Medio Oriente - La “guerra de los 12 días”, con final abierto

Miércoles, 9. Julio 2025
Medio Oriente - La “guerra de los 12 días”, con final abierto

Tras doce días de combates abiertos la guerra entre Irán e Israel no ha encontrado su desenlace. ¿Anticipaba Irán la posibilidad de que Israel lanzara una guerra integral contra la República Islámica? La sumatoria de distintos objetivos logrados por Israel, incluidos varios oficiales de la cúpula militar y diferentes cuadros científicos del complejo nuclear, hacen suponer que no, y lo cierto es que probablemente esto fuera lo que envalentonó al sionismo tras su “ataque preventivo”. Sin embargo, a poco de andar, la tortilla se dio vuelta, al punto de obligar a Estados Unidos a actuar por mano propia tanto en salvaguarda de la lluvia de misiles lanzados por Irán contra las principales ciudades y puntos estratégicos de Israel, como en el precipitado ataque yanqui contra el complejo de enriquecimiento de uranio, resguardado a una profundidad donde los proyectiles arrojados por los bombarderos furtivos parecieran no haber causado daños significativos.  

Ahora bien, la entrada directa de Estados Unidos en el conflicto armado ha alterado la dinámica de esta guerra fugaz, transformando lo que antes era una chance poco probable en una realidad cierta para toda la región, lo cual tendrá enormes repercusiones tanto para el equilibrio de fuerzas como para el propio proyecto sionista.

Lo cierto, es que el conflicto estallado entre Irán e Israel -bautizado a sangre y fuego-, no es un hecho primario. Se trata, por el contrario, de una “escaramuza” dentro de una pela principal, la pelea de largo aliento entre Estados Unidos y el país persa.

Un conflicto con historia

Cuando la revolución derrocó a la monarquía del Sha Mohammad Reza Pahlavi, piedra angular de las políticas yanquis y sionistas en la región, el nuevo gobierno iraní temió que Estados Unidos intentara repetir lo sucedido en 1953, cuando sus servicios de inteligencia lograron orquestar un golpe de Estado que frustró la revolución de Mossadegh y reinstauró a la dinastía Pahlaví en el poder, lo cual provocó una escalada de tensiones que preludiaron el asalto a la embajada estadounidense en Teherán por parte de un grupo de estudiantes rebeldes, la toma de rehenes dentro de la misma y, finalmente, el rescate del Sha por parte de Estados Unidos, para salvarlo del juicio y segura condena en Teherán.

Es sabido que tras el asalto a la embajada y el ascenso de la república, Irán evitó una confrontación directa con Estados Unidos e Israel. Sin embargo, distintos factores contribuyeron a alimentar e intensificar las diferencias hasta llegar al reciente choque directo. Según el politólogo egipcio Hassan Nafea estos factores incluyen el papel jugado por Estados Unidos e Israel para arrastrar a Irak a una guerra contra Irán, la cual se extendió por ocho años durante los cuales Irán reactivó el programa nuclear emprendido por el Sha con el auspicio en su momento de los propios Estados Unidos; los repetidos ataques israelíes contra el sur del Líbano y el pueblo palestino que llevaron a Irán a brindar ayuda a Hezbollah tras la ocupación israelí de Beirut en 1982 y a Palestina tras los incesantes ataques sionistas contra la Franja de Gaza; la ocupación yanqui de Irak en 2003, que hizo posible la penetración y diversificación de la influencia iraní en la región; y el impacto de la "Primavera Árabe" en distintos países de la zona, que llevó a Irán a establecer una especial atención a las guerras civiles desatadas en Siria y Yemen.

Cabe destacar que durante muchos años, especialmente tras el ascenso Benjamín Netanyahu, Israel reiteró la afirmación de que Irán representaba una amenaza existencial para el proyecto colonialista del sionismo, debido a sus programas nucleares y de misiles, y a su continuo apoyo a Hezbollah y a las facciones palestinas armadas.

