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La universidad de Milani
Finalmente, el gobierno nacional creó la “Universidad de la Defensa Nacional”, un establecimiento educativo para la formación de militares y civiles que estará en la órbita del Ministerio de Defensa. En una votación más que ajustada y que generó rechazos dentro del propio Frente para la Victoria, el kirchnerismo logró (junto con aliados) que la Cámara de Diputados sancionará la ley. El objetivo, darle más poder a las Fuerzas Armadas.
El proyecto de ley presentado por el Ejecutivo y que llevó adelante el propio ministro de Defensa Agustín Rossi, dice en su articulado que la nueva Universidad deberá regirse bajo la misma normativa que la educación superior y defensa nacional, pero esto no quiere decir que estará bajo la órbita del Ministerio de Educación, sino que dependerá exclusivamente del de Defensa.
La ley prevé que el consejo directivo quede conformado por el ministro del área, el Jefe del Estado Mayor Conjunto, los jefes del Ejército, de la Fuerza Aérea y de la Armada, entre otros, lo que muestra que no podrá regirse bajo condiciones universitarias normales ya que implicaría romper la cadena de mandos. Esta curiosa adaptación a los órganos de gobierno universitario tira por la borda la pretendida cadena de mando en donde el poder político estaría por encima del militar, al poner a un funcionario nacional al mismo nivel de los principales jerarcas de las FFAA. No hay que ser demasiado lúcido para darse cuenta de que a César Milani, la situación le cae como anillo al dedo, al fabricar un entramado institucional y legal que le dará mayor autonomía a la fuerza bajo su mando.
El asunto es tan bochornoso que hasta hubo disidencias abiertas dentro del propio kirchnerismo, que presentó esta ley como parte de la política de “recomponer y reconciliar” a las Fuerzas Armadas, a las cuales se les pretende dar ingreso pleno en la vida democrática, eufemismos todos para devolverle legitimidad a una de las instituciones más repudiadas por el pueblo desde el final de la dictadura. Con el mismo cuento, el gobierno dice que busca insertar a las FFAA en tareas comunitarias y sociales, como lo está haciendo en el conurbano a través del Plan Nacional de Abordaje Integral (AHI), avanzando de esta forma en la militarización de las barriadas.
Al mismo tiempo aumentó el presupuesto de inteligencia del Ejército -actividad que viene creciendo a expensas de la inteligencia civil- y sigue espiando a trabajadores y a organizaciones políticas y sociales. En un panorama conflictivo, la posibilidad de recurrir a las FFAA para que intervengan en la calle es osada pero también plausible.
Es cada vez más evidente que Cristina Kirchner apuesta a Milani como un pilar de su estructura política de aquí al final del mandato, lo cual redunda en mayor influencia y poder para el general acusado de genocidio. La lucha consecuente de los organismos de derechos humanos no cooptados, junto a las organizaciones políticas y sociales combativas, será el freno para estos experimentos.
Marcela Stein
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