La marcha federal de la Unidad Piquetera fue un evento político de trascendencia histórica. Cientos de miles de compañeros y compañeras se movilizaron a lo largo y a lo ancho del país, demostrando... Ver más
Con bronca sin pan ni trabajo, no es tiempo para circo

A 40 días del cierre de listas, los problemas de vida reclamos y luchas gremiales preocupan mucho más que el intento de unidad nacional que pretende el gobierno. Nada creíble por cierto: un llamado institucional a poco de terminar el mandato y cuando los tarifazos, despidos precios e inflación castigan sin misericordia los intereses populares. Intento desesperado por llegar abrazados a Wall Street, antes que las puebladas irrumpan como signo de época y condicionen, más allá de los resultados, quien paga los costos del ajuste y el saqueo en curso. Nunca tan distante el falso discurso allí arriba, con las necesidades broncas y sufrimientos, allí abajo.
La disputa central está en la calle
Los efectos del paro y movilización el 30 de abril fueron mayores a los cálculos de sus propios organizadores. En Capital y Conurbano la actividad fue casi nula, más allá del ninguneo desde el oficialismo o la tapadera montada por los medios con los sucesos en Venezuela. El boicot de la CGT entró en crisis, visto los resultados y la fuerte presión de bases en los gremios que no convocaron, de tal forma que la burocracia de UTA Fernández, fue desbordada con la adhesión de los obreros en la mayor parte de líneas del conurbano. El hecho más destacable en el actual escenario de crisis, estuvo marcado, en primer lugar por el protagonismo obrero y popular que se adueñaron de las calles, en segundo lugar por acciones independientes al acto discursivo en plaza de mayo como lo fue el corte de Puente La Noria, y otros, encabezado por los choferes, y en tercer lugar la certeza para muchos que: para terminar con esta ignominia del macrismo-FMI hay que profundizar el camino de los paros, cortes y movilizaciones como cuestión fundamental, antes que prolongar este saqueo en aras de tiempos electorales con resultados inciertos. Es tiempo de rebelión y por lo tanto, el acto como cierre de la medida donde muchos oportunistas se codean por figurar, no cambia el escenario en un país donde el auge de luchas se proyecta desde varios años atrás. El F21 de Moyano, las CTAs y Cayetanos que acompañaron, ponen la movilización al servicio del recambio electoral en octubre como si el problema fuera solo el modelo de inclusión y no la crisis del régimen político ni la matriz del capitalismo monopólico. No se trata de cambiar el modelo señores ni volver a repetir la alternancia que en los últimos 35 años de esta democracia arroja como saldo mayor pobreza y desocupación, degradación moral y entreguismo con pérdida de soberanía política y económica. Se trata de terminar con las crisis del capital monopólico e ir a fondo con el cambio del poder, para que los recursos crediticios, comerciales, económicos agrarios y energéticos, sean verdaderamente manejados por el pueblo y no por referentes políticos, en sus variados matices, de la burguesía claudicante.
Aprender del 2001
La cualidad central, visto la perspectiva, radicó en los gremios que pararon y en las acciones independientes de los trabajadores, incluidos escraches y agitación. La contundencia hoy, luego de tantas marchas, es el paro activo y con piquetes. No todos lo asumen así, muchos cambiaron el paro por la marcha. En 2001 la bronca popular estalló y puso las cosas en su lugar. En el presente los frenos de la oposición peronista, prolonga la agonía popular y hasta puede jugarles en contra. La rebelión es una política en desarrollo protagonizada por el pueblo, con más virtudes que defectos, pero que en temas esenciales como en el pago de la deuda externa, termina con la perorata de los buenos pagadores y fundamenta el destino de tales recursos a la recomposición del mercado interno. El default de aquel entonces, votado unánimemente por el parlamento, del que sobreviven aún varios levantamanos, sucedió poco después del 20 de diciembre.
El gobierno disimula la absorción de tal jornada en la misma línea que la burocracia de la CGT, “después del paro todo sigue igual”, mientras negocia con Daer y Martínez una enmienda para que los adicionales en días feriados no abulten en el pago del impuesto a las ganancias. La gobernabilidad, ya que no puede contener la movilización de calles, requiere al menos que la CGT con sus estructuras no impacten ni agranden el aislamiento del gobierno. Decretar paro el 1° de mayo, día del trabajador, más que obsecuencia, refleja los fuertes compromisos políticos y de clases de los jerarcas sindicales con las grandes patronales. Pretendidamente cubierto este flanco, con reglas en disputa y de contornos muy delgados para preservar la gobernabilidad, el macrismo juega su resto para impedir nuevas corridas cambiarias que puedan sepultar definitivamente el sueño reeleccionista.