Aun así, Israel no se atrevió a lanzar una guerra abierta contra Irán sino hasta que la participación directa de Estados Unidos estuviera garantizada. Por eso, en la antesala de este choque entre Irán e Israel, el conflicto adoptó otras formas, incluyendo las guerras indirectas contra Hezbollah en Líbano, contra Hamas y la Yihad Islámica en la Franja de Gaza, y contra objetivos específicos en Siria. En este punto, la guerra cibernética y de inteligencia artificial, dieron lugar al asesinato de un gran número de científicos nucleares y líderes militares, tanto dentro como fuera de Irán. Finalmente vino el "Diluvio" que trastocó la situación en la región.

La práctica como criterio de verdad

En este punto del conflicto el sionismo afirmó que Israel fue capaz de eliminar las armas iraníes por sí solo y que sólo recurrió a Estados Unidos cuando necesitó cortar la "cabeza de la serpiente". Sin embargo, lo cierto es que Netanyahu utilizó el "Diluvio de Al-Aqsa" para convencer al anterior presidente norteamericano Biden de la posibilidad de eliminar la república islámica, y luego atraer Trump a una guerra directa y abierta.

En los hechos, Biden no sólo proporcionó dinero, armas e inteligencia a Israel, también llegó a participar en operaciones militares directas, calificadas como "defensivas". En cuanto a Trump, éste no se limitó a dar luz verde a Israel para lanzar una guerra abierta contra Irán; autorizó el uso de aviones estratégicos para atacar las instalaciones nucleares de Fordow, Natanz e Isfahán, significando, por primera vez en la historia, que Estados Unidos e Israel se hayan involucrado juntos en un conflicto armado, aún no resuelto.

Quizás sea demasiado pronto evaluar el resultado de esta guerra de doce días entre Irán e Israel, fundamentalmente porque el alto el fuego es frágil y no está claro si es estable y sostenible. Sin embargo, recordar los objetivos que Israel pretendía alcanzar permite trazar indicadores generales que podrían ayudar a determinar el curso de los acontecimientos en el futuro previsible. Esto quedó claro por la naturaleza del ataque inicial lanzado por Israel contra Irán en las primeras horas de la guerra, por decisión de Trump de que Estados Unidos asumiera la responsabilidad exclusiva de atacar los reactores nucleares iraníes (que Israel no pudo destruir), tras lo cual instó a Irán a admitir la derrota y firmar un acuerdo de rendición.

Estas declaraciones indican que el verdadero y último objetivo de la guerra era y sigue siendo derrocar al régimen iraní y no simplemente destruir sus programas nucleares y de misiles.

Dado que Irán no ha caído y que, de hecho, pareciera estar más fuerte que antes, se puede afirmar que no ha perdido, aunque no haya logrado una victoria decisiva sobre sus adversarios.

Si a esto se suma que el destino de las reservas iraníes de uranio enriquecido sigue siendo desconocido, que lo más probable es que estén intactas, y que Irán pudo continuar lanzando misiles y drones hasta el último momento, antes de la implementación del acuerdo de alto al fuego, la última palabra no está todavía dicha.

De hecho, su comportamiento indica que posee misiles más avanzados, aún no utilizados, lo que demuestra, claramente, que el régimen iraní aún tiene una fuerte capacidad de negociación y que la batalla militar que comenzó el 13 de junio puede haber terminado, pero la guerra aún no está decidida.

Los pueblos del mundo deben tomar el compromiso de movilizarse en denuncia de la política guerrerista de Israel, que representa un peligro latente para la paz del mundo, repudiando principalmente el genocidio que está llevando adelante en Palestina.
Jorge Díaz

Miércoles, Julio 9, 2025 - 19:00

Notas relacionadas

  • Reproducimos el comunicado que nos hicieron llegar los compañeros de la Comisión de abogados y familiares de los prisioneros políticos del Perú, que se encuentran realizando una campaña... Ver más

  • En el extenso pantano de la crisis brasilera, se impuso un cóctel ubicado en el extremo derecho de su régimen político. La tendencia señalada en la primera vuelta de las presidenciales terminó por... Ver más

  • Del recientemente celebrado acuerdo nuclear entre las potencias, Irán ha resultado victoriosa ganando terreno en la zona y reacomodando su poderío político territorial. Venciendo en primer lugar... Ver más