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Justicia por Javier
Una vez más el narcotráfico derrama sangre trabajadora en un barrio de nuestra ciudad. El escenario es Villa Banana, donde el “Pandu”, de un tiro, terminó con la vida de Javier, trabajador de la construcción, padre de familia y esposo de nuestra compañera Liliana.
El “Pandu” era el jefe del kiosco de droga que los vecinos de Villa Banana tumbamos en diciembre de 2012, vecinos que, cansados de denunciar a la policía la existencia de un kiosco y los actos de violencia que esto conlleva, nos juntamos y luego de discutirlo, aunque todavía temerosos, tomamos la decisión de tirarlo abajo. No solo lo tiramos abajo sino que además comenzamos a construir un centro comunitario en el que actualmente nos convocamos chicos y grandes.
Lo más indignante es que si bien hemos logrado transformar aquel espacio, el “Pandu” continúa con su venta de drogas, sus transas y sus soldaditos. En el día de ayer decidió asesinar a Javier de tres tiros en el abdomen. No fue un enfrentamiento narco, lo que hace este hecho es ratificar al “Pandu” como dueño de esa parte de la Villa. El “Pandu” tiene un sobrino reconocido por los vecinos por su no grata costumbre de robar casas, pero a su vez porque goza de la protección armada de su tío, quien defiende a los tiros su sangre.
Ayer era la segunda vez que entraba a robar en la misma casa. Lo que se comenta en el barrio es que quieren echar a los dueños para montar allí un nuevo bunker.
Hasta ahí los hechos. Ninguna novedad, solo cambiando algunos nombres, las historias se repiten. Se repiten los tiros, se repiten las disputas pero lo que empeora la situación es que también se repite una historia electoral. Mientras los políticos se preocupan por sus fórmulas electorales los vecinos somos víctimas de los enfrentamientos, víctimas de la complicidad de los gobiernos y la policía en el gran negocio del narcotráfico. Sabemos que el megaoperativo de gendarmería no fue más que una intentona de cintureo del gobierno nacional para profundizar las acusaciones al PS y la policía de Santa Fe, pero es importante repetirlo: si la Argentina “no produce drogas”, pues por algún lado entra, esa entrada desnuda la complicidad de la gendarmería en el negocio. La gendarmería no está menos corrompida que la policía de Santa Fe. Los hechos lo demuestran.
Mientras tanto, las condiciones de vida de los vecinos de Villa Banana son paupérrimas: balaceras, está minado de ratas y lauchas, las zanjas no dan abasto, la electricidad es un peligro, las viviendas son indignas, la escolaridad de los pibes es incierta. La carrera electoral está abierta, pero, los que formamos parte de Comunidad Rebelde estamos convencidos de que la única elección que va a cambiar las cosas es la de elegir la calle para luchar por nuestro derechos, estamos convencidos de que nuestra lucha contra el narcotráfico, por salud, trabajo y vivienda dignas no entra en ninguna urna.
El pasado lunes 9 desde la esquina de Boulevard Oroño y Pellegrini salió una movilización exigiendo justicia por Javier y por las víctimas de los enfrentamientos narco, que contó con la participación de varias organizaciones sociales y políticas.
L. S.
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