La deuda es un fraude, no se debe pagar
En tal sentido la eliminación de las bandas cambiarias que ponían techo y piso en la cotización del dólar, y su remplazo por una abierta política de intervención del Banco Central, autorizado a vender todo lo necesario para contener otra disparada, corrige por cuarta vez las reglas acordadas con el FMI e institucionaliza definitivamente el carácter fraudulento de los préstamos acordados. Aquello que determinó el despido de Luis Caputo como presidente del Banco Central en 2018, acusado por favorecer la bicicleta financiera que fondos de inversión amigos practicaban para llevarse los dólares que el mismo FMI prestaba, ha vuelto a reponerse. Es decir que los dólares entrados pueden salir libremente, como ya lo vienen haciendo, merced a la legalización de wla mayor bicicleta financiera en que han derivado, en este caso, los U$S 57000 millones otorgados el año anterior. Entran y salen, de la mano de los mismos grupos, pero quedan registrados como deuda externa que el país luego deberá afrontar. Nada más ilegítimo. En los próximos 4 años suman U$S 130000 millones los compromisos de pago, entre capital e intereses. No hubo hasta el momento ninguna declaración del staff de la dirigencia política llamando a desconocer la misma.
El FMI como instrumento de dominación continental
La orden de Trump, ante el ruego de Macri, rompió con el decoro en el funcionamiento y dogmas habituales del FMI. Más allá de los enojos en algunos funcionarios obligados a desdecirse, el factor político, en este caso la fuerte caída en la imagen presidencial, apresuró la intromisión abierta desde Washington. Sobradas razones en la Casa Blanca para sostener aliados carnales como el ingeniero Macri, por su obsecuencia ciertamente, también para intentar doblegar la resistencia tenaz del pueblo argentino al ajuste permanente. Con las variables económicas descontroladas, recesión sin piso, inflación al cierre del primer cuatrimestre 16%, intereses 74%, capacidad productiva ociosa 53%, una nueva devaluación con todas sus incidencias en los precios y fragilidad del mercado, puede precipitar su caída. Por otro lado, crecen las chances de Cristina dentro de la oposición y ello también replantea alineamientos regionales distintos al intervencionismo descarado que, por ejemplo, implementó el macrismo acoplado a EEUU, violando el principio de autodeterminación de los pueblos, en el caso de Venezuela. La guerra comercial entre EEUU y China compromete toda la región. Los avales financieros o el boicot, que define el presidente yanqui, están determinados por el fuerte contenido ideológico y subordinación geo-estratégica que asuman los gobiernos latinoamericanos. De allí los afanes por sostener al macrismo e impedir que el pueblo con su lucha, se oriente en sentido contrario y sea quien defina su propio rumbo. Con ese respaldo, entre reservas y préstamos, sin límites para vender pretenden aquietar el mercado y alejar toda posibilidad de hiperinflación antes del escrutinio.
La unidad nacional, un globo pinchado
En un claro intento de recuperar la iniciativa, enderezar el barco y llegar competitivo en octubre, el gobierno llama a la unidad nacional. Al costado quedó, por ahora, el plan “V” esgrimido por empresarios y partes del Cambiemos clerical, para impulsar a la gobernadora Vidal como cabeza de lista. El reemplazo de Macri, devendría no solo de las encuestas diversas, también de los resultados preliminares en las provincias que lo posicionan lejos y en tercer lugar. Ni los propios aliados quieren quedar pegados con su candidatura, se desenganchan en las elecciones provinciales y tampoco lo convocan para los actos de campaña.
Los 10 puntos sugeridos como base de tal convocatoria e instalados por los medios con beneplácito de grandes empresarios, habla más que, por la escaza posibilidad de concretarse, de la desesperación oficial por oxigenarse, acordar gobernabilidad y ganar tiempo antes que la emergencia lo desmorone. A ese tal objetivo, la invitación del ex presidente español Felipe González, en un remedo de aquel pacto de la Moncloa, que le sirvió a la burguesía española post franquista. Colateralmente cooptar y comprometer a la dúctil oposición pejotista (Lavagna, Urturbey, Schiaretti) y eventualmente aislar el armado de Cristina Kirchner. Son los mismos 10 puntos revestidos que trató implementar el macrismo desde el inicio, y cuyo fracaso luego de tres años y medio buscan compartir. No por burda la propuesta insiste, entre otros, con los tres puntos nodales que la burguesía imperialista agita en la región para los gobiernos que vengan. Reforma laboral, reforma previsional, reconocimiento y pago de las deudas a los acreedores. Es decir, la crisis generada por el capitalismo mundial, la deben pagar los pueblos en cada país. Nada tan grotesco y a su vez tan difícil de implementar, frente a las luchas de los trabajadores y pueblos que vienen en alza. El hambre desocupación y pobreza no saben de hipocresía, ni de falsos acuerdos ni tampoco pueden esperar. La bronca debe estallar más temprano que tarde.
Sobran razones para nuevos Cordobazos
Al cumplirse 50 años del mayo de 1969, los ecos del Rosariazo, Tucumanazo y finalmente Cordobazo, traen a la reflexión y como bandera de acción la tan vital intervención de los trabajadores para cambiar el curso de la historia en este devenir de democracias domesticadas. La profundización y continuidad en los planes de lucha parciales o generales para quebrar el ajuste de Macri, se inscriben como parte de nuestro proyecto político, por otra democracia popular antiimperialista y revolucionaria.
Andrés Zamponi
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