Cuatro semanas seguidas de movilizaciones cada vez más masivas, cortes de rutas, piquetes en las puertas de fábricas y refinerías de petróleo, y enfrentamientos abiertos con las fuerzas... Ver más
La OTAN en problemas
Cuando la coalición de ejércitos griegos comandados por Agamenón, entre cuyos combatientes se contaban Aquiles y Ulises, desembarca en las costas de Troya, hoy Turquía, sitiaron la ciudad y finalmente pudieron vencer sus defensas mediante el ardid del caballo que, entregado como presente, ocultaba en su interior a soldados griegos que abrieron las defensas al resto de su ejército que saqueó y destruyó la ciudad, bajo el pretexto, mitológico, de castigar la ciudad de Príamo por el rapto de Helena a manos de su hijo Paris.
Hoy sabemos que Troya existió y que varias veces fue asaltada, saqueada e incendiada por ejércitos reales, no ya mitológicos, y que esa la lucha por el control de los estrechos del Bósforo y Dardanelos obedecía a cuestiones bien concretas de geopolítica, rutas comerciales y acceso a materias primas. Si damos un rápida mirada a un mapa de Oriente Medio resulta claro el interés por el control de la zona: el paso por vía marítima, mediante los estrechos, del Mar Egeo (Mediterráneo) al Mar Negro y el paso, mediante los mismos estrechos entre Europa continental y las puertas de Oriente. El territorio del estado de Turquía mantiene en su territorio los mencionados estrechos y se encuentra en una posición privilegiada: entre los tres mares (Mediterráneo, Negro, Caspio) tiene a Europa al oeste, Asia central al este, Rusia al norte, y Medio Oriente al sur.
Con la derrota del Imperio Otomano en la Primera Guerra mundial (combatió como aliado de Alemania, el Imperio Austrohúngaro y Bulgaria) por parte de los aliados (Inglaterra, Francia, Rusia, Italia y finalmente EEUU) sufrió la ocupación de su territorio y posterior desmembramiento por las potencias imperialistas como resultado del Tratado de Sèvres. Mustafa Kemal Atatürk lideró el movimiento independentista de carácter nacional rechazando la ocupación militar de las potencias europeas dando lugar al establecimiento de la actual Turquía en 1923.
Turquía entró en la Segunda Guerra Mundial del lado de los Aliados el 23 de febrero de 1945, como un gesto ceremonial y se convirtió en un miembro de la Carta de las Naciones Unidas en 1945. La insurrección comunista en Grecia y la disputa por el paso de los estrechos sin condiciones para los buques de guerra soviéticos en 1946 serán el motivo para que EEUU, doctrina Truman mediante, intervenga militarmente desplegando hombres y material bélico en Turquía. Después de participar con las fuerzas de las Naciones Unidas en el conflicto de Corea, Turquía se sumó a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en 1952, convirtiéndose en un baluarte contra la expansión soviética en el Mediterráneo. Posteriormente (1952) entrará a la OCDE, a la OSCE, el G-20 en 1999. Turquía es desde 1963 miembro asociado a la UE y en 2005 comenzó su tramitación como miembro pleno.
Además Turquía disputa la referencia regional de un conjunto de países entre los que se encuentran Arabia Saudita, Jordania, los países del golfo y diferentes monarquías petroleras, e incluso Israel. Resulta obvio que Siria aparece en este contexto como el patio trasero de Ankara. Que Erdogan está interesado en la caída de Al-Assad para presionar con poner un gobierno débil y afín a su política militarista no es novedad para nadie. Que apoye, financie, entrene y abra sus fronteras para que las bandas de ISIS, Al-Qaeda y Al-Nusra penetren en territorio sirio, tampoco. Pero una cosa es operar con intereses propios dentro de la coalición de la OTAN y como miembro de la UE en Oriente Medio y otra sacar los pies del plato. A principios de este año Erdogan amenazó con invadir con tropas terrestres a Siria para poner fin al gobierno de Al-Assad. Moscú recurrió, por primera vez luego de la desintegración de la URSS, el poder disuasivo de su arsenal militar. Meses antes un avión F-14 turco derribó un caza ruso dentro de territorio sirio. La tensión aumentó a niveles sólo conocidos en la época de los misiles en Cuba: Turquía había forzado a Rusia a mostrar los dientes, y a incrementar su presencia aérea y naval en el conflicto. Como decíamos en nuestra declaración a las pocas horas del golpe: La política regional es también un condicionante inevitable para entender la situación.
Hay que recordar que Turquía es un miembro clave de la OTAN en los últimos años. La participación en las intervenciones de la alianza atlántica encabezada por EEUU en Libia, Irak, Afganistán y particularmente en Siria, da cuenta que de ninguna manera la vocación islamista ha sido un obstáculo para servir a los intereses imperialistas.
No obstante, en los últimos tiempos se han registrado cambios políticos en la región que aún están en desarrollo. Así, a finales de junio el presidente Erdogan decidió pedir disculpas a Rusia por el derribo de un avión Sukhoi. La carta fue hecha pública por Putin y comenzaron a avanzar las negociaciones. Dentro de los puntos tratados quizás lo principal es la construcción del gasoducto Turkish Stream. De construirse, este gasoducto comunicaría a Rusia con el sur de Europa a través del Mar Negro y Turquía, evitándose el problema de atravesar Ucrania. Junto con esto, funcionarios turcos de primer nivel siguieron dando señales de distención de sus relaciones con Irak y Siria, lo que hace tambalear el marco de alianzas de EEUU en la zona.
Dos resultados se derivan de los sucesos de Ankara. El primero es que la inestabilidad del socio mayor de la UE y de la OTAN en Medio Oriente resienten el desarrollo de las operaciones en el frente de guerra sirio: hoy se desarrollan feroces combates en las afueras de Aleppo, capital del ISIS, y la ofensiva coordinada de Al-Assad y Rusia parece tomar la delantera. De confirmarse esta línea de desarrollo, Putin se anotará un triunfo grande en lo que respecta en mantener sus zonas de influencia. El segundo, es que la escalada terrorista del estado turco hacia los opositores de Erdogan está cobrando numerosas víctimas y se discute el establecimiento de la pena de muerte, cosa que alarma a la UE y que Alemania salió a aclarar que, de ser así, se revocará su membrecía parcial en la UE. Los luchadores kurdos en primer lugar y todo el arco de la oposición que conforma el HDP (Partido Democrático de los Pueblos) son las principales víctimas de la política derechista y asesina de Erdogan.
La inestabilidad es la regla de estos tiempos. Sólo la lucha de los pueblos contra el dominio imperialista y la guerra, con el establecimiento de democracias populares en extensas zonas de Oriente Medio podrá poner fin a tanta muerte, sufrimiento y dependencia.
Roberto Craviotto
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