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¿Qué pasa con las vacunas?
En el mes de junio se conoció el segundo caso de rubéola en la Argentina en lo que va de 2019, una enfermedad que había sido eliminada del país en 2009. Se trata de un chico de siete años en la CABA que no estaba vacunado.
Desde 2017 que la Sociedad Argentina de Pediatría, la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología, sociedades científicas, ministros de Salud de las provincias, vacunadores, la comunidad y hasta la Defensoría del Pueblo de Nación vienen emitiendo reclamos, denunciando y alertando el faltante y la distribución irregular tanto de vacunas como de los insumos necesarios para su aplicación.
En los últimos años, el porcentaje de niños vacunados contra diferentes enfermedades bajó en la Argentina. Es el caso de la cobertura contra la meningitis, la tuberculosis, la polio, la difteria, el tétano, el sarampión, la rubéola y la hepatitis, entre otras, de acuerdo con los datos oficiales de la Secretaría de Salud de la Nación.
Un documento oficial pone en números la caída registrada en la compra de dosis. En el caso de la vacuna quíntuple, que protege contra la difteria, el tétano, la tos convulsa, la hepatitis B y Hib que se debería dar a los seis meses, la cobertura en la tercera dosis pasó del 93,9% en 2013 al 88% en 2017 (último dato disponible). La vacuna que combate el sarampión, por otro lado, pasó de una cobertura del 93,6% al 90,2% en la primera dosis, y una de las mayores caídas se registra en la vacuna contra la hepatitis A, que pasó del 97% al 87.5% en esos mismos años. Además, la cartera sanitaria porteña informó que en 2018 recibió sólo 95.040 dosis de la vacuna antimeningocócica cuadrivalente conjugada, de las 215.261 programadas, lo que equivale a un 44% de lo planificado.
Cambiemos admitió que desde que está en el gobierno, el Estado viene adquiriendo cada vez menos vacunas. Explicando que “se debe a una serie de factores que incluyen problemas financieros, circuitos de compra complejos, provisión limitada y dificultades con los trámites de aduana, entre otros”. Y hasta justificando la reducción de compras, con supuestos “sobrantes de stock anteriores”, lo cual es cuanto menos ridículo.
Sobre este tema, integrantes de la Comisión Nacional de Inmunizaciones señalaron en reunión con representantes del gobierno “que la falta de transparencia en la información, sumada a la discontinuidad en la entrega, provoca pérdida de credibilidad y genera decenas de miles de oportunidades perdidas de vacunación”.
Lo que el gobierno quiso mostrar inicialmente como un problema ligado a cuestiones de logística es en realidad el resultado de una política restrictiva y de vaciamiento del sistema de salud público. En este sentido es que se intenta avanzar con la CUS (Cobertura Universal de Salud) ampliamente rechazada por los profesionales del sistema sanitario y también la degradación del Ministerio de Salud a Secretaría, el recorte de las partidas presupuestarias y el desfinanciamiento al sector en su conjunto.
El impacto del plan de vacunación «es categórico y definitivo» porque implica que ciertas enfermedades no requieran más internaciones o cirugías. Tras la incorporación de la vacuna contra la Hepatitis A en 2005, en 2008 se dejaron de hacer trasplantes de hígado por dicha enfermedad. Esta política pública permitió además evitar más de 12.800 internaciones por año a causa de neumonía bacteriana en niños menores de 5 años. Las vacunas no son un tipo de intervención individual. Solo sirven si cubren una tasa de inmunización alta. Es el efecto rebaño: si más del 90% de la población está inmunizada, no hay terreno para que circule la enfermedad contagiosa.
Que nuestro país tenga un buen calendario de vacunación no alcanza en el dicho, se necesita una política integral que garantice derechos, que compre insumos, financie los programas y facilite el acceso. La faltante de vacunas deja a las claras una vez más que, tanto para el gobierno de Cambiemos como para los laboratorios y multinacionales que especulan con insumos y precios, la salud no es una prioridad.
Son los trabajadores y trabajadoras del sistema de salud, estudiantes y el pueblo en su conjunto los únicos que pueden condicionar esta pulseada, saliendo a las calles y organizando en s hospitales y centros de salud, para hacer cumplir el derecho popular al acceso irrestricto a la salud.
Milena
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