 3,5% puntos del PBI. El gobierno de Macri los bajó al 1,4% en 2019 pero recibió fuertes rechazos ante los ajustes acumulativos superiores a 2000% en algunos casos. Guzmán pretende llegar al 1,7% del PBI, según lo fijado en el presupuesto. Con lo cual esa diferencia que no se traslada al usuario en lo inmediato, se posterga hacia adelante. Las empresas energéticas presionan para obtener a cambio mayores subsidios, con lo cual los efectos sobre el déficit fiscal no serán tan distintos. En el fondo las desaveniencias surgen más por la oportunidad, dada la frágil coyuntura, que por la negativa real a los aumentos. 

Tampoco prosperó el compromiso por el que los salarios y jubilaciones le ganarían a la inflación este año. Desde el arranque fueron a contramano el plan y el presupuesto aprobados, siendo los trabajadores los principales afectados. Enmarcado en el acuerdo con bonistas y acreedores a la vez que en una visión subestimativa del movimiento de masas, y más allá de las contingencias y la precariedad sanitaria puesta al descubierto con la pandemia, lo que vinieron fueron políticas que en lugar de incentivar el mercado interno prolongaron la recesión, incrementaron la pobreza y la desocupación y otorgaron impunidad a quienes cometieron el desfalco durante el gobierno anterior. 

Tan solo un parche, pero con la idea de “poner más dinero en el bolsillo de la gente”, el ministro Arroyo dispuso el aumento de la Tarjeta Alimentar hasta $12.000 para madres beneficiadas. El cuestionamiento partió de propios funcionarios e integrantes del espacio -Pérsico, Grabois, Castro-, porque en lugar de orientar ese dinero al consumo “correspondía que vaya al trabajo y a la economía familiar”.  Un debate de baja estofa  frente a las necesidades y el abandono en que se encuentran miles de jóvenes y desocupados producto de políticas con sesgos fondomonetaristas. En definitiva, el reflejo de un programa que no está a la altura de confrontar con las corporaciones o monopolios para ponerlos en caja y recuperar los recursos como sostiene el discurso; tan solo administrar mejor la pobreza. En ese marco todos buscan posicionarse internamente para dirimir espacios dentro de la coalición gobernante. 

Pasaron 17 meses y no hay nada concreto para mostrar. La pandemia complicó, pero las torpezas, la complicidad y la incapacidad del gobierno para obtener o forzar conductas a laboratorios y/o grandes grupos privados agravó el cuadro. Duele la pobreza y sobre todo la falta de perspectivas en un país donde los recursos se direccionan en sentido contrario al bienestar popular. Están en juego las legislativas de noviembre y eso desvela al equipo oficial. La política de congelar las tarifas o el mismo paso atrás que significó la rehabilitación de los 50.000 planes Potenciar Trabajo que inicialmente pretendieron quitar, van en sentido de menguar penurias y evitar un descontento mayor. La contención que religiosamente desplegaron la CGT, la CTA y la UTEP sobre los trabajadores se desfleca en la medida en que se agrava la situación. La derecha rancia de Cambiemos que viene de un rotundo fracaso y nada nuevo tiene para ofrecer, aprovecha para torpedear y confundir montada en los propios errores del oficialismo.  

Cuando los pueblos dicen basta

No resultan indiferentes para ningún gobierno de la región los hechos de Colombia. Justamente la insistencia en planes de ajuste monitoreados por el capital financiero que descargan la crisis sobre el pueblo, obró como detonante del levantamiento. El año anterior sucedió en Chile, y antes en Ecuador; también cabe mencionar la movilización hace unos meses en Paraguay. La rebelión va contra la pobreza, el endeudamiento, el bastardeo y la extranjerización de la economía. Y es también señal de agotamiento del capitalismo monopólico y del régimen político en la región. 

En otra escala, pero señales al fin, está el descontento creciente en franjas de la población hartas de no poder vivir dignamente ni poder planificar con derechos igualitarios, en un país que debería ser libre y soberano. Hartas de un régimen político que se renueva cíclicamente sin resolver el retroceso y la decadencia que se arrastra por décadas. De tal forma que la protección del medioambiente y la defensa de las riquezas naturales contra el saqueo de las multinacionales, depende de la rebeldía y la lucha popular antes que de sus referentes políticos, tal como sucedió oportunamente en Córdoba con Monsanto, luego en Jáchal, en Chubut y actualmente en Andalgalá. Fueron los propios pueblos quienes impidieron con la acción directa los latrocinios y confabulaciones de los propios gobernantes. En tal sentido, los trabajadores de la salud en Neuquén fueron protagonistas centrales junto a la solidaridad del pueblo, y consiguieron arrancar un 53% de aumento, luego de 20 días de cortes, piquetes y paro alrededor de Vaca Muerta. La posta, con sus propios perfiles, continua: además de múltiples paros y reclamos en hospitales del país como de piqueteros por trabajo y alimentos, fue tomada de alguna manera por los choferes autoconvocados en el Amba, que superando el boicot de sus propias direcciones sindicales, exigen salarios de $ 100 mil y vacunas para todas las líneas. 

Transcurre mayo con sus gestas históricas. Y así como no dan tregua la desocupación, el ajuste, la entrega y la pobreza, deben ser puestas en primer plano todas las peleas reivindicativas en curso, resaltando la lucha por exigir la suspensión del pago de la deuda externa y por recuperar el manejo soberano de nuestros ríos, puertos y buques, como parte de un programa concreto, a la vez que señalar un camino de intervención obrero-popular como enseña el Cordobazo.   

Andrés Zamponi

Publicado en: 
Lunes, Mayo 17, 2021 - 22:15

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