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Desde hace varios años dijimos que el hambre y la desocupación llegaron para quedarse. En los últimos cuatro años ese pronóstico se notó con más firmeza, frente a un gobierno formado por un alto porcentaje de gerentes de las más diversas actividades.
El fracaso del gobierno de Macri, tanto política como económicamente, fue contundente. Se van después de cuatro años sin cumplir con ninguno de los puntos salientes de su propuesta de campaña electoral 2015. En el camino quedaron: fábricas cerradas, locales comerciales que bajaron sus cortinas, ingenios y fincas que dieron de baja a sus trabajadores. El tarifazo fue aterrador, los alimentos no paran de aumentar, la desocupación al día de hoy supera el 10 %, mientras la indigencia y el hambre están alrededor del mismo número. Todo ello sin olvidarnos del deterioro de la educación, la salud y la falta de viviendas. El gobierno del clan Macri fue verdaderamente maligno y con un elevado desprecio para los que menos tienen.
En este cuadro, las organizaciones piqueteras que conformamos el Frente de Lucha, hemos podido romper con el aislamiento que la ministra Stanley y su gabinete había intentado aplicar a quienes no suscribimos los pactos que propusieron. Frente a ello, el plan de lucha llevado a cabo resultó contundente. Hubo movilizaciones a Desarrollo Social, corte de autopistas y metrobus, se realizaron varios acampes de 24 y 48hs en CABA como en localidades de las 20 provincias, desde las zonas australes hasta el NOA, el NEA y el Litoral, en los cuales además se realizaron ollas populares, piquetes en puentes carreteros, rutas nacionales y provinciales e importantes avenidas y plazas.
En cada actividad se entregó un petitorio exigiendo al gobierno pan y trabajo. Con las multitudinarias movilizaciones de miles de mujeres y hombres desocupados en todo el país fuimos logrando la participación en programas de empleo, la recepción de alimentos para merenderos y comedores (aunque no en forma regular), productos navideños, entre otros. Si bien los responsables de las organizaciones en lucha siempre fuimos recibidos en las diferentes dependencias estatales, los interlocutores pertenecían a una segunda línea ministerial y nunca pudimos hacer nuestros reclamos a la ministra. Esa veda impuesta por el macrismo a las 17 organizaciones piqueteras del Frente de Lucha, fue debido entre otras cosas a que este sector piquetero no fue parte del acuerdo de gobernabilidad firmado el 24 de noviembre del 2016 por un conjunto de dirigentes que se comprometieron contener a su militancia durante el mes de diciembre que se acercaba y así evitar todo tipo de reclamos callejeros, lo cual repitieron sistemáticamente durante los años de Cambiemos. A cambio de esta pacificación esas organizaciones recibieron miles de planes y subsidios.
Nuestro compromiso es continuar en las calles, defendiendo el derecho de los compañeros desocupados, exigiendo trabajo genuino para todos y fundamentalmente para los miles y miles de jóvenes que están en condiciones de incorporarse al mercado. Si el nuevo gobierno no pone en marcha el aparato productivo -la industria y el campo- deberá abrir en forma universal los programas de empleo para que todos los desocupados sin excepción, para que dispongan de un subsidio que no sea inferior al valor de la canasta de alimentos. Porque no vamos a permitir que la crisis la paguen los más humildes con hambre y miseria. Si bien groseramente Pichetto dijo que fuimos los desocupados que inventamos el hambre, ese energúmeno debe saber que 1 de cada 3 niños están desnutridos por falta de una alimentación acorde a sus edades: este lamentable porcentaje es responsabilidad del gobierno saliente y su política de ajuste.
Las necesidades son hoy. En lo inmediato, con la disparada de la inflación de las últimas semanas, el año va a terminar con una mayor agudización del problema del hambre. Para los desocupados y los más pobres, la implementación de medidas de emergencia es urgente. La sanción de la emergencia alimentaria, si bien sirvió para hacer más visible el tema, no es suficiente ya que los tiempos de aplicación de la ley no van en sintonía con el hambre de las familias. Para darle solución a ello es fundamental volver a las calles para hacer sentir estos reclamos. Hay que trabajar con las organizaciones que no le firmaron el cheque al gobierno entrante para darle forma a un plan de acción en base a este planteo.
El sector combativo del movimiento piquetero no abandonó la pelea en ningún momento: ahora es tiempo de redoblar el esfuerzo para que las necesidades de los de abajo marquen el ritmo de la transición política.
Oscar Kuperman
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